La mascota de... Lourdes Madow: «Le encanta subirse a las alturas y mirarte desde arriba»
Esta DJ y coordinadora de eventos de pequeña tenía miedo a los perros. «Las únicas mascotas que tuve fueron un jilguero y un canario que se llamaba Prince». ¿Y cantaba como el geniecillo de Minneapolis? «Cantaba mogollón, no callaba... ¡Era una pesadilla!»
Cuando empezó a valorar la idea de buscar un perro, Lourdes Madow tenía muy claras dos cosas: lo adoptaría en una protectora y se trataría ... de un animal adulto. «Quería un perro un poco educado, porque no me veía capaz de educarlo yo», explica. Pero, como ocurre tantas veces, la vida se cruzó en sus intenciones y acabó incumpliendo los dos requisitos. «Sole, la perra de mi amigo Fermín, había tenido cachorritos. Una tenía un colorido especial, con manchas, y me contaron que les recordaba a mí. ¡La llamaban Lourdes! 'Tiene que vivir contigo', me dijeron. Vi las fotos y era preciosa, cabía en la mano, con esas manchitas y esa cara...», relata la DJ, que durante muchos años ha sido residente en Fever y actualmente coordina eventos en Happy River y el nuevo Madame Lulu.
Así que Lourdes no tardó en verse con un bichillo diminuto en casa. «Al principio nos quedábamos mirando la una a la otra. Hemos ido aprendiendo juntas, paso a paso», resume. La perrita, que luce un lazo rojo de calaveras y estrellas a juego con el de su compañera humana, exhibe un comportamiento modélico: se sienta al sol, plácida e indiferente, con ese pelaje manchado que la hace parecer «mitad hiena».
Da la impresión de que, a fin de cuentas, la educación salió bien, ¿no? «Bueno, yo soy muy consentidora y se ha hecho caprichosa por mi culpa. También es muy territorial, muy defensora: si viene gente a casa, antes tengo que darles instrucciones, y con el cartero siempre hay bronca. Se pone a ladrar con ese tono tan agudo que tiene. Pero me quiere un montón. Bueno, es un perro, tendemos a humanizarlos, pero sí creo que me quiere. Los recibimientos son increíbles y le encantan los mimos, las caricias... Yo recomiendo a todo el mundo las siestas con perro, porque te relajas al momento».
Cepillos en el bolso
El gesto de la chihuahua le da cierto aire de perdonavidas. «Tiene una mirada muy intensa y le encanta subirse a las alturas y mirarte desde arriba. Yo creo que es por su tamaño, aunque ella debe de pensar que es un dóberman: los dálmatas no le gustan y siempre les ladra como si fuese un perro grande». Tampoco con su madre hace muy buenas migas: «Fermín tiene a Sole y se quedó con uno de los cachorros, Luna. Quedamos un día y pensábamos que iba a ser todo paz y amor, pero montaron trifulca. No querían que tocásemos a los perros del otro».
Lourdes se asombra al comprobar cómo la presencia de Roma –que se llama así por la palabra 'amor' al revés– ha revolucionado sus costumbres. «Yo he trabajado siempre de noche y no era mucho de pasear. Con ella me voy al Parque Europa, a Etxebarria, al Paseo de los Caños, al parque de La Encarnación... Soy un poco vaga y me sorprende tener tantas ganas de salir con ella. También le encanta la playa, le chifla corretear por la arena, pero ahí tenemos el problema de que no hay ninguna para perros, ni siquiera durante unas horas. Eso tendrían que mirarlo». Otro cambio importante en su vida se puede apreciar a simple vista en su falda negra: «Suelta mucho pelo y siempre tengo que llevar cepillos en el bolso. En casa necesito una Roomba como el comer, aunque cada vez que paso el aspirador tengo que llevar a Roma donde mis vecinas, porque veo que sufre».
La perra, amante del tofu y los yogures de soja, la contempla desde el suelo, un poco cómica en su imperturbable seriedad. «Sí, es seria y rara, como yo, aunque a veces la miro y digo: no puedo parecerme a esta, con su ladrido infernal».
Roma
-
Raza: chihuahua 'merle' con un 25% de pinscher.
-
Edad: 2 años y 5 meses.
-
Peso: algo más de 4 kilos.
-
Carácter: territorial, caprichosa y muy mimosa.
-
¿Alguna manía? Ladra a los dálmatas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión