Así es el viaducto sin pilares que sobrevolará el Bolintxu

La solución ideada por Manterola para unir los dos túneles de la segunda fase de la Supersur tendrá 220 metros «de luz» y discurrirá a 40 metros de altura

Domingo, 31 de marzo 2019, 01:42

El proyecto eterno de la Variante Sur Metropolitana tiene fecha de fin de obra: 2023. Será entonces cuando la Diputación de Bizkaia finiquite la segunda fase de la Supersur, un enlace de 4,5 kilómetros que unirá la autopista que circunvala la villa con la AP-68. La mayor parte de este nuevo trazado discurrirá bajo tierra a lo largo de dos túneles con dos carriles cada uno. Solo un pequeño tramo quedará al descubierto, el que salvará la vaguada del Bolintxu: un viaducto de 220 metros de longitud y a 40 de altura proyectado por Javier Manterola, autor del Puente Euskalduna y de otros dos que ya vertebran la autopista sobre el Cadagua y en Gorostiza.

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La carretera saldrá a cielo abierto en el puente del Bolintxu y volverá a adentrarse en la montaña otros 528 metros hasta llegar a Arrigorriaga. El viaducto unirá los dos tramos de túneles de la última fase de la autopista hasta la AP-68. Una lengua de asfalto de 220 metros «de luz» que se alzará a 40 de altura, sin pilares de ningún tipo –ni siquiera durante su ejecución– y con los estribos apoyados a ambos lados del valle, ocultos entre la vegetación. «Una viga monda y lironda», tal y como describía el ingeniero a este periódico hace un año, con la que minimizar el ruido y el impacto. «Un novedoso procedimiento –abundante técnicos forales– que permitirá construir el viaducto por abatimiento de arcos desde los extremos, reduciendo al mínimo las operaciones sobre el valle y actuando desde las plataformas de salida de los túneles.

Se pretende así «preservar» el valor ecológico y paisajístico del enclave, por el que discurre el arroyo del mismo nombre y crece un bosque de ribera con especies autóctonas. Desde la Diputación insisten en la adopción de medidas para garantizar «el menor impacto constructivo, acústico y lumínico», como actuaciones de reforestación y permeabilización ecológica. «Para salvaguardar en todo momento el entorno del Bolintxu, se ha dispuesto la eliminación de los caminos de acceso, definidos en el proyecto de trazado, que generaban los principales impactos hidrológicos y de afectación a la flora y fauna». Las mismas fuentes recuerdan que la la excavación de los túneles se efectúa por una sola boca (la contraria al Bolintxu) para minimizar el tráfico de maquinaria pesada durante la construcción», reduciendo así afecciones a la vegetación de ribera y a los hábitats faunísticos asociados.

«Había perdido la esperanza de que lo construyeran», admite Manterola. Hace una década que diseñó el puente, el único tramo al descubierto en este enlace de 4,2 kilómetros entre el barrio bilbaíno de Peñascal y Arrigorriaga. Llegó a barajar hasta cinco soluciones, aunque solo dos se presentaron al Gobierno foral. La elegida es la más barata, aunque no la preferida el experto, que se decantaba por un «»tubo» similar al del TAV sobre el Ebro» que eliminaba todo el ruido del tráfico.

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