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Una oficina de Getxo convertida en un apartamento con vistas a la ría
Andrea Diego y Vanesa Vergara, las interioristas de IN56, han sido las encargadas de llevar a cabo la reforma de 'Casa Mocca', un hogar inspirado en todo lo que rodea al exótico mundo del café
Muchas grandes historias se han fraguado alrededor de una taza de café. Novelas, acuerdos, parejas; cafés en soledad, cafés para dos, cafés para arreglar el mundo en un par de sorbos. Recién hecho por la mañana despierta los sentidos y su olor envolvente es sinónimo de hogar. Qué mejor punto de partida para construir los cimientos de una nueva casa. No sabemos si las interioristas Andrea Diego y Vanesa Vergara idearon este proyecto tintineando la cucharilla en una taza de café, lo que sí podemos asegurar es que se inspiraron en él para dar forma a la ilusión de sus clientes y futuros propietarios, que tenían una idea muy clara de cómo querían que fuera su nuevo apartamento. Por eso, el aroma de este fruto rojo y dulce convertido en líquido negro y amargo, y la esencia exótica de los cafetales, con sus colores y sus texturas, han servido al estudio de interiorismo IN56 para reconvertir un espacio obsoleto en un nuevo proyecto bautizado como 'Casa Mocca'. No podía tener otro nombre.
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Bien podríamos estar hablando de una hacienda colonial en una finca cafetera, pero nada más lejos de la realidad. A pie de ría, con vistas a la Basílica de Santa María de Portugalete y dejando a un lado la imponente estampa del Puente Colgante, este acogedor y recoleto apartamento puede presumir de ubicación en Getxo. Nadie diría tampoco que lo que ahora es una pequeña vivienda con todo tipo de comodidades para uno o dos inquilinos, albergaba antes unas antiguas oficinas. Y es que la pandemia ha convertido el cambio de uso en una tendencia al alza, generalizando la transformación de ciertos locales en lugares idóneos para vivir. Según explican desde la red Alfa Inmobiliaria, «con la generalización del teletrabajo y las dudas que existen de que volvamos a los esquemas tradicionales de trabajar principalmente fuera de casa, los centros de las ciudades se están llenando de oficinas vacías que bien podrían volver a su condición inicial».
Espacios aprovechados al milímetro
El trabajo de acondicionamiento de este espacio comenzó ubicando en el plano las distintas estancias: una cocina abierta con salón y comedor, un único dormitorio en el que se consiguió cierta amplitud, un exquisito cuarto de baño y un cuarto extra utilizado a modo de lavandería.
Nada más entrar, la madera de roble teñido envuelve con calidez el ambiente. Con ella se han creado estructuras de almacenamiento, muchos de los muebles y el revestimiento de algunas paredes. Nos recibe un gran armario que conecta el vestíbulo con el corazón de la vivienda, dando paso a la zona de día.
El pequeño detalle de los tiradores integrados en el propio mueble da sensación de uniformidad, aparentando un elegante muro cuando, por dentro, esconde mucho más. Dado el reducido espacio disponible, era importante realizar todo a medida para exprimir al máximo la funcionalidad de cada rincón. Aquí cada centímetro es importante, por eso este armario cuenta con almacenaje, un nicho para sentarse, una repisa y unas vitrinas retroiluminadas que escoltan la zona de la televisión. Un gran sofá angular en tonos tierra descansa sobre los ventanales panorámicos con privilegiadas vistas a la ría, estableciendo los límites del salón junto a una alfombra estampada.
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La cocina se anexiona a este espacio, también calculado al milímetro. En vez de la clásica mesa, se ha integrado la zona de comedor en la propia isla para ganar amplitud. Una fórmula que se completa con unos taburetes 'Magnum' de Sancal y las icónicas luminarias 'Skan' de Vibia, que permiten regular la intensidad y crear diferentes ambientes. Para establecer contraste entre el mueble oscuro y las paredes claras, las interioristas de IN56 decidieron arriesgar con un tono verde 'Comodoro', como guiño a los colores de los cafetales, para los muebles y paneles que ocultan los electrodomésticos de esta estancia.
Un único dormitorio preside la zona privada, donde se ha colocado un armario diseñado a medida por IN56. Tiene las puertas empapeladas y enmarcadas en madera y una zona central que se puede utilizar a modo de escritorio o tocador. Los espejos redondos retroiluminados también son de creación propia, fabricados por sus ebanistas. La cama, con cabecero de madera enmarcado bajo el ventanal, está vestida con piezas de Zara Home y Lo de Manuela.
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Entramos en el baño, una zona con ínfulas de spa que nos transporta al sudeste asiático. Tiene techos entramados que reparten la luz natural de forma caprichosa y está empapelado con un exótico estampado de tintes selváticos. La piedra, la madera de roble, el ratán y las luces indirectas se hacen las protagonistas de este espacio recogido y apacible. El alicatado es de porcelánico técnico de aspecto volcánico, natural e imperfecto, que ayuda a crear esa atmósfera tremendamente sensorial de la que presume el resto de la casa.
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