La única franja de edad que crece son los mayores de 65
Los datos en cierto modo provisionales del padrón municipal revelan otro apunte clásico en los últimos tiempos que viene a constatar el envejecimiento de la ... población. El pasado martes figuraban inscritas en el registro bilbaíno 85.912 personas mayores de 65 años. Son 700 más que un año antes, y 1.300 más que en enero de 2020. No es nada sorprendente porque supone dar continuidad a un incremento que se viene produciendo desde hace mucho tiempo y que tiene que ver con el aumento de la esperanza de vida.
Eso es bueno, claro. El problema es que esa franja de edad, la de los mayores, es la única que crece en población. Porque los jóvenes menores de 19 años se han reducido de 56.721 a 54.193 en dos años, y la población mayoritariamente activa, entre los 20 y los 64 años, también se ha contraído de 211.742 a 206.932 personas. Estos datos son brutos y por confirmar, pero concuerdan con la evolución a la baja de los últimos cinco años.
De ese modo el problema de Bilbao no es tanto que pierda población, sino que pierde vecinos en edad activa y gana pensionistas. Así el sistema es poco sostenible. Que no sea un problema exclusivo de la ciudad, sino también de la comunidad autónoma, del país y de Europa entera, lejos de suponer un consuelo lo convierte en un reto aún mayor.
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