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¿Se puede vivir en un ático de 26 metros cuadrados? Un joven arquitecto de Bilbao lo ha conseguido con esta espectacular reforma
Borja Vildósola, de 30 años, reformó la vivienda del portero de 19 metros cuadrados, aprovechando su altura para construir una entreplanta y ampliar el espacio siete metros más, logrando así un coqueto ático sólo apto para los más minimalistas
«Muchas personas me contactan desde el momento de la compra para analizar las posibilidades de reforma que tienen las casas que les gustaría comprar. Creo que en Bilbao se apuesta por las viviendas de segunda mano porque no existe mucho espacio céntrico disponible para la edificación de viviendas de nueva construcción». Así comienza el discurso de Borja Vildósola, arquitecto de 30 años, que desde el 2019 se ocupa de reformar hogares al completo, planteando desde el diseño del proyecto y los espacios, al interiorismo íntegro y el mobiliario. Uno de sus encargos más llamativos y desafiantes hasta la fecha ha sido la obra de un reducido piso de 19 metros cuadrados en el que no había nada, y que convirtió, para un empresario de la ciudad, en un acogedor apartamento de 26 metros cuadrados y dos alturas, totalmente habitable, lleno de luminosidad y con mucho encanto. «Cada proyecto supone un reto y tiene sus complejidades, en este caso, sin duda, fue el hacer que cada rincón fuera útil, un trabajo muy milimétrico», añade este profesional.
Vildosola cuenta con atractivas transformaciones de casas en su portfolio, así como de algún txoko y espacios comerciales. Sus clientes tienen una media de entre 30 y 40 años, y su lema reza lo siguiente: «Te doy las ideas, la confianza y el mimo para transformar tu casa en un hogar». Este emprendedor disfruta y se motiva cuando le llaman familias que no consiguen atisbar el potencial de sus domicilios. «Les ayudo a resolver esa problemática y a construir algo con lo que estén cómodos y perdure en el tiempo», explica. Tras estudiar Arquitectura en la Universidad de Navarra, en Pamplona, este joven obtuvo una beca para seguir desarrollándose en el Departamento de diseño de exposiciones en el Museo Guggenheim de Nueva York. Más tarde, continuó formándose en el extranjero (Uruguay y Argentina) y, a su vuelta, se incorporó al Museo de Bellas Artes de Bilbao como arquitecto con una beca otorgada por la fundación Gondra Barandiarán. Desde el 2018, también ha estado involucrado con el Museo Guggenheim Bilbao en proyectos de exposiciones y ha ejercido en reconocidos estudios de diseñadores, rehabilitando casas y oficinas. Hoy, trabaja con clientes particulares y adapta el lugar en el que viven a sus necesidades, consiguiendo viviendas frescas y actuales.
Un 'mini-piso' con todas las comodidades
Realizar esta obra supuso todo un reto. En primer lugar, y con el fin de sacarle el máximo partido y ganar metros, se aprovechó la altura para construir una entreplanta. De esta forma, se habilitaron 2 estancias separadas en las que poder moverse cómodamente. Inicialmente, lo que era una casa de portero de 19 metros cuadrados, se convirtió pasados cuatro meses en un apartamento completo y atractivo de 26 metros. La primera planta se reservó para la cocina, el baño y el salón, mientras que el dormitorio y un armario completo se plantearon para el piso de arriba. Al ser una vivienda tan reducida, había un reto implícito difícil de resolver. «A la hora de conectar las dos plantas, perdíamos mucho espacio al colocar la escalera, con lo cual decidimos diseñarlas con una geometría tipo barco que permitía reducir su tamaño a la mitad», matiza Borja. Una elección meditada y acertada, al igual que el suelo laminado de madera (con resistencia a la humedad) que se colocó en toda la vivienda, y que lograba que todas las zonas quedaran abiertas y fusionadas visualmente, creando mayor sensación de continuidad. Los metros del apartamento se aprovecharon «a más no poder», y el resultado es el de un hogar especial en el que predomina el blanco para crear amplitud, a la vez que se ha mantenido la esencia y la pureza gracias a el uso de materiales naturales como la madera (también en las vigas de la entreplanta) y el hormigón.
En la primera planta, nada más cruzar la puerta de entrada, un armario espejo - que consigue expandir la luz y hacer que el espacio parezca más grande - nos da la bienvenida. Se accede directamente a la cocina, muy luminosa, ordenada y totalmente equipada con todo lo necesario: nevera, lavadora, lavavajillas, horno-microondas y hasta placa con doble fuego. Una puerta a la derecha nos conduce hasta el cuarto de baño, que resulta muy cómodo debido a la disposición en cada lado tanto de la ducha como del inodoro. El cristal antirreflejante de la ventana es un añadido más, así como las baldas para guardar enseres personales y decorar con toques de color. El muro localizado al salir del servicio se aprovechó para colocar una mesa de comedor, debajo de la ventana. Unas vigas de madera de pino sujetan el peso de la estancia de arriba.
El salón, que cuenta con doble altura, está decorado en tonos neutros para continuar con la sensación de armonía. Una pequeña mesa roja, de la firma Vitra, se fusiona a la perfección con el cuadro de Chillida y los muebles oscuros. Como anécdota, Borja se encargó de adquirir y restaurar la lámpara del salón en un mercado de Zorrozaurre, en busca de un toque más industrial y moderno. La escalera barco fue construida a medida, porque una de peldaño normal no hubiese funcionado. «Los peldaños en forma de L son una buena solución cuando no hay suficiente holgura en planta. En este caso, decidimos hacerlo así porque sino la escalera no hubiese entrado en el salón», afirma el bilbaíno. Un espacio de almacenaje debajo de las escaleras descubre unas baldas, ideadas para colocar libros o llaves.
La esencia de la vivienda se ha mantenido también en el elegante dormitorio de la segunda planta. El hormigón y la estructura del ascensor son originales, lo cual aporta calidez y un toque de carácter. Los materiales tan puros ayudan a que parezca limpia y sofisticada. Además, el dormitorio cuenta con un buen armario de 2,5 metros que ayuda a resolver cualquier problema en cuanto a almacenaje de ropa y calzado. La luz es cálida e invita a acomodarse cómodamente bajo el techo abuhardillado. El resultado, un espectacular y funcional 'mini-piso' que cuenta con todas las comodidades.
No te pierdas la galería de imágenes de este reportaje para ver el antes y el después de este pequeño ático.