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Norris acaba con el reinado de Verstappen
Hasier Larretxea.

Malditos poetas, peligrosos revolucionarios...

Seis jóvenes: un navarro, una gallega, una vasca, una andaluza y dos madrileños se desnudan para explicar por qué demonios escriben en verso sobre la violencia, el erotismo, la familia, sus pesadillas...

Isabel Ibáñez

Jueves, 10 de diciembre 2015, 01:20

La poesía sobrevive en el siglo XXI arrinconada ante otros bienes de consumo ¿más útiles? Y lo hace gracias, en parte, a las nuevas tecnologías, pero sobre todo a unos valientes que siguen pensando en verso. Seis jóvenes, un navarro, una gallega, una vasca, una andaluza y dos madrileños se desnudan para explicar cómo llegaron a ella, si su pasión les alcanza para vivir, de qué tratan sus creaciones... Leerles, y no sólo en verso, es un placer. Y siempre se puede descubrir un elegante y original regalo de Navidad.

HASIER LARRETXEA

(Arraioz, Valle de Baztán, Navarra, 1982.) Hijo de un campeón cortador de troncos, Larretxea sintió la necesidad de dejar su tierra y desde hace años reside en Madrid, donde combina su pasión, escribir poesía, con su trabajo de educador social de personas con problemas mentales. Su padre, Patxi, acude a las presentaciones de su último libro, 'Niebla fronteriza', para fundir junto a su hijo «la sutileza del verso con la dureza del corte de madera con hacha». «De mí -dice Hasier- se esperaba que fuese aizkolari o harrijasotzaile, pero sentí necesidad de dejar atrás esas vivencias y me trasladé a la ciudad». Recibió el primer premio en la modalidad de poesía con 'Eguraldi lainotsua' en el certámen Ciudad de Pamplona 2001. 'Azken bala/La última bala' ganó el Francisco Ynduráin de las Letras para Escritores Jóvenes 2008. En él, y según la sinopsis, Larretxea «ataca de forma radical el concepto de violencia. 'Azken bala', desde la cultura en euskera, es un disparo (poético) en la línea de flotación de los violentos. Usando la ironía y, a veces, el sarcasmo, hace una apuesta decidida por la paz y por la poesía y la palabra como el arma más perdurable para conseguir cualquier cosa». Él mismo dice: «Respecto a la publicación de este libro, surgió de la manera más natural y espontánea al mes de trasladarme a vivir a Madrid. Es como si necesitara cierta limpieza interior para continuar creciendo y permitiéndome a mí mismo muchas cuestiones anteriormente invisibles».

¿Cómo llegó a la poesía?

Recuerdo la literatura como cobijo, como lugar y fortaleza en aquellos años dubitativos y sombríos de la adolescencia. En mi caso, no fue por placer, sino por necesidad. Por una necesidad vital de poner en palabras escritas los sentimientos que emergían y por los que sentía el temor y la hostilidad de un entorno que en un principio creía que no iba a aceptarlo. Con el tiempo, la necesidad de expresión se convirtió en un ejercicio estilístico de profundizar en aspectos que me permitía la escritura de la poesía desde la lejanía física y emocional de la ciudad. A través de la poesía vuelvo a pasear a través de los caminos de la infancia, a reencontrarme con los familiares y conocidos que fallecieron, a hinchar los pulmones con el aire puro y fresco del valle. A conversar con el paisaje y reflexionar a través de ese fondo de paisaje sobre cuestiones como la identidad, el mundo rural, la fe, la muerte, la expresión de los sentimientos y del cariño a través de imágenes y momentos que, si no se afila el ojo avizor, podrían pasar desapercibidos. Es como si un fotograma de un instante se congelara en la mente y diera tantas vueltas hasta dotarlo con palabras. Transmitir a través de la palabra todo aquello que transmite y conmociona la vida. La poesía es esencia y reencuentro. La paz y calma que me ha transmitido y he encontrado entre sus márgenes y discursos. Para mí, la poesía es mi fe. El espacio donde me encuentro y reencuentro la esencia de la vida y su devenir. Las preguntas que no hallo en otros lugares. La transmisión de lo infinitesimal y frágil. Es una disposición ante el entorno y el mundo, la manera de estar y ejercer esa presencia a través de todo aquello que transmite, tiembla, conecta y dialoga con los discursos, el lenguaje y todo lo establecido desde lo sombrío, insulso o plano.

