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Las tres capitales vascas han diseñado unas zonas de bajas emisiones (ZBE) bastante diferentes unas de otras. La de Bilbao, la primera en estrenarse, ... es la más restrictiva. La de Vitoria, la última que se va a poner en marcha, será la más permisiva. Es como si los gobiernos municipales hubiesen ido modulando el tono, conteniendo sus énfasis, a medida que los ayuntamientos vecinos iban metiéndose en líos.
¿Por qué decimos que Bilbao tiene la regulación más restrictiva? Por varios motivos. Porque su ZBE es la más extensa al ocupar una superficie de dos kilómetros cuadrados, frente a 1,2 de San Sebastián y 0,64 de Vitoria. Porque a partir de junio ya no van a poder entrar los coches con categoría ambiental B, algo que en Vitoria no ocurrirá hasta 2030 y en San Sebastián hasta 2028. Y porque Bilbao es la única capital que no tiene exenciones para familias que tienen bajos ingresos.
Esto tiene que ver con uno de los aspectos más controvertidos de las ZBE, que ahora están analizando los tribunales: en realidad, el sistema no cierra el paso a los vehículos más contaminantes, sino a los más viejos. Porque las etiquetas ambientales se otorgan en función del momento en el que el coche fue matriculado (salvo la ECO y la Cero). Es cierto que, generalmente, un mismo modelo de coche es más contaminante cuanto más viejo es porque las normativas ambientales han ido ganando en exigencia y condicionan la fabricación. Pero también es verdad que hay vehículos nuevos, potentísimos, que contaminan mucho más que otros más viejos y más pequeños.
Como con cierta frecuencia quienes tienen los coches más viejos es porque no pueden comprarse otros más nuevos, al final a quienes termina penalizando las ZBE es a las familias con menos ingresos. En Vitoria y en San Sebastián han abordado este asunto con sendas exenciones. Los vitorianos permiten la entrada con vehículos sin distintivo ambiental a las personas que tienen unos ingresos brutos anuales inferiores a dos veces el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM). Eso son unos 14.400 euros para una persona; la cantidad va subiendo en función de que la unidad familiar sea más extensa. Los donostiarras directamente aplican la exención a las personas perceptoras de la renta de garantía de ingresos (RGI) o del ingreso mínimo vital (IMV).
En Bilbao no existe nada así. ¿Por qué? Fuentes oficiales del Área de Movilidad del Ayuntamiento señalan que han apostado por implantar «medidas más efectivas que efectistas» y aportan varios argumentos. El primero, que en el estudio previo de impacto de la ZBE se determinó que en los grupos sociales económicamente más vulnerables el impacto de la medida era «bajo». Porque generalmente, dicen los mismos medios, quienes tienen rentas más modestas no utilizan el coche, que es el medio de transporte más caro, para moverse por el centro de la ciudad. Como segundo argumento también apuntan a que el mismo estudio informaba de que «la renovación del parque móvil no se aceleraría significativamente en estos grupos».
En todo caso, «la mayoría de las personas que así lo deseen pueden mantener sus vehículos privados y optar por realizar viajes en el interior de la ZBE en modos de transporte sostenibles», porque en Bilbao el metro y el autobús funcionan bien. Y también es «accesible a pie y en bicicleta», añaden en el departamento dirigido por la socialista Nora Abete. Por último y como resumen, concluyen que con esa medida, con las exenciones a las familias más modestas, «no se conseguía el doble objetivo de reducir el número de vehículos contaminantes y propiciar el cambio modal»; en fin, que «se optó por medidas más efectivas».
Debe ser este asunto el único en el que están de acuerdo el Ayuntamiento de Bilbao y el Real Automóvil Club Vasco Navarro (RACVN). Hay que recordar que esta asociación ya ha presentado una demanda contra el Consistorio por la ZBE, y ha hecho lo propio en San Sebastián. Considera que las restricciones discriminan a las familias con menos renta y restringen derechos de un modo injustificado, toda vez que las autoridades municipales aseguran que la calidad del aire es muy buena.
Pues en lo de la exención a las familias con menos ingresos están de acuerdo con el gobierno local bilbaíno. El director gerente del RACVN, Eduardo Martínez, considera que «lo esencial de la ZBE es que se castiga a colectivos que no pueden comprarse un coche con una tecnología determinada, ese es el problema de serie». El hecho de hacer exenciones a las franjas más bajas de renta «es una especie de trampa, fingir que preocupan las clases más humildes, engañarse aparentando sensibilidad».
Al margen de todo esto, hay una cosa en la que Bilbao es menos restrictiva que las otras dos capitales vascas: los horarios. En San Sebastián y Vitoria la ZBE opera los siete días de la semana y las veinticuatro horas del día. La ZBE es ZBE todo el rato. En la capital de Bizkaia no: funciona de lunes a viernes, de siete de la mañana a ocho de la noche. Se entiende que es cuando más tráfico hay en la ciudad y, especialmente, en el centro. Sin embargo, este aspecto también ha sido cuestionado por penalizar a la gente que viene a trabajar pero no a quienes llegan para pasar el fin de semana.
Las ZBE son una imposición legal para las poblaciones de más de 50.000 habitantes. Pero cada ciudad tiene libertad para determinar la intensidad de las restricciones. Las hay que han solventado la obligación con cierta pillería, como cumpliendo con la ley sin que nada cambie. El ejemplo más claro es Pamplona, capital que ha decidido que la ZBE sea el Casco Antiguo, donde ya había limitaciones de tráfico, de modo que en la práctica no supuso ningún cambio.
Por muchos meses que pasen hay gente que se lo sigue preguntando y la respuesta es no, no hace falta poner la pegatina con el distintivo ambiental de la DGT en el parabrisas del coche. Ni en Bilbao, ni en Vitoria, ni en San Sebastián. Sí hace falta en otros sitios, como Madrid. Pero el sistema en las tres capitales vascas determina que no. Porque son las cámaras de la ZBE las que hacen el trabajo de leer las matrículas, conectarse con la base de datos de la DGT, y determinar quién está autorizado para entrar y quién no en función del distintivo ambiental que tiene. Pero es que incluso en alguna oficina de Correos, donde venden las pegatinas, dicen que hace falta. Pero no.
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