«¡No me mires a los ojos!» Así es la ola de atracos violentos que aterroriza a los murcianos
Imágenes inéditas muestran la gran violencia que emplea una banda de encapuchados en sus atracos. Irrumpen en casas y en gasolineras al caer la tarde, encañonan y golpean a dependientes y clientes, arramblan con el dinero; y todo, en dos minutos
ANTONIO BOTÍAS
Miércoles, 16 de marzo 2016, 18:56
Nunca cometa la imprudencia, si tiene la desgracia de encontrarlos, de mirarlos a los ojos. A menos que desee recibir de inmediato un brutal culatazo con alguna de las escopetas que utilizan en sus asaltos. Porque, como cuenta www.laverdad.es, esta es la particular firma de la banda de encapuchados que desde hace meses opera en Murcia y que ya se ha anotado en su haber, según fuentes próximas a la Guardia Civil, en torno a una veintena de atracos violentos en gasolineras y otros comercios, incluso en viviendas.
La forma de operar del grupo, compuesto por entre 3 y 5 personas que visten pasamontañas, se repite golpe tras golpe, como resulta evidente al comparar las imágenes de los dos asaltos sufridos por una misma gasolinera en el campo de Cartagena y a las que ha tenido acceso 'La Verdad'.
En ambos casos llegaron a la estación a última hora de la tarde, cuando más recaudación había en la caja, e irrumpieron encañonando a empleados y clientes. Uno de ellos vigilaba en la entrada; otro arrancaba de un tirón la caja y un tercero registraba los despachos. Antes de huir también les robaron a las dependientas sus bolsos y sus teléfonos móviles.
En el primero de los asaltos, ocurrido el pasado 1 de noviembre, un vecino de la zona, al ver entrar a los ladrones, creyó que era una broma y les espetó: «¿De qué vais disfrazados?». No tuvo tiempo de esquivar el terrible golpe que le asestaron en la cara. Lo que no hizo que sus agresores se apiadaran de él. «¡No nos mires a los ojos!», le ordenaron antes de golpearse otra vez. Junto a otros empleados fue conducido a un despacho de la gasolinera, donde volvieron a agredirlo.
Lo mismo sucedió el día 5 de enero, víspera de Reyes, cuando volvieron a asaltar el establecimiento, si bien en esta ocasión no hubo que lamentar heridos. «Nos dimos un susto de muerte. Todo sucedió muy rápido», asegura una de las empleadas. Exactamente, poco menos de dos minutos, como reflejan las cámaras. Y lo mismo duró el primer robo. En ambos se apropiaron de la recaudación diaria y registraron las dependencias del local en busca de dinero.
Gregorio García, propietario de la gasolinera, recuerda la rapidez con la que actúan. «Si les pones un obstáculo en su camino, te golpean», sentencia preocupado. Aunque instaló en su local despachos con puertas blindadas, donde podían refugiarse en caso de asalto, apenas tuvieron tiempo de sorprenderse cuando sucedió. Desde que se registrara el primero de los robos en el mes de octubre en Balsapintada, la Guardia Civil sospecha que los integrantes de la banda de los encapuchados pueden ser autores de una veintena de asaltos. Su extremada violencia los hace inconfundibles. La misma que usaron a finales de enero en el asalto a una joyería en Torre Pacheco. Quienes han tenido la fatalidad de cruzarse con ellos aseguran que el más violento de todos, como es evidente al contemplar las imágenes, es quien lleva la pistola recortada. Algunos aseguran que «tiene acento latino», aunque le acompañan otros «que hablan español». En algunos casos, las víctimas han denunciado que les hablaban en español, pero entre ellos se entendían en árabe. Del próximo golpe, al menos en una gasolinera, solo se sabe que ocurrirá al caer la tarde.