Influencias.

Las primeras lecturas e influencias eran de escritores en euskera. Con los años, he ido descubriendo y vibrando con poetas centroeuropeos, latinoamericanos o estadounidenses, sobre todo. Es casi imposible dar unos pocos nombres. Adam Zagajewski, Ledo Ivo, Seamus Heaney, Charles Simic, Nikola Madzirov, Czeslaw Milosz, Zbigniew Herbert, José Miguel Ullán, Robert Hass o Louise Glück son centrales en mis lecturas.

¿Qué es lo que quiere contar?

El paisaje del norte de Navarra y el mundo rural y los recuerdos de la infancia están presentes en mis últimos poemas desde postulados más simbólicos y surrealistas, donde desde una prosa poética están presentes de manera transversal símbolos de periodos políticos y sociales anteriores.

¿Cómo son sus poemas en la forma.

La forma de los poemas varía según el discurso y la estética de cada libro. En los últimos años, y por ejemplo en Niebla fronteriza, el último publicado, en la primera parte son poemas en prosa los que me han aportado una amplitud de miras ajustándose a lo que quería transmitir a través de los poemas.

¿Puede vivir de esto?

La poesía es un pasatiempo con el que disfruto, y tengo la suerte de poder publicar hasta ahora lo que voy creando (tanto en euskera como en castellano). Pienso que no es beneficioso para la creatividad libre y que no le debe nada a nadie dedicarse por tiempo completo a ello o vivir de ello, porque se convertiría en un ejercicio supeditado a la contraprestación económica, y la necesidad de escribir por dinero. Soy educador social de un Equipo de Apoyo Social Comunitario que trabaja con personas con enfermedad mental crónica.

¿Se maltrata hoy a la poesía?

En realidad hay un absoluto desconocimiento sobre la poesía contemporánea y actual, partiendo de las lecturas obligatorias del instituto, que no acercan las variantes que conectan con los jóvenes, y los estereotipos generados por el absoluto desconocimiento continúan empañando todo el discurso articulado alrededor de las diversas poéticas que convergen y conviven sin las disputas estéticas de generaciones anteriores. En mi caso, he sido autodidacta en todos los sentidos, y con los años he aprendido a escoger un libro o un poemario entre ese montón de novedades. Es un ejercicio absolutamente de fondo, donde el espíritu más curioso y sin tapujo alguno facilita la conexión con esos libros que en ocasiones son tesoros por descubrir. Hay que fortalecer todo discurso transmisor y el legado de los antepasados, y son las canciones, los dichos y toda esa sabiduría familiar a través de la que también transmitían ese contexto político, social y emocional de décadas anteriores.

¿Qué poetas actuales le atraen?

En la actualidad hay una variedad de estilos, discursos y estéticas que representan la herencia de anteriores corrientes que han ido transformándose, en mi opinión, desde una amplitud de miras. En mi caso tengo cierta predilección, por concretar un nombre, por la gallega Olga Novo, que propone una poesía surrealista y libertaria, marcada por la memoria agraria y el erotismo. En Los líquidos íntimos (Cálamo, 2013) la autora ha vertido al castellano una parte esencial de su obra, además de ofrecerla en su lengua original.

