Desentrañan los secretos de la prótesis más antigua del mundo

Hace unos 3.000 años, una noble egipcia perdió el dedo gordo del pie derecho, posiblemente a consecuencia de una diabetes, y un hábil artesano elaboró para ella un dedo de pega de madera y cuero. Cuando la mujer murió tenía entre 50 y 60 años, y su momia emprendió el viaje al Más Allá con la prótesis puesta. En 2000, se descubrió su tumba en una necrópolis cercana a Luxor, y ahora expertos suizos y egipcios han empleado la microscopía, los rayos X y la tomografía computerizada para desentrañar algunos de los secretos de la pieza.

La prótesis data de entre 1069 y 664 antes de nuestra era. Es obra de un artesano muy familiarizado con la fisionomía, indican los investigadores, de la universidades de Basilea y Zúrich y el Museo Egipcio de El Cairo, de cuya colección forma parte la pieza. Las exploraciones han demostrado que fue adaptada varias veces al pie de su dueña, la hija de un sacerdote. La habilidad del fabricante se refleja tanto en la movilidad de la prótesis como en la «robusta estructura» de las tiras que unen sus tres partes, según los egiptólogo. Y la calidad del trabajo revela que su propietaria valoraba tanto la estética como la comodidad y que tenía a su disposición expertos muy cualificados.

Aunque la prótesis muestra signos de desgaste que parecen propios del uso, hasta 2011 no se descartó que fuera más que un complemento de pega hecho por motivos religiosos, para que la difunta tuviera su cuerpo completo en la vida después de la muerte. Hace seis años, Jacky Finch, investigadora de la Universidad de Manchester, probó una réplica en individuos a los que faltaba ese dedo y vio que les ayudaba a caminar, lo que confirmaba que es la prótesis más antigua del mundo.