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Una quincena de testigos pasaron ayer por el estrado en la sala donde se juzga al exentrenador del club femenino de Gernika y seleccionador de baloncesto, Mario López, por supuestos abusos sexuales a una menor cuando ésta tenía entre 13 y 16 años, en la ... segunda sesión del juicio que se sigue por el caso en la Audiencia vizcaína. Prevista para tres días, la vista oral se celebra a puerta cerrada a petición de la víctima, que quiere proteger su intimidad. Entre otros, testificaron varias jugadoras y amigas de la denunciante, propuestas por la acusación particular, quienes apuntaron que el técnico las sometía a un «régimen de agresividad» en los entrenamientos y partidos, según los escasos detalles que han trascendido.
Algunas de ellas coincidieron en que Mario se mostraba especialmente duro con las chicas que mejor jugaban, entre ellas la supuesta víctima. Ninguna, sin embargo, presenció los abusos sexuales denunciados, ya que, según la mujer, se produjeron la mayor parte de las veces en el domicilio del acusado.
Como testigos de la defensa, a continuación declararon varios entrenadores y árbitros, que coincidieron con Mario López en aquella época y que confirmaron que había «gritos en la cancha», aunque los inscribieron dentro del alto nivel de competitividad. Dos mujeres, la exesposa del acusado y una antigua directiva del club accedieron a la Audiencia con escolta de la Ertzaintza, ya que el día anterior habían sido increpadas al entrar en el Palacio de Justicia, donde se había convocado una manifestación en apoyo a la víctima.
Una de las claves del juicio pasa por concretar cuántos años tenía la víctima en el momento de los hechos, ya que el Código Penal de entonces establecía la edad del consentimiento para mantener relaciones sexuales a partir de los 13 años. La defensa reclama que se considere el delito prescrito al acogerse a un artículo del Código Penal de entonces, por el que, dependiendo del tipo de delito, se entendería como extinguido diez años después de que la víctima hubiera cumplido la mayoría de edad. La mujer, que en la actualidad tiene 39 años, presentó la denuncia animada por su psicóloga el pasado mes de junio, 23 años después de los hechos.
En su declaración en la primera sesión del juicio, mantuvo que fue víctima de una agresión sexual continuada por parte de su entrenador, al que tenía «terror», a partir de 1998, cuando ella tenía 13 años. Según esta versión, el técnico se habría aprovechado de su superioridad y de la vulnerabilidad de la víctima por su edad y su situación familiar para aprovecharse de ella.
En algunos casos, la mera declaración de la víctima, siempre que se mantenga en el tiempo sin contradicciones, ofrezca credibilidad al tribunal y no responda a un fin espurio, basta para llegar a una condena. El acusado, por su parte, negó que mantuvieran contactos sexuales, aunque sí reconoció un flirteo entre ambos, aunque sitúa la edad de la menor en los 15 años.
La Fiscalía solicita para el acusado 14 años de prisión por abusos sexuales continuados, mientras que la acusación articular eleva la petición a los 18 años y 9 meses. El caso quedará hoy visto para sentencia con la práctica de las periciales y los informes finales de las partes.
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