Aquí va un poema extraído de la última propuesta de Larretxea, Niebla fronteriza (El Gaviero Ediciones, 2015):

Si no me queréis sentirno miréis donde se embistenel cielo y el monte,el coche y el rayo de luz,las zapatillas y la tierra fresca,el sorbo del café con lechey los trocitos de galleta de chocolate,la arena de la playay la roca húmeda,el borde de la camay el gato que se esconde,la ventana abierta y el mugir de las vacas,el sonido del barro en el paseo bordeando el ríoy la sombra de mi silueta.Ahí,donde lo cotidianoo se vuelve mágico.Ahí,no me encontraréis.Y este otro, de La ultima bala:Aprovecho mi última oportunidad. Porque la palabra tiene tanta fuerza como una bala.Ahora es tu turno.A pesar de que yo muera,este poemario sobrevivirá.Este poemario será mi heredero.Mi recuerdo.Me puedes matar,pero nunca asesinarás,nunca destruirás la poesía.Porque la palabra permanecerá en el tiempo.¿Y la violencia?

OLGA NOVO

Elegida por Larretxea como una de sus poetas favoritos, Olga Novo (Vilarmao, A Pobra do Brollón, Lugo, 1975) es licenciada en Filología Gallega y trabaja como profesora de Lengua Gallega y Literatura en un instituto de secundaria de Ourense. Quizá sea más conocida por su vertiente erótica, aunque ésta no es más que eso, una parte de su producción que ¿quizá ha ensombrecido el resto? «Cualquier etiqueta, como 'poesía erótica' es reduccionista. En cualquier creador, más aún si tiene una concepción vital de la obra, surgen múltiples temas porque la vida es diversa. De todos modos, hay una parte de mi obra en la que se lleva a cabo un canto corporal y amoroso evidente, que es un canto a la vida y a la libertad. No entiendo por qué el erotismo habría de 'ensombrecer' o 'pesar' sobre mi obra, ello significaría una concepción del amor y del cuerpo desde una visión judeocristiana, neoplatónica, medieval... Además es un tema que aparece ya en los orígenes de la lírica, en la poesía egipcia, y hasta en la Biblia, tan hermosamente expuesto en el 'Cantar de los cantares'. En todo caso, el propio ejercicio de creación, es en sí mismo, erótico, pues se trata de crear algo nuevo por amor». Por otro lado, al intentar explicar su trabajo, Novo reconoce sentirse en «conexión profunda con la propuesta radical surrealista, cuya divisa fue siempre: Libertad, Amor y Poesía. No creo que haya una forma más profunda, libre y hermosa de acercarse a la vida, y por lo tanto a la creación. Por otra parte, concibo la poesía como un acto absolutamente vital, con lo cual mi poesía no podía no ser feminista siendo mujer, no podía no ser agraria siendo, como soy, hija de labradores, no podía ser platónica pues tengo cuerpo, no podía no amar la libertad siendo libertaria. Para mí la poesía no es un divertimento literario, forma parte de mi propia concepción de la vida, es una emanación de mi pensamiento y de mis sentidos».

¿Cómo llegó a la poesía?

Quizás no llegué a la poesía, tengo la impresión de haber venido al mundo con ella. Pienso, como el poeta sirio Adonis, que la poesía es lo que más se parece al amor, y en ese sentido la concibo como una emanación sensible del individuo, una forma de estar en el mundo, y como la gran revolución contra el poder, que no puede coartar la infinita libertad de unir dos palabras, que es el hecho de dar un sentido inédito al mundo. Llegué a la poesía por pura necesidad expresiva, porque es mi forma de hablarle al universo o la forma que tiene el universo de hablar a través de mí.

¿Sus influencias?

Los primeros versos del romancero tradicional en gallego, recitados de memoria por mi madre, que los había heredado de su madre y esta, a su vez, de la suya... La tradición oral de generaciones analfabetas que, sin embargo, llevaban dentro la música de la poesía. Esa música es la primera impresión infantil que recuerdo como sensación poética llenándome los sentidos. Luego, mucho después llegaron los clásicos, Rosalía de Castro, la gran madre de la letras gallegas, el romanticismo, Rimbaud, Verlaine, la radical libertad del surrealismo, la vanguardia libertaria del poeta gallego Claudio Rodríguez Fer, el impacto de Rilke, el navajazo del silencio de Valente, la palabra deshollada de Gamoneda... Y una serie infinita de amores que me acompañan en una perfecta y armónica unión libre.

