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Drácena y kalanchoe plantados en una jardinera de hypertufa.

Cómo fabricar tus propias jardineras

Si quieres dar a tu balcón un 'toque picapiedra', no dejes de probar la hypertufa. Un compuesto de cemento, perlita, turba y agua con el que podrás explorar los límites de tu creatividad

josé ignacio martín

Jueves, 21 de enero 2016, 01:56

¿No conoces la hypertufa? Pues ya va siendo hora. Para mí ha sido todo un descubrimiento. Con este material se pueden construir jardineras, maceteros para embellecer los tiestos, ceniceros y todo tipo de figuras y complementos para la terraza o el jardín, incluso pantallas de lámpara. El único límite es tu imaginación. La hypertufa no es sino una imitación artificial de la toba, una roca con la que comparte dos propiedades especialmente valiosas para el cultivo de plantas en balcones, la porosidad y la ligereza, y desde luego es más fácil de conseguir. Y más barata.

Para hacer la masa sólo necesitas cemento, perlita, turba y agua. Resulta muy aconsejable utilizar guantes para no quemarse las manos con el cemento, y una mascarilla evitará que aspiremos el polvo al manipular la mezcla en seco. Aunque el amasado se puede efectuar con las manos, una paleta de albañil facilita la tarea, sobre todo si se pretende elaborar una pieza grande. Y ya está, no hace falta nada más. Salvo el molde, claro. Eso es lo primero. Puedes utilizar casi cualquier cosa, depende de lo que quieras conseguir. Cajas de fruta o de pescado, tiestos de plástico, botellas, vasos Yo he usado planchas de poliestireno extruido, que se emplea habitualmente como aislante en construcción. Es cómodo de trabajar, tiene la rigidez suficiente para no deformarse al verter la masa y se puede reutilizar para varios proyectos.

Moldes fabricados con poliestireno extruido y forrados de film de cocina.

A la hora de preparar el molde hay que tener en cuenta básicamente dos factores. El primero es el grosor. Cuanto más delgada es la obra, más fácil se rompe. Lo recomendado son entre 2,5 centímetros, si no es un trabajo demasiado voluminoso, y 5 centímetros. En segundo lugar, evita todo diseño que pueda dificultar la penetración de la masa y sobre todo el posterior desmoldado, como muescas o estrechamientos. Las paredes, mejor inclinadas por arriba hacia fuera, sobre todo las interiores. Hay quien impregna el molde con aceite o sustancias específicas para reducir la adherencia, aunque el poliestireno se despega bastante bien, no como la madera. Si no te importa que queden arrugas, puedes forrar el molde con film de cocina. Yo he probado también el plástico de burbujas -una opción interesante para dar relieve-, y el papel encerado de horno y de aluminio. No aconsejo ninguno de estos dos últimos: el primero se reblandece y se incrusta en las grietas, y el segundo se deshace al curar el cemento.

Elige tu receta

A poco que busques comprobarás que no existe una fórmula única para hacer hypertufa. Según el uso que se le vaya a dar a la obra o el acabado que se pretenda, pueden variar tanto algunos componentes como sus proporciones. Tampoco hay que ser un talibán de la precisión, al final es cuestión de experimentar. Si te sirve de referencia, ahí van las dos combinaciones que yo he probado con resultados satisfactorios.

Un par de aclaraciones previas. Los componentes se miden por su volumen y no por el peso (un litro de cemento, un litro de perlita), y en cuanto a los ingredientes, el cemento es cemento, no mortero. Son dos conceptos que se suelen usar indistintamente y no son lo mismo. El mortero, además de cemento, lleva otros integrantes como la arena. Por lo que respecta a la perlita, necesitamos la que se emplea en jardinería, no confundir con la de los albañiles o escayolistas, que dan este mismo nombre a la perliscayola. Se puede sustituir por vermiculita, que dicen que da más consistencia a la masa. Como no lo he probado, no lo puedo confirmar. Respecto a la turba, yo he utilizado la más aconsejada por las fuentes consultadas, la turba rubia de esfagno, que es un tipo de musgo. Finalmente, hay que tener en cuenta que la adición de arena a la masa (segunda receta) incrementa notablemente el peso de la obra, pero a cambio aumenta su resistencia.

La dureza de tu creación depende también de lo bien o mal que mezcles los ingredientes, así que dedica a este paso todo el tiempo que haga falta. Utiliza un cubo de buen tamaño para revolver los componentes, y hazlo primero en seco. No empieces a echar el agua hasta tener un compuesto absolutamente homogéneo. Dale una vuelta, y otra, y otra Nunca serán demasiadas. El gris del cemento tiñe el resto de elementos, así que la única pista -y no del todo fiable- de que ya es suficiente son los granos de perlita: cuando estos se vean uniformemente distribuidos, puedes comenzar a incorporar el agua. No lo hagas de golpe. Aunque la paleta se mueve con menos esfuerzo cuanto más blanda sea la masa, corres el riesgo de que no se mezcle de forma homogénea y de que quede demasiado aguada, lo que te obligaría a echar más cemento para endurecerla. Mejor vierte primero un poco de agua y remueve bien, luego otro poco y revuelve de nuevo, y así hasta obtener una masa de una consistencia lo más similar posible a la de la foto. Parece seca y grumosa, pero al pasar por encima la paleta queda lisa, y al apretarla en la mano no rezuma agua. En su punto.

