Tatuajes, brackets y otras formas de maltrato
Tanto queremos a nuestros perros que a veces los confundimos con personas. Eso no es bueno. En alguna ocasión el mediático entrenador canino mexicano César ... Millán ya advirtió de que tratar a los animales como a la gente también es maltrato. Da un ejemplo: ir en un carrito les atonta, les priva de interactuar con otros congéneres... A la larga, es malo para ellos.
«Son los 'perrijos'», aclara Jorge Hernández, educador canino y director de la empresa Amarok. Luego, inicia una enumeración de extravagancias que contribuyen a definir a los perros pijos: «Hay quien les pinta las uñas, les hace tatuajes, les pone pendientes, brackets en la dentadura... Hay bares para perros, cerveza para perros...».
«La relación con las mascotas crea un vínculo afectivo muy fuerte y eso hace que se humanicen cada vez más», asume Egoitz Bikandi, vicepresidente del Colegio de Veterinarios de Bizkaia. Se aprecia también en la alimentación. Dice el experto que un animal puede vivir perfectamente a base de piensos, pero mucha gente se empeña en darle comidas diferentes. Como si fuese una persona, como si le gustase probar cosas nuevas. «Como si fuesen humanos. Y no lo son».
Como con los niños
Luego hay problemas de comportamiento. Perros pastores que llevados por su instinto y sin contar con una educación correcta se lanzan a por ciclistas. Animales que se autolesionan cuando se quedan solos encerrados en casa durante diez horas seguidas... Además, «lo mismo que el exceso de cariño nos lleva a tener hijos déspotas, también hace que los perros sean maleducados», censura Hernández. «Ambos son más felices con normas, y eso es lo que a menudo falla».
Luego, pasa lo que pasa. Que cuando la mascota mimada y grosera deja de ser un cachorro y no hay quien la aguante, se la deja en la calle. Por eso la perrera de Bilbao está colapsada y le ha pedido a la Policía Municipal que no le envíe más animales abandonados.
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