¿De qué escribe ahora y qué es lo que quiere contar?

La palabra poesía procede del griego poiesis, que significa creación. Lo que se crea surge de la nada, y esa maravilla del conocimiento que surge al escribir dejaría de tener sentido si preexistiese un plan: cuando siento la necesidad de escribir jamás sé cuál será el resultado de ese ejercicio apasionado, es siempre un descubrimiento, es siempre creación. Así que puedo decir que ahora escribo como siempre, sobre algo que no sé qué será, siempre a la búsqueda del enigma. Eso es precisamente lo que quiero o puedo contar.

¿Como son tus poemas en la forma?

No me interesa demasiado la forma en ningún aspecto de la vida, prefiero el fondo. Pero si es que hay alguna forma en mis poemas ésta es, tal vez, la música interna, en sus expresiones más libres. La retórica es una hojarasca ajena a la poesía profunda. El cemento y el ladrillo solamente son materiales de construcción de la casa, pero la Casa es la experiencia que vivimos dentro: así la poesía.

¿Puede vivir de esto?

Vivo de la docencia, que es otra forma de poesía: transmitir la belleza a otros seres humanos... No vivo de la escritura y no quisiera vivir de ella pues en ese momento dejaría de ser libre para escribir al ritmo que me marca la propia experiencia poética. Vender más o menos libros no me importa en absoluto, el comercio y la poesía para mí son antónimos.

¿Cómo se trata (o maltrata) hoy en día a la poesía? Hablamos de que en tiempos de nuestros padres, aprendían a recitar poemas de los que aún hoy se acuerdan...

Nunca serán buenos tiempos para la lírica y al mismo tiempo cualquier tiempo contiene poesía... Ya Platón expulsó a los poetas de su República pues bien sabía que la poesía es un elemento peligroso para la sociedad. Ahora bien, en todos los tiempos ha habido extraños, extranjeros y extranjeras en su patria, como decía Rosalía de Castro, que al margen de la sociedad más o menos brutal o embrutecida, han sabido señalar la luna con el dedo y refugiarse en la belleza. Hay pues, que seguir extendiendo el dedo: algunos verán la luna y otros solamente el dedo. Yo, para comenzar, y para vivir siempre en la poesía más allá del mundo y de sus males, he llamado a mi hija Lúa.

¿Qué opina de la poesía que se hace hoy y quién le gusta?

A veces me siento contemporánea de Safo o de un poeta que escribirá en el siglo XXII. También detesto el canon, los cenáculos, grupúsculos, las miserias de la société littéraire, los laureles de los grandes premios. Lo que verdaderamente importa es si un poema te da una bofetada al leerlo, si no te deja indemne, si te corroe, si su impacto te hacer ver más allá o más acá, si lo amas y lo quieres volver a leer cien veces, si lo sabes de memoria y tu vida es más bella porque existe ese texto. Me siento cerca de los y las poetas que van en busca de ese sentido radical de la poesía, escriba en castellano y llámese Gamoneda, o escriba en gallego y llámese Claudio Rodríguez Fer, o escriba en euskera y se llame Harcaitz Cano o Miren Agur Meabe...

Este es uno de los poemas de 'Los líquidos íntimos'. (Cálamo Poesía. Palencia, 2013)

Con mi piel puedes hacer injertos en los manzanos.Algunos conservan estirados los nombres que grabé a navajazostodas las tardes al volver de la escuela.Acostumbrada a tirar por un poema como por un ternerocuando se le ven las patas,cuando ya no se está en edad de crecertoda maduración requiere un desgarro detendonesentonces es cuando corren por mi pecho rebaños de cabrasque no se dirigen a ninguna parte,me suben a las paredes desde las que te veo,arrancan con la lengua el pasto mientras te vas.El tacto de tus violines me hace llorar terriblementey casi no puedo soportar que tus manos me acariciencomo la lana de los jerseys que me hacía mi madre cuando era niña.Pero con mi pielcon mi piel puedes hacer injertos en los manzanos.