La masa debe estar grumosa y no desprender agua al estrujarla en la mano, con una textura como de requesón.

La amalgama ya está lista para rellenar el molde. Prénsala bien a medida que la vas introduciendo para que no se formen agujeros que debiliten la pieza. Batir de vez en cuando el conjunto contra el suelo también contribuye a compactar la mezcla y eliminar burbujas. El molde conviene llenarlo hasta que rebose un poco, de forma que después se pueda rebajar el sobrante y obtener un acabado uniforme. El momento idóneo para la talla es cuando la hypertufa se ha endurecido hasta el punto de que no se hunde al presionar con el dedo, pero tampoco está totalmente seca. Como orientación, pueden transcurrir desde dos días hasta una semana, depende de condiciones como la temperatura, la humedad ambiental o la cantidad de agua empleada. Aprovecha el molde para igualar con la escofina los bordes de la pieza y después retira el troquel con cuidado. Ahora puedes corregir todo tipo de imperfecciones con la misma herramienta o con lija de grano grueso y, en el caso de tiestos y jardineras, haz con un taladro los agujeros de drenaje en la base. Ya solo tienes que dejar que tu obra seque por completo y adquiera el máximo grado de dureza antes de utilizarla.

Para terminar, cinco reglas elementales basadas en mis propios errores:

1. No te vengas arriba

Que no te pueda la ambición. La hypertufa da mucho juego. Permite imprimir relieve a las paredes, hacer incrustaciones de piedras, hojas y otros elementos, moldear, esculpir y lo que se te ocurra, pero al principio prueba mejor con proyectos básicos y no demasiado grandes hasta que le tomes la medida a esta técnica. De lo contrario puedes cometer errores garrafales. Y no es el menor

2. quedarte corto con la masa.

Es lo que me ocurrió a mí al primer intento: una jardinera de 66 centímetros de largo, 21 de ancho y 20 de alto, con paedes de 5 centímetros de grosor. Hice mis cuentas y decidí que valía con 20 litros de masa, sin incluir el agua. Pues no. Y encima no me di cuenta de que había echado más de lo previsto en la base, que es lo primero que se cubre, antes de colocar sobre ella el molde interior, y de que al apretar la masa empujó hacia arriba la caja interior y desplazó hacia fuera el exterior. Ya ves la chapuza, ¿no?

De fondo, el resultado de un mal cálculo. Si además se deforma el molde (foto pequeña), la ruina está garantizada.

Podría haberme arriesgado a hacer una segunda masa, pero me habría llevado demasiado tiempo y ya no cuajaría toda la pieza al mismo tiempo. Así que es preferible calcular las cantidades hacia lo alto, marcar en el interior del molde el grosor que debe alcanzar el suelo de la maceta, y asegurarse de que los moldes no se desfiguran ni se mueven al rellenar el hueco. Para la segunda prueba, la jardinera que encabeza este artículo (36x16x15 cm., con paredes de 3 cm.), calculé 5 litros de masa, así que preparé 13.

3. Ten siempre un 'plan B'

Esta forma de trabajar tiene un inconveniente: hay muchas posibilidades de que desperdiciemos material . Aunque no sea caro, fastidia tirarlo después del esfuerzo que supone amasarlo. Así que conviene tener a mano algún molde más pequeño. Se puede aprovechar el sobrante para hacer unos pies de jardinera, que siempre vienen bien, un cenicero Si no quieres perder el tiempo haciendo otros moldes, un recurso muy socorrido son los guantes desechables de polietileno o similar. Las manos de hypertufa, dándoles la forma adecuada, quedan muy aparentes.

Guantes desechables rellenos con la masa sobrante.

4. Busca el momento

y el lugar. Ni se te ocurra hacer estos trabajos dentro de casa porque se pone todo perdido. Sal al balcón un día que te sobre tiempo y que no haga mucho aire. Sobre todo, porque el viento acelera la pérdida de agua de la pieza y si ésta fragua demasiado rápido será más frágil y se romperá con facilidad. Por eso el otoño y el invierno son la mejor época, por el frío y la humedad. En cualquier caso, conviene cubrir por completo la obra con un plástico para que cure poco a poco. Hay quien recomienda tenerla tapada hasta un mes, así que paciencia.

5. ¡Aparca las prisas!

Porque la precipitación es quizás el mayor error que puedes cometer. Y eso vale tanto para la fabricación de la jardinera como para su 'puesta en marcha'. Si está destinada a macetero no es tan importante, pero si vas a poner tus plantas directamente en ella conviene dejarla un par de meses o tres a la intemperie, de forma que el agua de la lluvia -o en su defecto los riegos periódicos- desactive en lo posible los componentes del cemento que resultan nocivos para las plantas. Por si acaso, yo no trasplantaría al principio ningún ejemplar muy caro o al que le tuviera especial cariño. Ya habrá tiempo.

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