Fallece Armando Fernández-Xesta, ex redactor jefe de El Correo

Armando Fernández-Xesta Vázquez, ex redactor jefe de El Correo, falleció el viernes en A Coruña a los 73 años víctima de un cáncer. Será enterrado en el cementerio municipal de San Amaro y ya por la tarde, a las 19.00, se oficiará un funeral en la iglesia parroquial de San Francisco de Asís.

Nacido en Vigo y coruñés de adopción, inició muy joven su carrera periodística en el rotativo vasco El Correo, del que fue redactor jefe de Internacional durante varios años. De esta etapa, estaba orgulloso de haber sido el artífice del rediseño de este diario, que lo convirtió en el primero de España en abandonar el formato sábana y apostar por el tabloide, hoy generalizado en toda la prensa de nuestro país. Armando Fernández-Xesta nos dejó ayer

El periodista vocacional que llevaba dentro le llevó durante estos años a recorrer el mundo y enviar sus crónicas desde países tan lejanos como Japón, Rumanía, China o Cuba, entre muchos otros. Repasar su álbum de fotografías es hacer un viaje por la Historia.

De todos los episodios que vivió en primera persona, uno de los que le dejó más huella fue asistir, desde Cabo Cañaveral, al lanzamiento del Apolo XI que llevó al primer hombre a la Luna. Desde allí mismo envió sus crónicas a El Correo, mientras Jesús Hermida hacía lo propio para RTVE. Un año más tarde, en 1970, consiguió explorar la China cerrada al mundo de Mao Zedong y se convirtió en uno de los primeros periodistas occidentales a los que se permitió entrar en La Ciudad Prohibida. Más tarde viajó a la Antártida, junto a Arturo Pérez Reverte y otro pequeño grupo de periodistas pioneros, acercando el continente helado a los españoles, a través de sus crónicas.

Regresó a Galicia a finales de los 70. Primero como subdirector y después como director adjunto de La Voz de Galicia, formando parte de un gran equipo humano que llevaría al periódico a convertirse en uno de los de mayor difusión de España, y referente de la prensa regional. La puesta en marcha del sistema de ediciones locales que consiguió acercar a los gallegos una información de calidad sobre los asuntos más cercanos, la redacción del libro de estilo de La Voz de Galicia o la puesta en marcha del Máster en Medios de Comunicación con el Grupo Voz, son algunos de los logros del periódico en aquella etapa que Armando sentía un poco suyos y de los que se sentía especialmente orgulloso. También del relanzamiento de La Voz de Baleares y Diario 16, que lideró como consejero editorial. 

En 1997 fundó Octo, una consultora que lleva casi veinte años asesorando a empresas de todos los sectores en materia de imagen y comunicación, llegando a convertirse en una de las firmas gallegas de referencia en su sector.

Pero al margen de su faceta profesional, la figura de Armando Fernández-Xesta no se puede entender sin su pasión por la historia militar española y del mundo, en torno a la cual desarrolló a lo largo de su vida una intensa actividad. Coleccionista incorregible, era poseedor de una extensa biblioteca y de una valiosa colección de figuras, documentos, prensa, filatelia, etc. sobre ese tema. Tanto es así que su impulso a las exposiciones Militaria en Galicia en los años 80 le llevó a ser condecorado con la Cruz al Mérito Militar con Distintivo Blanco y la Medalla de la Ciudad de La Coruña, que gustaba lucir en las ocasiones especiales.

En su amplia colección, destaca su hemeroteca con más de cuarenta mil ejemplares originales de revistas y periódicos publicados durante la Segunda Guerra Mundial, que está siendo digitalizada, en un proyecto conjunto con la Universidad Rey Juan Carlos, para crear un portal temático, único en el mundo.

Asimismo, ha participado en el consejo de varias editoriales y ha sido miembro de número de la Academia Hispánica de Filatelia y patrono de varias Fundaciones.

Ya enfermo, en los últimos meses, escribió una obra en dos tomos, bajo el título Ejército y Campañas. Testimonios postales de las guerras de España.

Trabajador incansable, quienes compartieron actividad con él siempre recordarán su energía, su autoridad, su capacidad de análisis, su resolución y la ilusión con la que defendía cada proyecto. Sin duda, Armando Fernádez-Xesta era una de esas personas que no dejan indiferente a nadie, de esas que dejan huella.