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Pedro Ontoso
Miércoles, 27 de enero 2016, 01:00
«Queremos estar cerca de la gente para compartir con ellos esperanza e ilusiones. El buen pastor es aquel que huele a oveja». La frase es de Oriol Junqueras, que habla de los políticos y se refiere a la «primavera catalana» como otros aluden a la «primavera de la Iglesia» con la llegada del Papa Francisco, que utilizó esa misma figura la del olor a oveja para referirse a los obispos. En el escenario catalán han aflorado nuevos personajes, antes actores de reparto, que ahora han cobrado un protagonismo estelar. Es el caso de Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat, y de Antonio Comín, consejero de Salud, o el del propio líder de Ezquerra Republicana. Al margen de sus cargos institucionales, en sus biografías sobresale un elemento común que tiene que ver con su identidad cristiana. El president ha estado muy vinculado al monasterio del Poblet, en el que ha pasado muchos veranos con la comunidad de monjes. El conseller, hijo de un carismático líder de la izquierda cristiana, ha sido un activista de cristianos socialistas. Junqueras es un creyente reconocido. El independentismo catalán también se nutre del activismo cristiano.
En agosto de 2013, Puigdemont, alcalde ya de Girona, almuerza con un grupo de amigos entre los que se encuentra Maür Esteva, abad emérito de Poblet con el que coincidió en sus estancias estivales. «Carlos sería un buen presidente de la Generalitat ¿no crees?», comenta el religioso cisterciense a un contertulio, sin saber que estaba lanzando una profecía, según ha recordado ahora el analista religioso Oriol Domingo. El padre Esteva, reconstructor de Poblet y abad general del císter durante cinco años, fue el artífice de la restauración del monasterio, que alberga el archivo personal del president Josep Tarradellas. Amigo también de Josep Pla y Josep María Subirachs, Esteva consolidó la comunidad monástica con la aplicación de las conclusiones del Concilio Vaticano II, impulsó la reforma litúrgica e introdujo el catalán en la oración de los monjes. De hecho, en el ambón del presbiterio de la iglesia que encargó al arquitecto Subirachs hay grabada una frase muy significativa: «Proclamem la Paraula de Deus en la nostra parla».
En plena efervescencia soberanista, el abad Esteva leyó una significativa homilía en el monasterio de Santa María de Solius, en el Baix Empordá. El periodista Enric Juliana la recordaba en un artículo sobre la Iglesia catalana. «Pienso que desde el Once de Septiembre estamos todos muy sorprendidos, por no decir asombrados, por algunas cosas que vemos, leemos y sentimos. (...) Creo que defender la lengua propia, la cultura propia y, consecuentemente, entre la nación propia, y autoafirmarse con todos los medios y con la voluntad de ser un Estado soberano, es una causa justa, si es necesario, siendo perseguidos, más aún, con persecución espiritual, persecución dialéctica, porque quien tiene la magia de la palabra también puede hacer terrorismo intelectual», predicó el abad.
El Cristo de Puigdemont
Una voz relevante en el paisaje sociopolítico de Cataluña en el que la política y la religión, en un magma cultural, conforman su identidad. Cistercienses y benedictinos han tomado posición en momentos claves en favor de esa identidad, sobre todo los segundos desde el emblemático santuario de Monserrat, tan ligado al alumbramiento de Convergencia. De los primeros gestos que ha hecho monseñor Omella, nuevo arzobispo de Barcelona, es peregrinar a la abadía benedictina. En el entierro del abad Esteva hubo muchas figuras nacionalistas, entre ellas Jordi Pujol y Oriol Junqueras. Ese clima, sin duda, también marcó al joven Puigdemont, a quien el analista Oriol Domingo concede un talante humanista y cristiano fuera de duda.
En febrero de 2010, en un comentario sobre los vientos de cambio que soplan sobre Cataluña, Puigdemont reprodujo la Oració al Crist de la tramontana. «Es un icono religioso ampurdanés fruto de la creatividad del poeta Carles Fages de Climent y del pintor Salvador Dalí. Puigdemont explica que los versos del poema muestran cómo este país, Catalunya, tiene mucho de trigo de buen aprovechar», escribe Domingo. La Oració al Crist de la tramontana dice así: Braços en creu damunt la pia fusta,/Senyor, empareu la closa i el sembrat,/Doneu el verd exacte al nostre prat/i mesureu la tramuntana justa/que eixugui lherba i no ens espolsi el blat». La tramontana, esa fuerza cósmica superior como la define Josep Pla; ese viento entre el amor y el odio, según la síntesis del escritor Xavier Febrés en su libro 'Elogi y refutació de la Tramuntana'.
