La cuerda de Barrenkale: la guirnalda de Marijaia más festiva y reivindicativa de Aste Nagusia
El Brilli, vecino de 52 años y apasionado de las manualidades, lleva cinco años vistiendo su calle con una propuesta original que ya es parada obligada en las fiestas de Bilbao
Desde que apareció en el balcón del Teatro Arriaga para anunciar el inicio de Aste Nagusia, Marijaia se ha multiplicado por Bilbao. Está en pendientes, láminas, pulseras, bolsos, pañuelos... y ahora también en una guirnalda que cruza la calle Barrenkale y que se ha convertido en una de las imágenes más buscadas por bilbaínos y turistas. La instalación es obra de Rubén, vecino de 52 años conocido como El Brilli, un enamorado del diseño y de las manualidades que ha conseguido llenar de color uno de los rincones más transitados del Casco Viejo.
El Brilli no tenía un propósito concreto cuando empezó a confeccionar Marijaias en su propia casa, que se ha convertido en su taller improvisado. Allí, dos meses antes de las fiestas, arranca su particular trabajo. «Siempre he sido muy aficionado a las manualidades y, cómo no, Marijaia ha sido una de mis figuras favoritas de toda la vida», explica. Tras hacer y hacer, un día se le ocurrió que sería buena idea adornar la calle con sus piezas originales. «Fue hace justo cinco años. Tenía vecina nueva, se lo comenté y le pareció una idea estupenda, así que tiramos la cuerda de balcón a balcón y después colgué las figuras», recuerda. Al principio apenas eran unas cuantas, pero cada agosto la guirnalda ha ido creciendo hasta llegar a las once piezas que este año alegran Barrenkale.
Semanas antes de las fiestas, El Brilli va recopilando materiales como pompones, mariposas, flecos, camafeos, plumas, broches y lentejuelas que combina con goma eva y, además, busca ideas para dar un toque reivindicativo además de festivo a sus creaciones. «Este año he querido hacer un guiño a la situación en Gaza, y por eso una de las Marijaias lleva la bandera de Palestina», señala. Así, no es de extrañar que este rincón del Casco Viejo se haya convertido en uno de los más fotografiados durante la Semana Grande. Además, por la noche, la guirnalda se ilumina con varias luces solares. «Confieso que el primer año me asusté un poco, porque unos policías municipales se quedaron mirando la cuerda y pensé que quizá estaba cometiendo una ilegalidad», recuerda entre risas. Nada más lejos de la realidad: la patrulla también se animó a fotografiar la original decoración, como siguen haciendo este año tanto bilbaínos como turistas.
Broches de Marijaia
Animado por el éxito de su iniciativa, El Brilli también confecciona marijaias de menor tamaño dentro de su marca LPS ROBLAN, con la que elabora, entre otras piezas, broches de Marijaia que vende a cinco euros en bares del Casco Viejo como La Ley Seca, Luciano Berri, Negresko, Orain Taberna o Alai, además de en la librería Pernet de Santutxu. «Este año he hecho 350 y se están vendiendo bastante bien. Lo que más funciona es el boca a boca», asegura. Para elaborarlas utiliza cromos antiguos troquelados y les añade plumas, lentejuelas, purpurina, estampado de leopardo y dibujos de arrantzales, del Athletic, de la Virgen de Begoña en camafeo, perritos, gatitos... «Muchas veces son mis amigos quienes me traen cosas curiosas y me dan ideas. Hace poco, por ejemplo, me trajeron un pequeño metacrilato y ya estoy pensando qué hacer con él», comenta riendo.
La imaginación y el trabajo de El Brilli con su ya famosa cuerda no se limitan únicamente a las fiestas de Bilbao. «En verano me gusta poner flotadores, manguitos y hasta el típico balón de Nivea. Y en Navidad siempre decoro mi balcón con muchas luces solares. Fui el primero en hacerlo en esta calle y cada vez se anima más gente», celebra. Sus adornos le valieron el primer premio del Concurso de Balcones del Casco Viejo en 2023. «Ahora estoy preparando unas figuras con parras para las fiestas de Santa Ana de Bolueta y para los San Fausto de Basauri. Y hace tres años, los tasqueros de Barrenkale Barrena me encargaron confeccionar cien Marijaias y quedó chulísimo, pero a los dos o tres días habían robado la mayoría. Me dio mucha pena, aunque también alegría, porque significa que a la gente le gustaron», comenta entre risas. Con humor, creatividad y compromiso, El Brilli ha conseguido que la cuerda de Barrenkale sea ya parte imprescindible del paisaje festivo de Aste Nagusia.