El virus infecta al transporte público y bendice al coche
Giro en la movilidad. Las restricciones en autobuses y metro para evitar contagios auguran un aumento del tráfico privado en una red vial que ya está al límite
Tantos años invirtiendo millones y millones en tener un transporte público puntero, convenciendo a la gente de que esa es la mejor manera de desplazarse, ... para esto. Para que llegue el coronavirus y lo eche todo por tierra. Para que ahora se perciban los autobuses, los trenes y los metros como focos de contagio y que las administraciones incluso recomienden usar el vehículo privado. Lo nunca visto. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha llamado a los trabajadores a acudir a sus empresas en coche, y lo mismo ha aconsejado a los funcionarios vascos el portavoz del Gobierno de Lakua, Josu Erkoreka.
Al mismo tiempo, el aforo máximo en los transportes públicos se ha reducido a la mitad para evitar aglomeraciones, una medida que el Ministerio de Transportes ha tomado el pasado domingo y que se prolongará durante el tiempo que dure el estado de alarma. Al menos, dos semanas más ¿Luego se volverá a la normalidad? Muy posiblemente, no. El miedo de la ciudadanía a los contagios se mantendrá mientras el Covid-19 sea una amenaza, y será una amenaza mientras no haya una vacuna. Es decir, durante más de un año. Mucho tiempo con miedo a las aglomeraciones, al contacto con otra gente y, por extensión, al transporte público.
Resumiendo: una buena cantidad de personas se pasarán al vehículo privado. Un viraje en el mundo de la movilidad que pondrá en jaque a la red viaria (ya saturada en las horas punta) y a las ciudades (donde apenas caben más coches). Ya se ha visto en China, que nos lleva un par de meses de ventaja en toda esta aventura. Dos de cada tres ciudadanos que no tienen coche en ese país manifiestan su intención de comprar uno en los próximos seis meses. Porque este medio de transporte ha pasado a ser el preferido en el Gran Dragón, desplazando al transporte público, según un estudio del instituto de investigaciones de mercado Ipsos. Los efectos en términos de contaminación pueden ser demoledores.
Aquí, en el mundo occidental, y en España en particular, podría ocurrir lo mismo. Un fenómeno, además, que estaría impulsado por la particular situación de la industria del automóvil: abril ha sido el peor mes de la historia en cuanto a ventas. En Euskadi sólo se han matriculado 60 coches, un 98% menos que en el mismo periodo de 2019. Es cierto que ha sido un mes de parón, de confinamiento, pero el impacto en el sector ha sido brutal. Y todo apunta a que cuando tome ritmo el regreso a la actividad, los concesionarios tratarán de conseguir liquidez y dar salida al stock que han acumulado con precios de derribo. En fin, que por un lado habrá gente con ganas de vehículo privado, y por otro lado habrá un montón de vehículos disponibles para la venta y a muy buen precio.
Muchos fuegos que apaga
¿Es así de fácil? «Depende», matiza Noemí Navas, portavoz de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac). Las restricciones en el transporte público y el temor que genera a alguna gente compartir esos espacios «sí fomentará el uso del coche, pero, ¿qué coche?» Se refiere a que, a partir de ahora, llega un momento de crisis «e incertidumbre, y eso limita la inversión de los consumidores». De modo que una buena parte de quienes necesiten cuatro ruedas acudirá al mercado de segunda mano. «Muchos compradores se irán a vehículos de más de 15 años», los más baratos pero también los que generan más emisiones contaminantes. En el mejor de los casos está el mercado de ocasión, que ya acumula un stock de más de 200.000 vehículos seminuevos. De una u otra forma, se produciría un gran deterioro del parque móvil. Por eso los fabricantes piden ayudas públicas que incentiven la adquisición de coches nuevos, lo que, a su vez, daría oxígeno a una industria vital para el tejido productivo tanto español como, sobre todo, vasco. Lo malo es que las arcas públicas tienen tantos fuegos que apagar ahora...
La contaminación es solo una parte del problema. La otra, quizás la más sangrante por inmediata, es la movilidad. La situación es endiablada porque la red viaria vizcaína, las carreteras, ya está al límite de su capacidad. Antes de esta crisis sanitaria se veía todos los días con los atascos en la Avanzada, en Rontegi, en la recta de Max Center, en los accesos a Bilbao... Tal es la insuficiencia del sistema actual que el proyecto estrella de la Diputación es construir una autovía bajo la ría para aliviar Rontegi. Pues bien, ¿qué ocurriría si a un sistema que ya está al límite de su capacidad se le sumasen miles de coches más de gente que hasta ahora iba en metro, tren o autobús? El colapso.
En un escenario así solo habría margen para una solución: llenar más los coches. Es decir, que en cada vehículo viajase más gente. Es la conclusión a la que ha llegado Iosu Ramírez, director de la consultora Leber, que asesora al Ayuntamiento de Bilbao en materia de movilidad. Ahora mismo los coches que se desplazan en el área metropolitana tienen de media una ocupación de 1,1 personas. «Si se llegase a dos viajeros aumentaría un 80% la capacidad utilizada», dice el experto. Por poner unas cifras: justo antes de esta crisis entraban a la capital de Bizkaia unos 90.000 coches al día, la inmensa mayoría con solo una persona dentro. En transporte público, por su parte, llegaban unas 85.000 personas. Pues bien, si se redujese a la mitad la capacidad de metro, tren y autobuses, esas 40.000 personas que se quedarían fuera podrían ser fácilmente absorbidas por los 90.000 coches casi vacíos que en las horas puntas dibujan una serpiente multicolor y hueca sobre el asfalto.