IZASKUN GRACIA

Izaskun Gracia Quintana (Bilbao, 1977) es licenciada en Filología Vasca, trabaja como diseñadora y traductora, y escribe artículos y crítica literaria para diversos medios. Es autora de los poemarios 'fuegos fatuos' (accésit en el certamen poético Centro Juvenil Latina, 2003), 'eleak eta beleak' (XVII Premio de Poesía Ernestina de Champourcín, 2007), 'saco de humos' (XIX Premio de Poesía Villa de Aranda, 2010), y 'ártica/artikoa' (Amargord, 2012). Fue editora y cofundadora de la editorial de poesía Masmédula. Vive en Berlín desde 2011.

¿Cómo llegó a la poesía?

Empecé a escribir poesía y cuentos de niña, pero por aquel entonces mis poemas eran calcos de los que estudiábamos en el colegio, rígidos y no demasiado interesantes, por lo que al llegar a la adolescencia prácticamente me olvidé de ella y me centré en escribir relatos. Fue al llegar a la universidad cuando conocí a varias personas que me mostraron una poesía a la que no estaba acostumbrada: libre, vibrante, fuerte, arriesgada... Me cautivó al momento e hizo que volviera a leer y, sobre todo, a escribir poemas. Y desde entonces no he parado.

Influencias...

Son muy variadas: Walt Whitman, Wislawa Szymborska, Alejandra Pizarnik, Reynaldo Jiménez, Jorge Oteiza, Inger Christensen... Pero, en realidad, cualquier libro que caiga en mis manos me influye.

¿Por qué y de qué escribe?

Suelo decir que escribo porque no tengo más remedio. Tengo la necesidad constante de intentar explicar lo que me rodea, quizá porque no acabo de comprender muy bien el mundo en el que nos ha tocado vivir, así que hablo de todo lo que me concierne: cómo veo el lugar en el que vivo, a mis amigos, a mi pareja, a mi familia, a mí misma... Incluso mis sueños (y mis pesadillas) han dado lugar a varios poemas.

¿Cómo son en la forma sus poemas?

Cortos pero de versos largos. Carecen de letras mayúsculas y de signos de puntuación y suelen contener algún juego de palabras.

¿Vive de esto?

Ay, ojalá pudiera vivir de la literatura, pero qué va. Estoy rodeada de libros, eso sí, pues trabajo como maquetadora y traductora, por lo que tampoco me puedo quejar, pues ambos oficios me gustan mucho.

¿Cómo se trata (o maltrata) hoy en día a la poesía?

Curiosamente, la poesía ha pasado de ser el género literario más respetado a ser el más maltratado. Hay muchos factores que han contribuido a esto, claro, pero el más determinante ha sido seguramente el mercado literario. Desde hace décadas, la literatura (como prácticamente cualquier otra cosa) se maneja como un bien de consumo más. Por lo tanto, se cuida y se alimenta más aquello que va a dar beneficios económicos, como la novela (el cuento también ha pasado a ser el hermano pequeño y tonto de ésta). La poesía (con apenas lectores) no da dinero pero sí mucho trabajo y, por lo tanto, no interesa. Esto, que conste, tiene una parte buena: como su sustento no depende de ella, los autores pueden hacer lo que les plazca y experimentar a su gusto, lo que termina por enriquecer el género. A esto también ha ayudado internet, pues se ha convertido en un escaparate de todo aquel que tenga una voz y quiera hacerse escuchar, así como las editoriales independientes surgidas en los últimos años, que están trabajando mucho para que la poesía vuelva a ocupar el lugar que se merece.

¿Qué le parecen los nuevos creadores?