Oriol Domingo también reproduce dos párrafos de las respuestas del nuevo president en una entrevista de vilaweb en mayo de 2015. ¿Qué lema tiene en la vida? Respuesta: «Tengo uno muy cristiano que es 'ama a los otros como a tí mismo'». ¿La mejor cosa que ha hecho como alcalde de la ciudad? Respuesta: «Es muy íntima. Acompañar a personas que lo pasan mal en el terreno personal y familiar. En situaciones dramáticas, darles este calor, que es un servicio que se debe hacer, y quien lo recibe lo agradece muchísimo».
Puigdemont, que se casó con la rumana Marcela Topor en una ceremonia íntima en el Ayuntamiento de Roses y días después la repitió por el rito ortodoxo en el país de su mujer, ha mamado el nacionalismo en Girona, pastoreada por el obispo Frances Pardo, que se ha pronunciado a favor del derecho a decidir. El Poblet y el abad Eteva también le marcaron. Sin embargo, el monasterio cisterciense ha resistido a las presiones para posicionarse en favor del soberanismo. En noviembre de 2014 el cenobio emitió un comunicado para dejar clara su posición de neutralidad en el proceso soberanista. Los monjes apostaban por el diálogo para resolver cualquier disputa, al tiempo que demandaban que se respetara su libertad y denunciaban las presiones que habían sufrido «desde diversas bandas para involucrar a la institución religiosa».
El Poblet no se ha salido de los carriles marcados por la Conferencia Episcopal Tarraconense y de su documento Arrels Cristianes de Catalunya, en el que defendían que Cataluña es una nación, pero advertían que no corresponde a la Iglesia definir la fórmula política concreta. El último abad del monasterio, el tarraconense Octavi Vila Mayo, consciente de que las elecciones del 9-N habían dejado un país dividido, abogaba por «buscar fórmulas que satisfagan a todos, respetando a todas las sensibilidades». A diferencia de Montserrat, en Poblet siempre han sido más templados. Cuando los obispos hablan de Cataluña se refieren a «una entidad cultural y social propia, en la que hay que presevar sus señas de identidad de país, muy especialmente la lengua». Cuando el abad de Montserrat, Josep María Soler, pasó esa línea roja y declaró que el Vaticano aceptaría una Cataluña soberana si así lo decidiera el pueblo, la Santa Sede le paró los pies y desautorizó sus palabras. Ni el Vaticano apoya la independenca de Cataluña ni simpatiza con la causa soberanista. Enric Juliana, fino analista politico y con terminales en Roma, intepreta que lo que «el Vaticano ha aceptado es la nación cultural catalana». Es la defición que aceptan, por ejemplo, los socialistas vascos, sin vincularla al derecho a decidir.
El Evangelio de los Comín
Toni Comín, conseller de Salut, es un cristiano comprometido, que heredó de su padre la pasión por la politica y por el Evangelio. Alfonso Carlos Comín fue un intelectual de la izquierda catalana que fundió sus posiciones comunistas con sus ideales católicos. Elegido diputado del PSUC fue una figura clave de Cristianos por el Socialismo. Murió a los 46 años y su funeral reunió a personalidades de todos los credos políticos, desde la plana mayor del PCE y del PSC-PSOE hasta UCD y los partidos nacionalistas, además de numerosos eclesiásticos. «Era un hombre de unidad», se repitió en su despedida. Toni Comín, que entonces tenía nueve años, depositó sobre el féretro de su padre un ramo de claveles rojos, anudados en una señera, en una ceremonia en la que se leyeron textos de la vida comunitaria de los primeros cristianos y el abad de Montserrat, Cassiá María Just, pronosticó que Comín era una semilla que daría fruto.
Su hijo Toni, gay con pareja estable y con una niña adoptada, siguió la estela del padre y se comprometió, primero con la lucha vecinal junto a Pascual Maragall, y luego con el socialismo sin olvidarse de Jesucristo. Se acercó al PSC, que luego abandonó para abrazar el independentismo, cuando el partido, liderado por Pere Navarro, se desmarcó del derecho a decidir y del proceso iniciado por Artur Más. La suya ha sido una evolución del catalanismo a la autodeterminación para llegar al independentismo. Pero la cuestión nacional no ha sido su preocupación más urgente, ha sido la social, siempre involucrado en actividades en favor de los desfavorecidos en su combate contra la desigualdad.
