Las 18 horas de angustia de la familia de la niña guipuzcoana desaparecida en Asturias
Los parientes de Eva, la menor que se fugó el martes en Salinas, agradece el apoyo y trabajo de fuerzas de seguridad, amigos y vecinos, que realizaron numerosas llamadas de colaboración
c. del río
Viernes, 7 de agosto 2015, 10:18
Es la segunda noche que Nadia Diachenko no pega ojo. La primera fue la madrugada del miércoles, cuando su hija Eva M. D., de 13 años, no regresó a casa tras bajar a tirar la basura de su piso de veraneo en Salinas y comenzó un dispositivo de búsqueda que se alargó dieciocho horas. La segunda fue ayer, jueves, cuando las horas de tensión y nervios acumulados se tradujeron en una inquietud incompatible con el descanso. Por el día, eso sí, respiraba tranquila y quería dar las gracias públicamente a tantas llamadas de colaboración, mensajes de apoyo y al trabajo de Guardia Civil Policía Nacional y Local.
Nadia se sienta en el sofá del salón junto a sus hijas Sara, de 7 años y Eva, de 13, y resume a 'La Voz de Avilés' lo vivido en las últimas horas. "Muchísima gente nos ha transmitido hoy (por ayer) su calor, no quisieron hacerlo el miércoles, según nos dicen, por no molestar". Su sorpresa, más que por el apoyo de amigos y vecinos, llega por la rapidísima difusión que la desaparición de su hija tuvo a través de las redes sociales. Gracias a eso y a la vestimenta de Eva -una equipación oficial del Real Madrid en color azul-, que llamó la atención de varios viandantes cuando deambulaba desorientada por Avilés, se dio rápidamente con su paradero. A pesar de que sus padres son asturianos, él de Avilés y ella de Gijón, Eva ha nacido y crecido en Guipúzcoa, por lo que sus estancias en Avilés son prácticamente testimoniales.
"Mucha gente la había visto ya el martes pero no sabía todavía que la estábamos buscando. En cuanto se difundió su foto, en carteles y medios de comunicación, se pusieron en contacto con la policía y con nosotros", explica Nadia. Aunque todavía se tardarían unas horas en dar con el paradero exacto de la niña, fue un alivio saber que estaba cerca. Nadia no tenía duda de que su hija se había ido de forma voluntaria, a pesar de que según relata no tenía ningún motivo para ello: "No habíamos discutido ni nada, es una niña muy casera y le encanta leer, había bajado al supermercado con su hermana a comprar helados y, con la misma mochila que había llevado y la vuelta de los helados, que no era mucho, se ofreció a bajar la basura".
Los primeros momentos de angustia Nadia los vivió sola, en compañía de sus hijos pequeños y con su marido, a punto de llegar de viaje, ajeno a lo que estaba ocurriendo. Prefirió no inquietar a José Luis y recurrió a sus familiares en Avilés y Gijón para imprimir carteles y comenzar el pegado. Aunque la calma y normalidad ha regresado al hogar, el anómalo suceso trastoca los planes de la familia, que tenía pensado ir de camping a León. De momento, no tienen muchas ganas a pesar de que Eva, que ayer sonreía tímidamente y confesaba estar arrepentida, ha prometido no volver a darles un susto parecido.