Están surgiendo muchos autores muy interesantes, que beben de las más diversas fuentes y que trabajan sus poemas de maneras muy diferentes. No puedo decir que tenga favoritos, pero, si tengo que recomendar sólo a un autor o autora, sería Julieta Valero.

Aquí van dos de sus poemas:

1. puedo escuchar los sonidos que emergen de los sótanos que nadie conocemultiplicados oscuros en la base de nuestro conocimientoescondidos tras compuertas que nadie cruzar quisieray así puedo reconocerte ajeno a tus bases sacudiéndote la ceniza de otras incursionesadentrándote en otra luz que apagarás indefectiblemente cuando se vuelva demasiado intensaensotanando cada espacio creciendo a solas más y más adentro

2. Del libro ártica/artikoa:dardaratzen gaituen barruan izendaezina dabertsolerroz agortutako gauean astintzen gaitu eta alderantziz iragana orainaldiko ore bihurtzen eta denbora bihurritzen deneanaurki dezaketkrisalida uzkurturikorrien eta itoen arteangure inguruko inexistentzia ezari eta bere amaierari buruz zaratarik gabeko eurian jakin dezaketeta zertarakodena amaitzen denean etxea izateko eta agian mehargunetan bare lo egiteko

es lo innombrable dentro de lo que nos tiemblanos agita en la noche agotada de verso y al revéscuando el pasado se convierte en pasta de presente y el tiempo se retuercepuedo encontrarloencogido crisálidaentre las hojas y los asfixiadospuedo saber de la inexistencia de lo que nos rodea y de su fin en una lluvia de cristales sin ruidoy para quépara tener hogar cuando todo acabe y dormir acaso en calma las angosturas

RAQUEL LANSEROS

Raquel Lanseros (Jerez de la Frontera, 1973) es autora de 'Leyendas del promontorio', 'Diario de un destello', 'Los ojos de la niebla', 'Croniria' y 'Las pequeñas espinas son pequeñas' (de los más vendidos en España en 2014). Ha recibido el Premio Unicaja de Poesía, el Antonio Machado en Baeza, el Premio del Tren y el Jaén de Poesía, así como un accésit del Premio Adonáis. Licenciada en Filología inglesa y traductora, su obra ha sido parcialmente traducida a numerosos idiomas, e incluida en antologías y publicaciones literarias de todo el mundo.

¿Cómo llegó a la poesía?

La poesía siempre ha estado presente en mi vida, desde la infancia. De niña me sentía naturalmente atraída por los poemas que leía, disfrutaba de intentar componer los míos propios y regalárselos a mis familiares, ilustrados por mí. Era un modo intuitivo de amar el lenguaje, su musicalidad, su belleza, su capacidad de producir y expresar emociones

¿Qué es lo que quiere contar?

En realidad la poesía habla sobre la vida. Así de simple, así de complejo. Y la vida engloba el amor, el paso del tiempo, la alegría, la lucha, la melancolía, el lamento, la decepción, la muerte, la memoria el cambio, la Historia, los ideales, la herencia, el deseo, la ilusión... Yo, como todos los poetas, quiero contar la vida.

¿Cómo son sus poemas en la forma?

Es curioso lo difícil que resulta enjuiciar los poemas propios, nadie es buen juez y parte. No todos mis poemas son iguales, unos son más narrativos, otros más líricos, unos más filosóficos, otros más esteticistas. En general, trato de escribir una poesía capaz de comunicar, bien sean ideas, sonidos o sensaciones.

¿Puede vivir de esto?

Casi ningún poeta puede vivir en exclusiva de la poesía. Esto es además una realidad histórica. La poesía no cotiza en el mercado, no produce dividendo, quizá por eso es tan libre. Yo soy profesora y traductora.

¿Se maltrata hoy a la poesía? Antes los niños aprendían poemas de memoria.