Licenciado en Filosofía y en Ciencias Políticas, es miembro del Centro de Estudios Cristianisme i Justicia, una institución auspiciada por los jesuitas que promueve el diálogo entre las ciencias sociales y la teología. También es colaborador activo de la revista 'El Ciervo', una publicación con más de 60 años que luchó contra el franquismo y tomó partido por el Concilio Vaticano II y por la Transición, desde un periodismo critico y reflexivo. Toda una institución en Cataluña. Hombre de discurso más que de gestión, su presencia en el Govern a iniciativa de Oriol Junqueras solo se puede entender por su carga simbólica, por lo que puede representar del socialismo catalanista. Sobre todo en un momento en el que se libra una batalla por ocupar el espacio de la izquierda catalanista, en el que Ada Colau tendrá mucho que decir.
Junqueras, en procesiones y mezquitas
El pensamiento que sintetizó Alfonso Carlos Comín en su diálogo permanente entre marxismo y cristianismo no es ajeno a la actividad política de Oriol Junqueras, aunque el líder independentista no llegó pronto a la religión. Su acercamiento al cristianismo de la mano de una amiga franciscana ha sido tardío y progresivo, según lo ha confesado él mismo en la Fundación Joan Maragall del arzobispado de Barcelona en unas jornadas sobre 'Cómo vivir la fe en la vida política'. «Yo no soy un cristiano que hace política. Soy un político que, además, y no es poco, es cristiano», señaló el presidente de ERC en un diálogo con Joan Majó, ministro con Felipe González y hoy favorable al derecho a decidir. «Primero hago politica y después me reconozco como cristiano, porque mi actividad política no la hago como cristiano, sino como una persona comprometida con unos valores universales. Pero esta convicción también comporta que si un día me encuentro con que mi conciencia cristiana entra en contradicción con la política, lo primero es mi conciencia», asumió ante un cualificado público entre el que se encontraba el arzobispo de Urgell y copríncipe de Andorra, Joan-Enric Vives.
El vicepresidente de la Generalitat nunca ha ocultado su credo cristiano. En una entrevista a CatalunyaReligió.cat, Oriol Junqueras diferenció entre un Estado laico o laicista para, a renglón seguido, establecer que «la futura república catalana debe ser respetuosa con la experiencia religiosa». El líder de ERC cree que «un Estado laico significa ser neutral respecto al hecho religioso, pero si por laicista se entiende una actitud de poca consideracion respecto a la experiencia religiosa, el Estado perdería esa neutralidad». De hecho, Junqueras defiende la presencia de la religión en la escuela, «no como una forma de proselitismo de una determinada religión, sino como explicación de esa cultura religiosa». También apoya la apertura de pequeños oratorios para musulmanes esparcidos por el entramado urbano e integrados en el tejido asociativo.
El líder independentista participa todos los años en la procesión de Jueves Santo de la hermandad del Santísimo Cristo de la Salud y de Nuestra Señora de la Soledad, en San Vicenc dels Horts. Antes de que en las calles resuenen las saetas, el himno de España y de Els Segadors anuncian el desfile de Semana Santa en el que el alcalde aguantaba seis horas con la vara de mando como cayado. También se le suele ver en las mezquitas compartiendo la oración con los musulmanes. ¿Oportunismo político, como le acusan sus enemigos políticos? Su tesis doctoral la hizo sobre las relaciones entre las Cortes católicas y la Santa Sede durante la guerra de sucesión. «Entonces Barcelona tenía nuncio porque tenía Corte», recordó en una ocasión cuando relató su experiencia en Roma como investigador y le abrieron las puertas del Archivo Secreto Vaticano. Con la llegada de Francisco ha remarcado el concepto de «misericordia», estandarte del nuevo Papa, y ha echado mano de la parábola de las ovejas. Pero al Vaticano le gusta el olor a oveja, pero sin denominación de origen soberanista. El historiador Hilari Raguer, monje benedictino de Montserrat, se preguntaba en un reciente libro «si ser independentista es pecado».
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