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Casa en Bizkaia (prefabricada y en Mungia)
La casa prefabricada de una familia en Mungia llena de luz, arte y librosLa interiorista Raquel Lázaro ha transformado una vivienda «incómoda y con mala accesibilidad» en un hogar de estilo nórdico que refleja las pasiones de quienes lo habitan
«Tu casa debería contar la historia de quién eres, ser una colección de las cosas que amas», suele repetir el televisivo decorador de interiores estadounidense Nate Berkus. Un hogar requiere ese toque único que refleje el carácter y los intereses de quienes lo habitan. La interiorista Raquel Lázaro, que fundó Lázaro Estudio hace casi una década en Bilbao siguiendo los pasos de su padre, el arquitecto Carlos Lázaro, ha transformado una casa prefabricada «incómoda y con mala accesibilidad» en un hogar con alma que alberga las pasiones de una familia aficionada a la lectura, la música y la fotografía. «Quisimos crear zonas que fomentasen su creatividad y el disfrute de sus aficiones. Y, además, diseñamos espacios de almacenamiento adecuados para libros, equipos musicales y de fotografía», explica. El resultado es un refugio luminoso y acogedor que combina el estilo belga con el diseño nórdico en una construcción prefabricada de dos plantas.
Esta casa de 220 metros cuadrados y cuatro habitaciones ubicada en Mungia rebosa luz y armonía. «Hemos combinado materiales naturales, como la madera predominante en los suelos, paredes y techos, con una paleta de colores neutros y suaves para crear una atmósfera acogedora», detalla la interiorista. Además, conservaron las paredes revestidas de madera, que aportan un carácter cálido y natural al interior de la vivienda.
Uno de los retos era hacer la casa más práctica y mejorar el acceso a la primera planta, ya que la escalera anterior dificultaba el paso. «Diseñamos una nueva más cómoda y con una barandilla estéticamente más ligera. Además, aprovechamos el espacio libre que queda debajo para crear cajones y aumentar la capacidad de almacenamiento de la vivienda».
El salón se ha ideado como el corazón de la casa, ya que es donde la familia pasa la mayor parte del tiempo. «Fue diseñado para integrar una librería abierta junto a una amplia ventana. Esta configuración permite la entrada de luz natural y crea un ambiente que invita al disfrute de las aficiones de la familia, que son el arte, la pintura, la lectura y la música», detalla Raquel. En esta estancia, de estilo nórdico, destaca el sofá de Serene Joquer, la alfombra de Nani Marquina y la mesa de centro de Zanotta.
Otro de los desafíos fue la apertura del hueco de la cocina mediante dos ventanales: uno orientado al bosque para que los propietarios pudiesen disfrutar de las vistas y otro hacia el comedor para maximizar la entrada de luz natural.
Para la cocina semiabierta al salón, Raquel se ha decantado por muebles en tono rosa empolvado de Cubro, firma española que personaliza cocinas de Ikea.
Uno de los mayores atractivos de la habitación principal y el baño son sus grandes lucernarios integrados en el tejado, que permiten contemplar el cielo mientras se disfruta, por ejemplo, de un baño relajante.
La habitación principal, en tonos blancos y grises, invita al descanso. «En los dormitorios, hemos optado por la moqueta, porque aporta calidez», cuenta la interiorista.
Esta casa prefabricada ya tenía su encanto gracias a la calidez de la madera y los amplios ventanales y lucernarios, que permiten la entrada de abundante luz natural. Pero la interiorista Raquel González ha conseguido potenciar sus puntos fuertes y plasmar su estilo propio creando un hogar acogedor y con personalidad que refleja las pasiones de sus propietarios. «El estilo de la casa puede definirse como nórdico, caracterizado por su simplicidad, funcionalidad y conexión con la naturaleza. Pero además refleja mi propio estilo como interiorista, ya que comparto gustos personales con los clientes», asegura.