Desde las instituciones, los planes de estudios y las editoriales de libros de texto, la poesía está arrinconada, cuando no directamente olvidada. Es cierto que los niños ya no suelen aprender poemas de memoria, y mi generación también lo hizo menos que la de mis padres. Esto es una equivocación, pues en la infancia uno aprende a relacionarse con el lenguaje de un modo no sólo intelectual, sino intuitivo. Los poemas son verdaderos maestros en este sentido. Sin embargo, existe ahora mismo en España un florecimiento espontáneo de la poesía a pie de calle. Existen muchas iniciativas particulares, sesiones de poesía en bares, jam sessions, cientos de editoriales independientes, festivales, concursos online, plataformas... La poesía interesa a los jóvenes y ellos la abrazan utilizando todos los formatos y soportes actuales. Esto es una muy buena noticia.

'Invocación'Que no crezca jamás en mis entrañas esa calma aparente llamada escepticismo. Huya yo del resabio, del cinismo, de la imparcialidad de hombros encogidos. Crea yo siempre en la vida crea yo siempre en las mil infinitas posibilidades. Engáñenme los cantos de sirenas, tenga mi alma siempre un pellizco de ingenua. Que nunca se parezca mi epidermisa la piel de un paquidermo inconmovible, helado. Llore yo todavíapor sueños imposibles por amores prohibidos por fantasías de niña hechas añicos.Huya yo del realismo encorsetado. Consérvense en mis labios las canciones, muchas y muy ruidosas y con muchos acordes. Por si vinieran tiempos de silencio

RAÚL MORALES

Raúl Morales es madrileño de 1973 y licenciado en Filología Hispánica. Ha publicado los poemarios 'Del nombre de las cosas' (Pre-textos, 1999), con el que obtuvo el Premio Cantabria de Poesía, y 'Casa' (Vitruvio, 2010). Su última obra es 'Pájaro visitador'. Ha recopilado y traducido, junto al pintor Yurihito Otsuki, la obra del poeta japonés Makoto Ooka en la antología 'Memoria y presente' (Vitruvio, 2012). En 2013 apareció el audiolibro 'Tierra y Anatomía', que recogía por primera vez en este formato una antología de su obra (Dom and Loy Audiolibros). Mantiene el blog Luz en la ventana.

¿Cómo llegó a la poesía?

Más bien la poesía llegó hasta mí. Empecé a escribirla antes que a leerla. Muy pronto, a los 15 o 16 años, comenzaron a llegar imágenes que sentía que tenía que convertir en palabras. Esto no ha parado desde entonces; la diferencia, creo, es que, desde hace años, también hay una técnica, una intención y muchas lecturas acumuladas.

¿Quiénes fueron sus influencias?

El primer poeta que sentí como influencia fue Antonio Gamoneda, que cambió mi forma de entender la poesía. Le han seguido clásicos como T.S. Eliot, Seamus Heaney y, sobre todo, Wallace Stevens. Y otros más clásicos todavía: Homero, Hesiodo, Virgilio o Sohravardi. Más recientes han sido las influencias de contemporáneos a mí, como Olvido García Valdés o Anne Michaels.

¿De qué escribe ahora y qué es lo que quiere contar?

Después de acabar Pájaro visitador he escrito muy poco. Me consuelo pensando que estoy en una especie de vacío fértil. Digamos que, después de vaciarme, estoy esperando a volver a llenarme para poder escribir desde un sitio diferente. La idea del vacío fértil es muy atractiva, pero también provoca ese miedo, que todos los escritores sienten, a no volver a escribir ni un solo verso. Espero que no suceda.

¿Cómo son sus poemas en la forma?

Lo que ocurre, en realidad, es que mis libros suelen ser un largo poema formado, a su vez, por otros poemas de diferente longitud o estructura. El resultado, como digo, es un poema en el que se van repitiendo imágenes, palabras, ritmos... hasta crear esa unidad, ese libro que es un todo.

¿Puede vivir de esto?

Nunca me he planteado vivir de la poesía. Creo que sentiría tanta angustia que no podría escribir ni un verso. Hace poco, alguien decía que los poetas profesionales son terribles, y seguramente sea verdad. Además, tener una profesión, periodista en mi caso, es garantía de libertad creativa.

