Antes y después: de piso oscuro a hogar luminoso para una madre y su hija en el centro de Bilbao

Las casas de revista, donde todo es de diseño pero parece que no vive nadie, han dejado paso a viviendas con personalidad que reflejan la identidad y el estilo de quienes las habitan. La arquitecta brasileña Fernanda Lima y la interiorista bilbaína Ane Moratalla, creadoras del estudio de interiorismo Moralima Studio, han reflejado los gustos e intereses de una madre y su hija en la reforma integral de su nuevo hogar, de 70 metros cuadrados y ubicado en Indautxu. Estas profesionales tuvieron que plantear una nueva distribución para ajustarse a las necesidades de sus clientas, ya que en la vivienda inicial la cocina era independiente, desaprovechando su orientación sur y la entrada de luz natural. Además, el salón no estaba cerca de la cocina, solo había un baño y faltaba almacenaje.

Las propietarias querían disponer de una zona de día muy luminosa y ganar amplitud con una cocina abierta al salón para compartir charlas y momentos en familia. El mayor reto al que se enfrentaron Fernanda y Ane fue precisamente en esta estancia. «Dentro de la cocina conseguimos establecer áreas diferenciadas aprovechando las antiguas chimeneas que la partían en dos. Lo que parecía un problema, al ser un espacio estrecho y alargado, se convirtió en una oportunidad para tener una zona destinada a cocinar y otra con desayunador y mesa de comedor con un banco a medida», detallan las fundadoras de Moralima Studio, que delimitaron la cocina y el salón con un cerramiento corredero de madera. «El cierre acristalado amplía visualmente el espacio y lo conecta con el resto de la vivienda», precisan. Además, instalaron un segundo baño en suite en el dormitorio principal, consiguiendo así dos habitaciones amplias y funcionales con grandes armarios.

En la zona del salón y el pasillo, colocaron unas molduras sencillas en las paredes que contrastan con la estructura de hormigón y que, junto a los toques de madera, las texturas naturales y los colores cálidos, crean un ambiente muy acogedor. En cuanto al pavimento, optaron por un suelo laminado en todas las estancias de la casa, a excepción de los baños, para aportar continuidad visual y dar una mayor sensación de amplitud.

El resultado es un lugar en tonos neutros y líneas limpias que transmite calma y sofisticación sin estridencias. «Los toques de color y las texturas los hemos conseguido con los papeles pintados, una solución estética que viste mucho las casas y, además, gustaba a la clienta». Los han usado para decorar la pared del cabecero en ambos dormitorios, pero también en los dos baños y en la cocina.

Las fundadoras de Moralima Studio también han aportado la nota de color con las obras de arte. Detrás del sofá, destaca el cuadro geométrico de la artista guipuzcoana María Aztiria, en la cocina, sorprenden las originales láminas con collages de Pilsferrer; y las pinturas abstractas inspiradas en la naturaleza de Marina Infante adornan la pared del cabecero del dormitorio principal.

Fernanda es arquitecta y ha desarrollado su trayectoria profesional en varios estudios en São Paulo y Londres. También ha trabajado en la empresa 'Foster + Partners', fundada por el prestigioso arquitecto Norman Foster. Ane dejó su trabajo en el sector financiero para redirigir su carrera y dedicarse a su pasión: el interiorismo. Sus caminos se unieron en Londres. «Teníamos amigos en común. Cada una trabajaba en un sitio, pero al cabo de unos años, las dos volvimos a Bilbao en la misma época por temas personales. Ahí surgió la idea de montar algo propio juntas», comentan.

Emprendieron el año previo a la pandemia, y, a pesar de las dificultades, fue todo un acierto. «En aquella época, hubo una especie de 'boom' en el sector. La gente pasaba más tiempo en casa y se empezó a valorar más el diseño, a hacer más cambios en las viviendas. Además, se tuvieron que habilitar espacios para el teletrabajo. Desde que empezamos, no hemos parado de realizar proyectos», celebran.

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