Juan Alberto González, «conejillo de indias» de Antxon Caballero, presta su huella para que la reconozca el software del emprendedor. pankra nieto

Un jubilado vizcaíno ayuda a jóvenes emprendedores a levantar sus empresas

Juan Alberto, jubilado, ayuda a Antxon, joven emprendedor, a levantar su empresa de la mano de la asociación Secot

Lunes, 15 de noviembre 2021, 00:34

«No creo en esto, me tienes que convencer». Es una de las primeras frases que Juan Alberto González le espetó a Antxon Caballero cuando ... se conocieron. Se la ha dicho prácticamente a todos los emprendedores a los que ha asesorado -111- desde que entrara hace once años en Secot, asociación formada por personas jubiladas que dedican su tiempo a ayudar a jóvenes a poner en marcha sus proyectos. La delegación en Bizkaia ha cumplido 30 años haciendo posible que unos, los voluntarios, sigan activos al terminar su carrera laboral; y que los otros, los que están empezando, se nutran de ese bagaje para sacar adelante sus negocios. En este aniversario, González y Caballero se sientan juntos para hablar de una experiencia que, pese a la diferencia de edad, les ha convertido en «buenos amigos».

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El primero, de 80 años, fue profesor de Sarriko, gerente y director de empresas y emprendedor. «A los 46 años creé mi propia compañía, de consultoría a negocios y formación», explica. Sabe los desvelos que produce apostarlo todo a un proyecto, y lo que hay que hacer para intentar que las cosas salgan bien. Y siempre repite que «que algo no salga no es un fracaso, es una experiencia que te va a permitir mejorar y conseguirlo». El segundo, de 26 años, estudió Administración y Finanzas y un máster de Big Data y Analitics. Trabajó en Praga, en Estados Unidos, en China... Hasta que se dio cuenta de que lo suyo no era hacer 'a' o 'b', como le marcaban sus jefes, sino «innovar».

Hace tres años que comenzó su relación, en la que, dice el mentor (hay 40 de diferentes perfiles en Secot), su papel es «sugerir, mostrarle las dificultades que veo a su proyecto». «El emprendedor -asegura- es muy optimista, y cree que se va a comer el mundo». Él es el 'Pepito Grillo', el que le dice que «no levite, que la gravedad sigue funcionando». Y Antxon trata de no hacerlo, de tener los pies en el suelo, porque sabe que, «en los tres primeros años, el 90% de las empresas tecnológicas se caen». No quiere que la suya, Heuristik, esté en ese porcentaje, así que no se precipita.

La idea de Fernández de que lo que propone cualquier emprendedor «ya lo hace alguien en el mercado» es así en el caso de Caballero. Su proyecto de fin de carrera fue un collar para encontrar mascotas perdidas. Pensó en trasladarlo a un brazalete para identificar pacientes en hospitales y, en varios centros sanitarios, le dijeron que tenían una tecnología parecida.

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40 profesionales jubilados de diferentes sectores, los mentores, asesorana emprendedores

30 años de secot en bizkaia

Buen equipo

Para, como dice Juan Alberto, «diferenciarse», desarrolló un software biométrico de identificación que combina la huella dactilar y la inteligencia artificial y que es «un 90% más barato» que el modelo actual. Fernández le escucha mientras explica su producto. «Yo de tecnología no puedo ayudarle mucho», se disculpa. Pero sí de gestión, de búsqueda de fondos -esperan conseguir financiación de un millón de euros este año-, de estrategia... «Me consulta todo, tenemos discusiones porque tiene su punto de vista y mi obligación es hacerle pensar, pero somos un equipo francamente bueno, no hacen falta palabras para entenderlos», subraya el mentor.

Porque el trabajo de Secot da a Antxon la tranquilidad de no sentirse «solo» en la «travesía del desierto que es emprender», y le ha hecho conocer a una persona a la que llamar «un sábado» con cualquier duda o angustia. Y además, la asociación consigue, bromea el joven, que Juan Alberto «no vaya a un parque a dar de comer a las palomas». El mentor, gracias a su voluntariado, siente «el placer de iniciar proyectos, de pensar», y anima a quienes terminan su vida laboral a sumergirse en esta experiencia. «Estoy feliz y me siento joven, que si no el día es muy largo».

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Pilotos con hospitales europeos y españoles y con la DYA

El proyecto de Antxon Caballero para identificar pacientes a través de la huella digital entrará en los próximos meses en la fase de pruebas. Se llevarán a cabo ocho pilotos en hospitales de cuatro países europeos, otros cuatro en centros sanitarios españoles y uno con una ambulancia de la DYA. El sistema, combinado con la inteligencia artificial, lee los patrones de las impresiones dactilares aunque estén mojadas, sucias, con sangre... El proceso, en cualquier caso, debe empezar en los hospitales. Los sanitarios dan la opción a los enfermos de escanear la huella para que, en cualquier otro centro adherido, o vehículo medicalizado, pueda ser identificado aunque «no aparezca su cartera». Y, en el propio centro, evita que haya confusiones de pacientes. «Vi un caso en la tele de una paciente a la que habían confundido con otra que tenía covid. La metieron en la zona de infectados, se contagió y murió», recuerda el joven. También facilita la gestión, porque «puedes saber dónde está ubicado cada paciente en tiempo real».

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