La Diputación da un paso «definitivo» para acabar con el viaducto de Rekalde

El paso adelante es importante, aunque aún habrá que esperar un tiempo para que el proyecto se materialice. Según los cálculos que maneja el propio Gobierno foral, los trámites previos arrancarán en marzo y se van a prolongar durante cerca de cuatro años. Luego llegarán, como mínimo, otros cuatro de obras. Si este horizonte temporal se cumple, la variante de Rekalde será la gran obra viaria en la que se embarcará la Diputación la próxima legislatura, la que irá de 2027 a 2031. Para entonces ya debería estar culminado el túnel subfluvial que unirá Getxo y Portugalete sin necesidad de atravesar Rontegi. Su ejecución arrancará a finales de verano.

Sobre buscar una alternativa al viaducto de Rekalde, que lleva en pie desde 1975, se viene hablando desde hace décadas. El viaducto, por el que pasan actualmente 87.000 vehículos diarios, quedó incrustado sobre Bilbao fruto del descontrolado crecimiento urbanístico que soportó la villa en los sesenta y los setenta. Su eliminación es, tras la desaparición del viaducto de Sabino Arana, el último gran ajuste que queda para ordenar el mapa de carreteras que circunvala la capital vizcaína y un cambio radical para los residentes en la zona, en Rekaldeberri, Betolaza y Uretamendi. Unas 50.000 personas en total.

Aunque hubo intentos previos que no acabaron fraguando, la Diputación tiene desde 2017 un plan por el que contempla la ejecución de una variante de 2,2 kilómetros atravesando las entrañas del Pagasarri para sustituir el trazado de la A-8 que actualmente conecta la salida de San Mamés y la de Zabalburu, Miribilla y Juan de Garay. El proyecto está incluido en el Plan Sectorial de Carreteras de Bizkaia, que viene a ser como la confirmación de que debe ejecutarse más pronto que tarde. Pero la espera se está alargando.

En abril de 2022 el Gobierno foral enfrió el asunto al advirtir de que había otros proyectos que tenian prioridad: la ampliación de la supersur, el soterramiento de La Avanzada y el subfluvial. La primera obra ya está terminada, la segunda ya está en marcha y, como ya se ha dicho, la tercera está a punto de iniciarse. Tras varios meses 'olvidada', la variante de Rekalde volvió a ser reactivada el año pasado tras el pacto alcanzado por PNV, EH Bildu, PSE y Podemos en las Juntas Generales. El acuerdo supuso incluir en los Presupuestos forales de 2023 una primera partida de 150.000 euros para iniciar los trámites burocráticos. La adjuciación anunciada hoy es un importante salto adelante porque permitirá concretar el diseño del nuevo trazado, su coste y sus plazos.

Aunque a las adjudicatarias se les ha otorgado un plazo de 33 meses para redactar el proyecto constructivo, el responsable foral de Infraestructuras, Imanol Pradales, ya ha sugerido que será algo más de tiempo debido a la complejidad del proyecto por sus componentes técnicos y medioambientales. La idea es ejecutar la nueva variante sin cerrar en ningún momento el trazado original de la A-8, y solo cuando el nuevo tramo, que tendrá tres carriles en cada sentido, esté preparado se procederá a la demolición del viaducto. Llegará entonces «un hito significativo en la transformación urbana de Bilbao», se ha congratulado Pradales.