Paro y teletrabajo
Es un planteamiento teórico pero tiene mucho sentido. Aunque, claro, todo está en el aire. Porque entran en juego muchos otros factores. Por ejemplo: hay muchas posibilidades de que en los próximos meses se reduzcan las necesidades de transporte y, por lo tanto, las dimensiones del problema de la movilidad no lleguen a ser tan grandes. ¿Por qué? Porque mucha gente haya descubierto que el teletrabajo es una buena opción y ya no tenga que ir todos los días a la oficina. O quizás el aumento del desempleo con el que se cuenta opere el efecto, igual que en la crisis anterior, de reducir en gran medida los desplazamientos.
¿Y si todo esto no es suficiente para compensar el aumento en el uso del vehículo privado? Siempre se habla de distintas medidas para hacer más atractivo y seguro el transporte público, para evitar masificaciones. Por ejemplo, aumentar las frecuencias. Una solución en la que, según Ramírez, hay poco margen porque los actuales medios están dimensionados para satisfacer las necesidades del servicio en las horas punta. Hay ciertas «holguras», sí, pero ofrecen poco margen de mejora. Es decir, el metro poco puede incrementar en frecuencias a las ocho de la mañana porque tiene un número de convoyes limitado y «técnicamente es difícil tener frecuencias cada menos de dos minutos». ¿Y si se evitan las horas punta dando las empresas mayor flexibilidad a sus empleados para entrar en el trabajo? Aquí el director de Leber también tiene sus reservas porque entre las 7 y las 10 de la mañana cualquier desplazamiento de gente de una franja a otra generaría un problema. Es un espacio de tiempo con 'horas punta' sucesivas.
Xabier Arruza, coordinador de Bilbao Urban & Cities Design, una asociación y laboratorio de ideas sobre estrategias urbanas, apunta otra opción: mejorar el reparto modal en el área metropolitana. Es decir, aprovechar mejor el tren y Bizkaibus, por ejemplo, para descongestionar el metro. Se podrían potenciar servicios directos entre dos puntos para hacer más atractivos estos modos de transporte. «Incluso se podría considerar su gratuidad durante un tiempo», arriesga.
OTA y parkings
El aumento en el uso del coche particular tiene consecuencias fatales no solo en las carreteras. También en la ciudad. ¿Qué va a hacer Bilbao si empiezan a llegar miles de coches más? Eduardo Martínez, director general del Real Automóvil Club Vasco Navarro (RACVN), comienza apuntando que en estos momentos se revela que «nunca deberíamos haber sacado los coches de las ciudades» y que en momentos de dificultad se aprecia «la utilidad del transporte privado». Pero el problema está ahí, ¿qué hacer con todo ese tráfico que podría llegar a una ciudad que no está preparada para absorberlo? «El Ayuntamiento debe buscar soluciones. Por ejemplo, llegar a convenios con parkings privados para ofrecer tarifas especiales, o dar salida a las miles de plazas públicas vacías porque están mal gestionadas. Y quitar la OTA».
A Alfonso Gil, concejal de Movilidad, ni se le pasa por la cabeza. «Si permitimos que entren más coches en el sistema, hará crack. La OTA es fundamental para evitar que llegue más gente en vehículos privados». Pero, ¿y si llega? ¿Y si no tiene más remedio? «Hay que hacer lo posible para que el transporte público dé de sí». Y, si no, incluso potenciar otros medios hasta ahora denostados como el patinete para desplazamientos interurbanos.
«Estamos metidos en un banco de pruebas», describe Iosu Ramírez, de Leber. Podemos aprender muchas cosas. El problema, añade, es que se genere «una inercia» en el uso del transporte privado de la que no haya vuelta atrás. Entonces sí que nos meteríamos en un buen lío». Otro.
Las cifras
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90.000 coches entraban cada día laborable en Bilbao antes de la crisis sanitaria.
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1,1 personas viajan en cada vehículo privado. Es decir, casi siempre el conductor va solo.
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85.000 personas son las que llegaban a la capital vizcaína cada jornada en transporte público.
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850.000 desplazamientos internos había en Bilbao cada día. La mayoría, 550.000, a pie.
Puntos de vista
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Alfonso Gil | Concejal de Movilidad «Si permitimos que entren más vehículos privados el sistema hará crack»
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Iosu Ramírez | Director de la consultora Leber «El único margen que nos queda para solucionar el problema es que los coches lleven a más gente»
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Noemí Navas | Asoc. Frabricantes de vehículos «Se va a disparar la venta de vehículos con más de 15 años si no hay ayudas para comprarlos nuevos»
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Xabier Arruza | Bilbao Urban & Cities Design «Hacen falta medidas para que el miedo no arrastre a la gente al coche privado»
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Eduardo Martínez | Real Automóvil Club «Los ayuntamientos han de ofrecer soluciones, como tarifas especiales en parkings privados»
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