«Cada vez hay más cofrades, más público y las procesiones tienen más repercusión»

- Estos días son especiales, ¿no?

- Sí, claro. Para los cofrades y también para la gente, por toda esa belleza puesta en la calle con una banda, con los cofrades en silencio... Se crea una atmósfera de recogimiento que es muy propicia para la meditación y la oración. A mí eso me parece magnífico.

- ¿Qué siente cuando se pone el hábito?

- Es una experiencia especial. Nadie sabe quién eres, pero tú ves al público. Y, de alguna manera, te unes a él. Estamos al servicio de la gente, para crearle ese ambiente de meditación. Lógicamente, la estética nos ayuda.

- Los pasos son una obra de arte.

- Claro. Y luego está la banda. La música es fundamental porque te da el tono de la tragedia que se está viviendo.

- ¿Está garantizado el relevo generacional?

- En Bilbao, sí. Sólo hay que ver la procesión de la Esperanza o la de la Pasión. Y en la del Borriquito, que para los niños es como una atracción, hay un montón de chavalería. Sobre todo se ven jóvenes en las cofradías que son de colegios, como la de Agustinos, Escolapios, Jesuitas...

- ¿Cuándo entró en la cofradía de Begoña?

- En 1995.

- ¿Diría que ahora hay más o menos cofrades que entonces?

- Hay más, sin ninguna duda. Hay cofradías que suben y otras que bajan. Pero en términos generales hay más cofrades, más público y las procesiones tienen más repercusión.

- Pero la sociedad es cada vez menos creyente. ¿Cómo lo explica?

- Hay gente que entra en la cofradía para tocar la trompeta. Pero también hay quienes descubren un mundo que desconocían. Gente que llega a un sitio donde se les trata bien, lo pasan bien con lo que hacen y donde escuchan por primera vez hablar de Jesús. Y hay otra cosa.

- Dígame.

- Es cierto que quizá ha disminuido la recepción de los sacramentos o la asistencia a misa, pero empiezas a rascar y salen muchísimas cosas. Gente que dice que no cree, pero va a visitar a la Amatxu porque lo hacía no sé quién. Bueno, si te pareciese una estupidez no irías ni por el recuerdo de tu abuela.

- ¿La Semana Santa es más un evento cultural o religioso?

- La Semana Santa bilbaína existe, como mínimo, desde 1554, que es cuando se funda la Veracruz. El Cristo de la Villa es de 1620, la Virgen de la Soledad, de 1693... Por tanto, es un elemento histórico y cultural. Pero también nace como un hecho religioso, porque hay un montón de gente que quiere manifestar su fe en la calle.

- ¿Las tradiciones hay que mantenerlas siempre?

- Las tradiciones hay que revisarlas. Hay algunas que son buenas y otras que no tanto. Ésta es una buena tradición, que no hace daño a nadie y que aporta un montón a la gente que la ve: arte, historia y espiritualidad. Y la respuesta del público es que le apetece que sigamos haciéndolo.

- ¿Tiene alguna procesión favorita?

- La del Silencio. Sale a las 05.30 de San Nicolás y recorre los templos del Casco Viejo. Es una procesión sin música ni pasos y la única en la que el público participa, porque camina delante de nosotros. Reina el silencio hasta que empiezas a escuchar el canto de los pájaros y ves el amanecer.

- ¿Y algún paso preferido?

- Como grupo escultórico, me encanta La Piedad. Pero como paso de misterio, me quedo con la Coronación de Espinas.

- ¿Es una tragedia que se cancele una procesión por la lluvia?

- La cofradía organizadora se lleva un disgusto. Pero bueno, no es tanto destrozo como en Andalucía, porque allí sólo salen un día. Aquí tenemos 14 procesiones y un Vía Crucis. Que llueva diez días sería la repanocha.

- ¿Le han puesto velas a la Amatxu para que el Athletic gane la Copa?

- De eso se suelen encargar las peñas. Nosotros en principio no lo hacemos, pero nos acordamos. Esperemos que no sea algo penitencial sino de gloria.