Borrar
Urgente Muere un narcotraficante tras chocar su narcolancha con una embarcación de la Guardia Civil en Tarifa
Gurutze Beitia. E. C.
Una txirene llamada Gurutze
Bilbaínos con diptongo

Una txirene llamada Gurutze

Lunes, 20 de enero 2025, 00:00

La niña nos ha salido payasa». Esa era la eterna sentencia de aita. Y si él lo tenía claro, su ama Eguskiñe aún más. No es de extrañar cuando tu hija, a la que siempre le llamaron la atención las prótesis, simulara que llevaba la pierna enyesada y un aparato en los dientes mientras cojeaba y hablaba de aquella manera. Eso preocupaba a Sabino Beitia. Fue representante de EMI Odeon de la zona norte, conoció a estrellas como Los Diablos o Cliff Richard y era un mundo que no quería para su pequeña. Ríe ella ahora al contarlo quizá porque solo la gente inteligente tiene la capacidad de cuestionarse a sí misma y hacerlo con arte. Es el caso de Gurutze Beitia Basterretxea. Tiene más de ocho apellidos vascos, un pie en Mundaka y otro en el Botxo. Por eso va siendo hora de que tenga su merecido Bilbainos con Diptongo.

Nació el 15 mayo del 65 en la Gota de Leche la Madre y el Niño de la que queda, a modo de recuerdo material, el Hotel Indautxu. Asegura Gurutze que fue un sábado a media mañana. El buzón lo tenían, todavía sigue allí, en Basurto. Vive con su hermana Idoia en la casa que perteneció a sus padres. El otro hermano, Joseba, reside en Donostia. Saltamos del ayer al hoy como quien cambia de bar en cada ronda. Nos vamos hasta los días de párvulos en Calvo Sotelo, preludio de los pupitres en Carmelitas de Indautxu. Pichi azul marino y camisa blanca. Ya les contaba que actuar era lo suyo, pero en casa querían un futuro con fundamento. Obtuvo la diplomatura de grado medio de técnico especialista en Relaciones Públicas de Empresa y el de Ciencias de la Publicidad. Aprobado lo que le pedían, pasó a hacer lo que le gustaba. Arte dramático en Juan de Antxieta. Primera promoción.

De aquellos años quedan sus aprendizajes de solfeo, coral, canto o piano, donde llegó hasta quinto curso. Siempre se ha preguntado qué verían en ella para imaginar que podía ser cantante de ópera. Quizás ayudó su desparpajo. Cuando el resto eligió partituras convencionales, ella cantó un tango. Rompiendo esquemas. En el ocio, en cambio, era más comedida. De compartir amistad más que alcoholes. Lo que no impidió tardes eternas en Pozas, con paradas en el Ziri o el Mugi cuando servían 'machacaos'. Y ya que hablamos de pecados veniales, se relame recordando una palmera de Arrese, un bollo de mantequilla o los platos de cuchara de ama. Marmitako, txipis, bonito con tomate o esos garbanzos con verdura que siempre le han llevado al éxtasis. El tradicionalismo gastronómico es equivalente a su amor por el lexicón bilbaino.

No es casualidad que junto a Iñaki Maruri y Mitxel Santamarina la liaran en aquél autobús turístico donde cantaban y contaban sucedidos enlazando palabras de nuestra villa. Esas que deja en Madrid, a modo de legado, cuando participa en las Zarzuelas del viejo Foro. Allí todos saben que la capucha se llama txoto y el hueso de aceituna güito. Podría enseñarles otras, pero no puede estar más de dos meses fuera de su tierra.

Añora Bilbao y Mundaka, ese lugar de Urdaibai del que se enamoraron sus aitas siendo novios y se convirtió en mucho más que un lugar de veraneo. Gurutze es tan de capital como de territorio. Por eso es capaz de detectar, junto a los de Kanala, los aromas a higuera de casa de aitite y amama en Galdakao. La que estaba situada cerca de la fuente de hierro. Esa que quitaba la sed, pero sabía a óxido. Como la vida. Que nunca es perfecta. En cierta ocasión alguien cotilla le preguntó «¿Qué tal tu novio, al final os casasteis?». Y ella respondió elegante «Él sí». Ya les decía que solo cierta gente tiene el don de reírse con arte ante las zancadillas del destino. Como Gurutze Beitia. Hablar con ella viene a ser un chute de energía. Como la jalea real. Pero en versión txirene y payasa. Y a mucha honra. De hecho, deberían darnos una dosis de ella cada mañana. De esa forma, créanme, nos iría mejor la vida.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Una txirene llamada Gurutze