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Paraguas y flores en los cementerios: «Nos acordamos muchísimo de ellos»
Miles de personas visitan este sábado los camposantos de Bizkaia con motivo del Día de Todos los Santos
Perder a un ser querido es una de las tragedias inexorables que llevan al ser humano al precipicio. Con el tiempo, el dolor se desdibuja, ... pero la muerte siempre nos transforma. Se puede renacer de la pena, pero nunca volvemos a ser los mismos y aprendemos a caminar, a seguir, como faltos de algún miembro, heridos en el alma, incompletos. Este sábado, jornada de Todos los Santos, los cementerios de Bizkaia viven su día más multitudinario: se despojan de su manto de silencio para recibir la visita de familias enteras y multitud de flores, efímeras como nuestro paso, salpican de colores la blancura de las lápidas para rendir tributo a los que no están, pero que siguen en el recuerdo. Como símbolo de paz, duelo, respeto y memoria, porque solo hay muerte cuando hay olvido, y porque no hay peor legado que el vacío.
La lluvia ha acompañado a los visitantes al cementerio de Vista Alegre, en Derio, el mayor de Bizkaia. Allí hay 40.000 unidades de enterramiento, aunque se calcula que descansan más de 400.000 almas. La tradición envuelve cada uno de noviembre las sepulturas de ofrendas, caricias y oraciones en una suerte de terapia contra el olvido, justo cuando caen las hojas a la tierra a la que siempre regresamos y que a todos nos iguala. Rosas, margaritas, claveles, helechos, dalias y crisantemos amarillos, blancos y rosas y centros variados decoran las tumbas. Algunas están especialmente adornadas con centros de colores vivos, de azul turquesa, o por varios ramos de rosas e incluso espectaculares montajes de tela llamados a perdurar más. Mañana, día de los Fieles Difuntos, también es tradición recordar a los fallecidos.
Pese al mal tiempo, decenas de personas rememoraban entre los cipreses y esculturas momentos felices con las personas que les dejaron un legado de amor y de lecciones. El tintinear de la lluvia dejaba aroma a tierra mojada y los paraguas se abrían paso entre el trinar de los pajarillos. La jornada también sirve de encuentro para familias que viven lejos, pero que siempre se citan esta jornada en el cementerio, para recordar, juntos, a las personas que más querían. Hay hasta quien pasa en Derio todo el día, con sillas, para honrar a sus antepasados.
Otra forma de pensar
En algunos casos, los visitantes se enfrentan a este trago, el que nos recuerda nuestra propia vulnerabilidad, por primera vez. «Falleció el 31 de diciembre y ahora está en el Bosque del Recuerdo, un sitio muy bonito, y venimos con todo el sentimiento. Nos acordamos mucho, siempre seguirá con nosotras. Hemos estado juntos 57 años, desde los 14», comenta una viuda bilbaína junto a su hija, sin poder retener las lágrimas. Otras familias llevan años viniendo este día como signo de agradecimiento a quienes una vez lo hicieron todo por nosotros. Como Reyes, una vecina que también se emociona al recordar a sus padres, que yacen en Derio. Él falleció en un accidente, a los 50 años, ahora tendría 100. Su madre pereció veinte años después. Atesora en sus sepulcros una foto de ambos, aunque sus rostros siguen presentes en su memoria cada instante pese al tiempo transcurrido. «Siempre les traigo flores, el ramo que más me guste. Les llevo siempre conmigo, pero este día es especial. Es una costumbre, los de mi edad tenemos otra forma de pensar, pero para mí es un día importante».
«Nos acordamos muchísimo, siempre ponemos flores, pero también venimos muchos fines de semana», cuenta una pareja, flores en mano. A unos metros, Andoni, un caballero, relata junto a su mujer que «el día de hoy recordamos a nuestros padres, abuelos, familiares y amigos. Por convención se hace en esta fecha, es un día especial», aunque recuerda que la cita está perdiendo «fuelle porque las costumbres están cambiando, la sociedad está más secularizada».
Al mediodía, el obispo Joseba Segura ha oficiado la misa mayor en la capilla, recordando que es un día para celebrar la vida. El cementerio es como una segunda ciudad que se construyó en 1902 y requiere de mejora continua. Bilbao Zerbitzuak, la empresa que gestiona los dos camposantos municipales de Derio y Deusto, dedica cada año un millón de euros a mantenerlos, aparte de los gastos de personal. Se han hecho mejoras en accesibilidad, se han restaurado obras de arte... El Ayuntamiento ha repartido estos días encuestas para que los ciudadanos valoren la atención que ofrece el cementerio. José Antonio Fernández, el gerente, explica que desde mediados de octubre, cuando arranca la peregrinación, y hasta este domingo, unas 30. 000 personas visitarán el camposanto de Derio. La jornada de Todos los Santos siempre es la más multitudinaria del año, aunque la lluvia ha restado asistentes respecto al año pasado, cuando lucía el sol y hubo 23 grados. Este año, el cementerio no ha colocado tarjetas rojas en los sepulcros que van a caducar o con tasas pendientes.
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