Ver fotos
La azafata de vuelo de Barakaldo que apostó por su sueño y diseñará para Gucci
A los 35 años, Lorena Alonso dejó su trabajo como auxiliar de vuelo para dedicarse a la moda, su gran pasión. Tras graduarse en la prestigiosa escuela de diseño Esmod de Dubai, ha sido elegida por la firma de lujo italiana para formar parte de su equipo creativo durante al menos un año
Lorena Alonso no olvidará los rotuladores con forma de ratón que su padre le trajo cuando era pequeña de un viaje de trabajo por Sudáfrica. Un recuerdo de su infancia muy diferente al que conservan sus padres, que lo que no olvidan es que su hija, que era «calladita y muy responsable», se les perdió dos veces en plena calle: la primera en Plentzia cuando tenía tres años y la segunda en Nerja, en Málaga, ya con siete. Pensaron que se había quedado atrás jugando con sus primos, pero en ambas ocasiones Lorena se paró a contemplar a dos artistas callejeros y, fascinada con su talento, se abstrajo de todo lo demás. «Tuvieron que venir a buscarme al centro de socorro, menos mal que me hice mayor y aprendí a volver a casa sola», bromea esta diseñadora baracaldesa de 40 años. Ahora aquella niña de enorme creatividad y una sensibilidad especial hacia el arte se ha convertido en la única representante europea seleccionada por Gucci, mediante un concurso realizado a nivel mundial, para unirse al equipo de diseñadores de la firma de lujo durante un año y con posibilidad de quedarse después. Si entrar en la maison italiana es una oportunidad única para cualquier modisto, en el caso de Lorena es «la pera limonera», como ella misma lo define. ¿Por qué? Porque a los 35 años hizo «borrón y cuenta nueva», dejó su trabajo y apostó por su sueño.
Su pasión por viajar y «curiosidad por descubrirlo todo» le llevaron a graduarse en Turismo por la Universidad de Deusto y a formarse después como azafata de vuelo. Durante once años, ha trabajado en diferentes compañías aéreas, lo que le ha permitido «viajar por todo el mundo, disfrutar y aprender un montón». En este tiempo, Lorena ha vivido en Madrid, Dublín, Las Palmas de Gran Canaria, Tenerife y Turquía, hasta que en 2011 entró a trabajar en la aerolínea de lujo Emirates Airlines y estableció su residencia en Dubai junto a su marido, Iker, bilbaíno y piloto de avión. «Yo sentía que ya había extraído muchas cosas de mi profesión, que me había dado experiencias increíbles y a algunas de mis mejores amigas, lo que necesitaba era desarrollar mi creatividad». Así que a los 35 años dejó un puesto de trabajo estable para matricularse en la prestigiosa escuela de moda Esmod Dubai, donde destacó por ser una alumna aventajada. Recibió varios galardones con su primera colección, 'Gaia', confeccionada con tejidos que encontró en el tradicional comercio bilbaíno Rafael Matías y con un estampado creado por ella misma en casa que tradujo a textil mediante una impresora 3D. «Quería apostar por la sostenibilidad, la tradición y la innovación, resaltando siempre mis raíces allá por donde voy».
Tras graduarse en diseño de moda, se dio cuenta de que en Dubai tenía «pocas posibilidades» de hacerse un hueco en la industria, así que se trasladó a vivir a Barcelona junto a su marido con la intención de lanzar allí su propia firma, Lourêve. Pero una llamada este verano desde su universidad, volvió a cambiar el rumbo de su vida. La firma de lujo Gucci había contactado con las diez mejores escuelas de diseño del mundo, entre ellas la suya, dentro del programa 'Multicultural Design Fellowship Program', que pretende fomentar la diversidad e inclusión en sus equipos. La maison florentina buscaba en cada escuela a cinco estudiantes que debían demostrar su valía diseñando una colección cápsula para Gucci. Merecía la pena el esfuerzo porque la recompensa era suculenta: los diez elegidos -uno por cada centro- entrarían a formar parte del equipo de diseñadores de la firma durante un año y con muchas opciones de quedarse después.
«Me gusta arriesgar y aprender cosas nuevas»
Lorena no se lo pensó dos veces y se empleó a fondo para resultar elegida. Podía haber escogido el camino fácil al diseñar una colección de ropa, pero a ella el riesgo nunca le ha frenado. Si no se asustaba cuando se perdía de pequeña por quedarse a contemplar a los artistas callejeros, no lo iba a hacer ahora ante la oportunidad de su vida, así que presentó cinco modelos de zapatos. «No los había diseñado nunca, pero me gusta arriesgar y aprender cosas nuevas. No paré hasta que el portfolio quedó perfecto, hasta que ya no daba más de mí, no quería quedarme con la sensación de que podía haber hecho más».
El pasado 24 de octubre, ella y los otros 49 estudiantes de las diez escuelas internacionales de moda se reunieron en el majestuoso Palazzo Taverna de Roma para la ceremonia de entrega de premios. En el momento de enseñar el trabajo al jurado, esta baracaldesa ya marcó la diferencia. Mientras que el resto de los candidatos lo mostraron en un libro tradicional, ella se plantó en aquel impresionante palacio con una maleta vintage restaurada por ella misma en la que metió un portfolio con sus mejores diseños, un top de encaje y unos zapatos que creó con una impresora 3D... «Eso parecía una chistera pero quería que representara la vida que he llevado viajando por todo el mundo y que he redirigido para poder dedicarme a mi gran pasión», cuenta Lorena, que también lució para la ocasión una chaqueta de inspiración militar diseñada por ella.
Y así, con su coraje y su maleta a cuestas, convenció al jurado. Quizá también influyó que estuviese integrado por Alessandro Michele, el director creativo de Gucci. Un genio que con su llegada a la firma de lujo en 2015 la reinventó por completo, puso patas arriba el mundo de la moda y se atrevió con el monumental reto de crear una colección entera en solo cinco días. «Yo creo que buscaban a alguien dispuesto a arriesgar y yo lo he hecho con mi propia vida. Ellos propusieron un cambio radical en su firma apostando desde cero por algo diferente y nuevo. Y yo también, que dejé un puesto de trabajo fijo para luchar por mi sueño, cuando además ya tenía una edad... se empezaron a reir cuando cayeron en las coincidencias», recuerda. En marzo, se instalará en Roma para formar parte del equipo de diseñadores de la firma de lujo italiana durante un año. ¿Cómo harás para quedarte después? «Trabajo, constancia, trabajo y trabajo», responde con la ilusión de aquella niña que pintaba con los rotuladores con forma de ratón que le regaló su padre, pero también con la valentía de quien a los 35 años decidió empezar de nuevo.
