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Está claro que la mejor manera de reducir el impacto del ruido del tráfico es hacer desaparecer los vehículos. Pero como eso es prácticamente imposible, ... otra opción es esconderlos. Y en ello están algunos de los principales proyectos impulsados por la Diputación de Bizkaia para reorganizar la circulación en las zonas más saturadas del territorio. El principal objetivo de algunas de esas grandes obras no es tanto reducir la contaminación sonora, que también, como dotar de mayor fluidez a la movilidad o conseguir que las carreteras no partan en dos barrios y municipios.
El trabajo que se encuentra en una fase más embrionaria es la variante de Rekalde. Los vecinos llevan décadas reclamando una solución, en este caso por los ruidos y otros peligros como caídas a la plaza de objetos de los vehículos que transitan por el viaducto. La Diputación adjudicó hace un año a Typsa, Fulcrum y Tekia por 5,8 millones la redacción del proyecto constructivo de esta estructura, trámite que se prolongará hasta finales de 2026.
El plan es ambicioso, ya que dibujará una variante de 2,2 kilómetros que atravesará el Pagasarri para sustituir el trazado de la A-8 que conecta la salida de San Mamés y la de Zabalburu, Miribilla y Juan de Garay. Y costará en torno a 200 millones de euros. Es el presupuesto inicial que maneja el área foral de Infraestructuras y Desarrollo Territorial y que se incluye en el Plan de Acción para la Mejora de la Calidad Sonora de las Carreteras de Bizkaia 2024-2029.
Es una cantidad, precisan, en la que «se esperan cambios» precisamente debido a la «fase» inicial «en la que se encuentra el proyecto». Estiman, eso sí, que las «1.600 personas» residentes en este ámbito que soportan niveles superiores a los recomendados de ruido se verán «beneficiadas» por la actuación.
En el caso del soterramiento de La Avanzada a su paso por Leioa, otro de los grandes proyectos y que encara su recta final, quienes verán reducido el impacto del sonido de los vehículos asciende a 2.500 personas. El informe también encuadra en este grupo de proyectos al subfluvial de Lamiako, aunque no hay «una estimación precisa del beneficio acústico» que generará el trasvase de parte del tráfico a esta infraestructura que conectará ambas márgenes de la ría.
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