Zorrozaurre renuncia a las grandes torres para atraer inversores
Bilbao quiere adaptar el parque tecnológico a las necesidades de las empresas, que piden edificios con plantas de más de mil metros y menos altura
Zorrozaurre entra en un momento decisivo. Pero decisivo de verdad. Es el momento de dar el salto del mundo de las ideas, de los croquis ... y los bocetos, a la realidad. Al fin. En 2020 arrancará la urbanización de la isla, las obras para construir sus calles, su trazado urbano. Y de manera paralela comenzarán los trabajos para levantar los primeros edificios de viviendas en la punta norte. Pero hay un aspecto vital que aún está en el aire: qué hacer con el parque tecnológico. Es el elemento fundamental, el hecho diferencial en todo el proyecto, porque lo verdaderamente revolucionario a la hora de desarrollar esta lengua de tierra en medio de la ría es mezclar usos. La gente vivirá ahí, pero también trabajará. Sin empleo, sin generación de riqueza, nada de esto tendría mucho sentido.
¿Cómo va a ser ese parque tecnológico? ¿Cómo se va a gestionar? En eso está el Ayuntamiento de Bilbao. «2020 y 2021 será el momento de la verdad», asume el concejal de Desarrollo Económico, Xabier Ochandiano. Hay dos incógnitas por despejar: cómo y hasta qué punto se van a implicar el Gobierno vasco y la Diputación de Bizkaia en el reto (su capacidad para atraer empresas que den vida a la zona es mucho mayor que la del Ayuntamiento) y cómo va a ser el diseño de esas zonas empresariales para resultar atractivas a los inversores.
Como ya adelantó este periódico, hace tiempo que muchas voces apuestan por repensar el proyecto de Zaha Hadid porque no se adapta a las necesidades actuales de las empresas. Juan Carlos Sinde, gerente de la comisión gestora, ya ha asumido que la isla futura puede ser muy diferente a la que diseñó la prestigiosa arquitecta. «Las torres altas y estrechas son algo del pasado, ninguna empresa las quiere», remacha el concejal Ochandiano. Y eso es, precisamente, lo que ahora está en los planos.
¿Por qué ha pasado de moda este modelo? Porque las empresas piden plantas amplias, espacios diáfanos, lugares donde trabajar en grupos de manera transversal. Es decir, consumir el espacio reservado para actividad económica en horizontal, no en vertical. Porque tres pisos de 400 metros cuadrados apenas tienen salida; pero uno de 1.200 es un lugar apetecible. Así que se está revisando el plan especial de Zorrozaurre para que los inmuebles destinados a usos empresariales cuenten con plantas de entre 1.000 y 1.500 metros. Algo que ocurrirá a costa de perder alturas, ya que cada parcela tiene una edificabilidad fijada, es decir, los metros cuadrados máximos que puede tener el edificio que allí se construya en todas sus alturas.
El calendario
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2020 es el año en el que empieza la urbanización de la isla de Zorrozaurre y se debe definir de una vez por todas cómo será el parque tecnológico, que se dividirá entre las puntas norte y sur, y cuál será su modelo de gestión.
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2021 es cuando comenzará la promoción comercial para atraer empresas al Distrito Urbano de Innovación de Zorrozaurre.
Arquitectura y escultura
Además, está la cuestión del diseño. Hadid tenía una concepción de la arquitectura más bien escultórica; edificios con formas orgánicas, irregulares. Bonitos pero, a menudo, poco prácticos. Es decir, quedan rincones poco aprovechables. Y, en consecuencia, con unos ratios de rentabilidad poco competitivos.
Así que parece que el proyecto de Zaha Hadid para Zorrozaurre, al menos en lo que se refiere al parque tecnológico, va a sufrir un revolcón... «Hay que ser respetuosos con su plan y mantener el diseño vanguardista», matiza Ochandiano. Pero «al mismo tiempo hacer planes de detalle para definir exactamente cómo va a ser cada edificio». Un equilibrio aparentemente complicado lo de conjugar lo bonito y lo práctico, que hay que solucionar ya. Porque, por lo demás, la patronal vizcaína, Cebek, ve en la isla un entorno con gran potencial para sostener el desarrollo económico de la ciudad y de todo el territorio en el futuro.
El cambio de rumbo hay que hacerlo rápido. Durante 2020. Porque en 2021 la idea del Ayuntamiento es «empezar con la promoción comercial empresarial». Lanzar ya en serio anzuelos para que aquí se implanten empresas. Desde hace años los dirigentes municipales acuden a foros y congresos con el plan de Zorrozaurre bajo el brazo, pero con pocas concreciones que presentar. Ahora que arranca la urbanización cambian las cosas. Ya habrá un producto que se pueda tocar.
Las claves
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Trabajo en equipo. El Ayuntamiento busca la implicación del Gobierno vasco y la Diputación para captar a las empresas.
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Equilibrios. El plan es crear espacios funcionales respetando en lo posible los diseños audaces de Zaha Hadid.
«Juntos somos más fuertes»
En este proceso hay otro aspecto determinante: definir el modelo de gestión del parque empresarial. Puede sonar muy administrativo, pero tiene una relevancia vital. El Ayuntamiento quiere implicar al Gobierno vasco y la Diputación de Bizkaia sobre todo a efectos de promoción porque estas dos administraciones tienen mucha más llegada a las empresas, tanto vascas como de fuera. Y la proyección internacional que puede lograr Zorrozaurre si entra en las carpetas de ambas instituciones cuando viajan por el mundo a vender Euskadi o Bizkaia será mucho mayor que si es únicamente el Consistorio quien se lanza a promocionar su proyecto. Xabier Ochandiano tiene claro que «juntos somos mucho más fuertes».
Hay que tener en cuenta que el Ayuntamiento es propietario del 80% de los suelos donde van a estar los dos polos del parque tecnológico, en las puntas sur y norte. Si retiene la propiedad es para garantizar que ahí se desarrolla una actividad económica acorde con el modelo que persigue. Fundamentalmente, en tres sectores. Primero, servicios avanzados a la industria, «que ya generan el 23% del PIB de Bilbao». Aquí se incluyen ingenierías, estudios de arquitectura, diseño, servicios financieros, aseguradoras, firmas de telecomunicaciones... En segundo lugar estaría la economía digital; y por último, las industrias creativas y culturales. «Son sectores que están creciendo y que generan empleos de más calidad», dice el concejal de Desarrollo Económico.
Está definido lo que queremos. Pero no cómo lograrlo. Cómo gestionar el parque. Hay dos extremos que se descartan: una gestión puramente privada, que implicaría vender el suelo a empresas para que hagan lo que quieren; y lo opuesto, que sería ejecutar desarrollos íntegramente públicos para luego arrendar los edificios a los privados. Entre medias hay un mar de posibilidades. Dice Ochandiano que una opción es tirar de un modelo parecido al de la estación Intermodal, en el que mediante concesiones se desarrollen proyectos que reviertan en el Ayuntamiento en varias décadas y que éste siempre tutele lo que ahí se hace; o integrarse en la Red de Parques Tecnológicos de Euskadi, con las sinergias que eso generaría, tras ceder a esta entidad parte del suelo de Zorrozaurre; o crear una sociedad específica para la promoción y gestión...
Para tomar una decisión se está elaborando un informe que defina el modelo de gobernanza del parque. Y a partir de enero el concejal avanza que «profundizaremos» en los contactos con Gobierno vasco y Diputación para idear una estrategia conjunta. Porque cuando termine 2020 ya debería estar todo claro y listo para salir a vender Zorrozaurre en 2021.
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