Ver fotos
Bizkaia recupera la tradición de Todos los Santos
Recuerdo. Los cementerios se volvieron a llenar tras la ausencia obligada del pasado año a causade la pandemia
Dos años después, el tiempo invitaba ayer a celebrar Todos los Santos. Los vizcaínos cumplieron con la tradición y regresaron a los cementerios, esos lugares ... de tristeza a los que tanto se ha echado de menos durante la pandemia. Porque esa costumbre, la de ir como mínimo una vez al año a visitar a los seres queridos que han acabado su camino, desapareció el año pasado de golpe por el virus. Ayer era una jornada para recuperar tradiciones. Miles de personas acudieron al camposanto de Vista Alegre, en Derio, que si bien con el paso de los años ha ido perdiendo asistencia, ayer emanaba actividad.
Desde el Ayuntamiento de Bilbao -propietario del camposanto- habían invitado a acudir de forma «escalonada», y las familias siguieron el consejo. Hubo mucho madrugador, como Mari Mar. Cada año solía ir sobre las 11.00 horas, pero ayer, para las 9.30 ya había adecentado, junto a su marido y su hija, el panteón familiar de 1908 en el que descansan su padre, su hermano y su abuela. Querían asegurarse un sitio para aparcar, porque «se preparan unas colas…», comentaba.
De hecho, las patrullas de la Policía Municipal desplazadas a Derio cerraban y abrían el paso a los vehículos en función de la ocupación del parking. Y los 'chóferes' familiares dejaban a los más mayores en la entrada mientras iban a buscar un hueco por los alrededores. «Un poco lejos» estacionaron María Ramos, su marido y su hermano. Van «cada fin de semana» a visitar a su madre (22 años sin ella) y a su padre (17). Esperaban al resto de la familia en la entrada, con ganas de estar juntos porque no poder celebrar Todos los Santos el año pasado «fue una pena muy grande».
Noticia Relacionada
«El año pasado no pudimos venir por las restricciones»
Entonces no estaba permitido salir del municipio de residencia, por lo que el cementerio municipal de Bilbao, ubicado en Derio, permaneció prácticamente desierto. Para recordar esos duros momentos, para homenajear a aquellos que se fueron en el peor de los silencios, el Ayuntamiento inaugurará en el primer trimestre de 2022 un memorial para recordar «a las personas que fallecieron en el momento álgido de la pandemia», confirmó ayer la concejala de Salud y Consumo, Yolanda Díez. Así, Bilbao saldará la «deuda» que mantiene con 961 familias en un proyecto que girará alrededor de «un espacio con agua continua, que querrá decir que la vida continúa aunque ya no estemos».
La edil cifró en «unas 20.000» las personas que acudieron a lo largo del día al camposanto. Niños corriendo, familias buscando el lugar de descanso de su ser querido, discusiones por el mejor lugar para colocar las flores... Y gente preguntando por las fuentes. Pilar Aroceta no encontraba una para coger agua y limpiar la lápida de su hijo, fallecido hace 40 años, y visitar la tumba de su marido, al que perdió hace siete.
«Reflejo de Bilbao»
En jornadas como la de ayer se confirma que hay costumbres tan arraigadas que son difíciles de olvidar. A Matilde Alonso, por ejemplo, le parece que «te falta algo si no vienes, le limpias y le pones el ramito». Lleva ya 50 años haciéndolo, desde que enviudó, y solo se saltó la cita una vez, el año pasado y por obligación.
Unos metros más abajo, una placa recordaba en uno de los muros a los fusilados allí mismo durante la Guerra Civil. Unas horas después, había también flores y fotos de los milicianos. Y es que, describió Yolanda Díez, «todos los hechos luctuosos, históricos, tienen aquí su representación; el cementerio es el reflejo de la ciudad, el reflejo de Bilbao».
El obispo dedica la misa a «los humildes» y a los que «les ha tocado sufrir»
«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos». Esa lectura fue la elegida por el obispo de Bilbao, Joseba Segura, en su primera misa de Todos los Santos desde que fuera confirmado en el cargo en mayo. En su homilía quiso dignificar a los «humildes», a esas «mujeres y hombres sencillos» que formaron parte de cada familia y a quienes «quizá les ha tocado sufrir y entregarse» más de lo que querían. En la capilla del cementerio de Vista Alegre, el máximo representante de la Iglesia en Bizkaia invitó a los presentes a que aspiraran a ser «un poco más santos», como esas personas a las que quería rendir homenaje, y que lucharon «por la paz, por mantener unida a la gente en la familia, en el barrio, en el trabajo...».
Segura recordó a «los pobres», a quienes tienen una vida «humilde, en la que hay mucho llanto», y en la que «los sueños no se cumplen». Ellos pueden tener «la certeza» de que Dios les acogerá «en su corazón». Animó a ser como esas personas, a asumir los «difíciles retos que nos pone el evangelio», como amar «al prójimo más que a nosotros mismos». Algunos, dijo, «han cumplido con ello», y ahora «nos inspiran y nos hacen creer en la bondad, el sentido del sacrificio y en la construcción de la paz en una sociedad en la que hay tantos líos, tantas tensiones, tantas barreras que nos separan».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión