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Lucia también aprovecha para posar cuando tiene oportunidad y ver qué puede mejorar para que sus clientes se sientan a gusto. Ruth Ochoa

Fotógrafa de moda en Bilbao

De Bilbao a la Fashion Week de Milán: la fotógrafa de moda de Zurbaranbarri que 'caza' a las influencers con más estilo

Lucia Vittoria Sabba vino a la villa hace once años para estudiar y se quedó «por amor». Es responsables de muchas imágenes que seducen a los vascos en catálogos y webs. «Me gusta contar una historia de manera visual»

Miércoles, 20 de septiembre 2023

Lucia Vittoria Sabba anda a estas horas haciendo una maleta, la que se va a llevar a Milán. Esta fotógrafa italiana -«del sur, de Puglia»- afincada en Bilbao repite en la Fashion Week de la ciudad transalpina. «Es un trabajo que me encanta», reconoce. Y los ojos le brillan. Esta profesional tiene su estudio en el barrio de Zurbaranbarri, un lugar donde el pulso urbano se ralentiza y con unas vistas increíbles del Botxo.

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Lleva en la ciudad once años. «Vine a estudiar un máster y me quedé, como casi todo el mundo, por amor», ríe. Y aunque parezca que la villa da menos oportunidades a los fotógrafos de moda, ella no parece estar de acuerdo. «Hay oportunidades y desde que llegué hasta ahora, ha cambiado mucho», admite esta mujer que se formó y trabajó primero como directora de arte y escenógrafa.

«Me gusta contar historias de manera visual», señala. Y no es raro verla mirando a todos los sitios y con el radar encendido. Es capaz de verlas allí donde otros ni las intuyen. «Hay que estar muy despierto, claro, jajajaja». La labor que hace normalmente es para empresas, negocio o diseñadores. Y disfruta creando la atmósfera necesaria para transmitir algo. ¿Nunca han sentido algo especial al ver el catálogo de una tienda de moda? Pues eso es lo que ella busca... y consigue gracias a una sensibilidad muy especial.

Lucia Vittoria Sabba

Sin embargo, estos días va a Milán a todo lo contrario. Su objetivo es cubrir algunos de los desfiles desde fuera, lo que se llama en el argot el 'street style' de quienes acuden: las propias modelos, las influencers, los invitados... Y aquí no se puede preparar nada. «Tienes que estar ahí y captar el momento. Es otra manera diferente de trabajar, pero a mí me gusta porque me enriquece, hace que no se me olvide lo necesario que es también la faceta de la inmediatez».

- ¿Es trabajar a lo paparazzi?

- Totalmente, con la diferencia de que aquí se dejan hacer fotos. En muchos desfiles acondicionan un espacio para que posen para nosotros.

- Pero es como la guerra, todos juntos, apelotonados... Tendrán que luchar por el sitio bueno.

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- Pues la verdad es que nunca me he encontrado estas situaciones. Normalmente hay respeto y compañerismo. Y las influencers lo ponen fácil: son cercanas, simpáticas y muy dispuestas.

Tampoco hay una sola foto buena. Puede ser igual de atractiva una en una esquina, que otra de frente. «Se trata de captar momentos. En una de las mías que más me gustan sale la influencer y por detrás justo pasaba un camión amarillo que potenció todo». Este año, además, contará con sus imágenes lo que pase en la capital lombarda a Bizkaia Dmoda.

El papel democratizador de las influencers

Hace algunos años que decidió ir a las pasarelas de moda más importantes para captar estos momentos. Y le resulta curioso la diferente personalidad de cada una de ellas. «Milán es muy internacional y muy abierta. Londres, todo lo contrario, todo va por invitación, no se conocen la ubicación de los shows...», explica.

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- ¿Y las semanas de la moda españolas?

- Pues son más feria que pasarela. Están organizadas desde otro punto de vista, con otro concepto.

Con tantos años de experiencia es inevitable hablar de cómo ha cambiado ese mundo. «Antes se veía más elitista e inalcanzable. Ahora no, y en ello han jugado un papel muy importante las influencers», esas figuras por las que ella siente una especie de debilidad. Si se le pregunta por las que más le gustan, sorprende porque su belleza no es canónica.

Lucia Vittoria Sabba

«Me gustan las personas que tienen algo especial o diferente», explica. Es decir «algo que cuente algo». Esa necesidad de narrar con imágenes se repite mucho cuando habla de su trabajo. Aquí poco es fruto de la casualidad. «A veces veo gente por la calle y les abordo. Hablo con ellos, les ofrezco hacerse fotos conmigo...»

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- ¿Y no la miran como una loca?

- Jajajaja. A veces sí. Bilbao es una ciudad más bien tradicional, pero poco a poco suena menos raro este tipo de conversaciones.

Este agosto, durante las fiestas, se fijó en una chica «con una melena larguísima que se movía de una manera especial». «Me acerqué, hablamos y al final le acabé diciendo si se animaría a una sesión». Le dijo que en Argentina, su país, era modelo, para que vean que ojo le sobra a Lucia.

La «barrera» de la cámara

Su trabajo destila una sensibilidad y una elegancia poco común, también serenidad, como la que transmite ella al moverse y al hablar. Precisamente esto último lo hace mucho con quien se pone a tiro de su cámara. «Es fundamental crear un vínculo con la persona a la que vas a fotografiar, conocerla, que se sienta cómoda... Así consigues mejores imágenes».

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- La cámara da miedo. Eso es innegociable.

- Y es normal. A mí me gusta ponerme en el otro lado y lo entiendo. Ten en cuenta que es un aparato que te impide ver el rostro del fotógrafo, interaccionar... Te sientes observado, en el centro... Afortunadamente, con las cámara sin espejo (esas que permiten ver la escena en una pantalla y no en el visor) esa barrera se elimina.

- ¿De verdad existe el lado bueno?

- Se trata de conocerse, hacer pruebas, iluminarse de maneras diferentes.... Pero sí, claro, todo el mundo lo tiene.

«Nuestra ropa es una tarjeta de presentación. Hay que cuidar lo que dice de nosotros»

R.O.

¿Qué se lleva en la maleta una fotógrafa que va a cubrir la semana de la moda en Milán? «Solo voy con una mochila», confiesa Lucia Vittoria Sabba. Le gusta viajar ligera y más a este tipo de eventos, Pero no pierde de vista que aunque los protagonistas son otros, ellos, los profesionales de la imagen, también tienen que cuidarla. «No iría nunca en chándal», admite. «Al final, la ropa, la moda, es la tarjeta de presentación de cualquiera. Hay que cuidar lo que dice de nosotros». Eso no quiere decir renunciar a la comodidad o ir de una marca de arriba a abajo.

«Mi armario es muy confuso, jajajaja. Me encantan las chaquetas, pero me faltan pantalones. Y doy mucha importancia a los complementos», señala. Estos días, en Milán (desde donde va a dar cuenta a Bizkaia Dmoda de lo que se cuece) irá seguramente con vaqueros y jugará con las partes de arriba, los collares y el calzado. «No llevo tacones a estos eventos, pero sí zapatos que digan algo, especiales...».

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