¿Cómo se trata hoy en día la poesía?

El poema nace en la garganta. Yo escribo siempre en voz alta, porque de otro modo es imposible dotar al poema de un ritmo. Leo en voz alta los poemas, una y otra vez, hasta que considero que están acabados. Creo que ese gusto por el ritmo se está perdiendo, y que muchos libros están muertos porque no tienen ritmo. La costumbre de memorizar poemas para después recitarlos en clase, tan extendida en mi generación, es una forma de abordar la poesía. El poema termina de nacer cuando es recitado en voz alta.

¿Qué opina de la poesía actual y quién le gusta?

Siempre he pensado que se usa la palabra 'poeta' muy a la ligera... Y trato de no olvidar de dónde procede. Leo últimamente que la poesía en España está de moda, pero este 'boom' tiene mucho que ver con movimientos en los medios de comunicación alrededor de poetas que venden miles de ejemplares pero que, bajo mi punto de vista, son de consumo fácil y rápido, 'poetas publicitarios' los llamo yo, muy activos en las redes sociales. Como siempre, esto impide que salga a la luz otro tipo escritura. Hay mucho ruido alrededor de la poesía y también mucha impostura. Me interesa la poesía, los poetas, que me obligan a parar, a demorarme, a leer y a ver con atención, que requieren su lentitud porque van más allá de lo que tienen ante sus ojos.

Así comienza su última obra, 'Pájaro visitador' (El Gaviero Ediciones, 2015):

«canta, pájaro púrpura, encaramado a la estrella,con pico de titanio, una canciónsin principio ni fin, anterior a toda palabra; caearrastra lentalo que no es ni corresponde,déjanos escuchar su simple vibración»

LUNA MIGUEL

Nace en Alcalá de Henares (Madrid) el 6 de noviembre de 1990, pero vive en Barcelona desde 2011. Trabaja como redactora en PlayGround Magazine. Es directora editorial de El Gaviero Ediciones y antes trabajó en otras editoriales. Ha publicado 'Estar enfermo' (La Bella Varsovia, 2010), 'Poetry is not dead' (DVD, 2010, La Bella Varsovia, 2013), 'Pensamientos estériles' (Cangrejo Pistolero, 2011), 'La tumba del marinero' (La Bella Varsovia, 2013) y 'Los estómagos' (La Bella Varsovia, 2015). También hace traducciones de libros. Actualmente escribe el poemario 'El arrecife de las sirenas', además del ensayo 'El dedo. Breve historia de la masturbación femenina', de próxima publicación en la colección Muckrakers de Capitán Swing. Es premio de Poesía Joven 2006, premio Hermanos Argensola 2010 y premio Andalucía Joven 2010.

¿Cómo llegó a la poesía?

Por mis padres. Ellos siempre han sido muy lectores. Mi padre es profesor de Lengua y Literatura en un instituto y mi madre siempre estuvo metida en el mundo de los fanzines, las revistas literarias y la edición. Siempre batallaron por la poesía, y creo que me lo pasaron en la sangre, es la mejor herencia que me han podido dejar.

Influencias...

Muchas y muy variadas. Me gustan mucho los poetas que empecé a leer de adolescente: Charles Bukowski, José Ángel Valente, Sylvia Plath o Vicente Aleixandre. Pero con los años he ido descubriendo a otros que me han enseñado muchísimo: Joyce Mansour, Ted Hughes, Sharon Olds, Max Blecher o Ingeborg Bachmann son algunos.

¿De qué escribe y qué quiere contar?

Escribo de lo que veo, de lo que me duele, de lo que no quiero que siga doliendo. No sé. Depende de qué poema y de qué libro. En el que estoy escribiendo ahora mismo me interesa la felicidad, algo que es difícil de tratar sin caer en lo cursi y lo obvio. También hablo de la maternidad. Apenas ha pasado un año desde que perdí a mi madre, y apenas han pasado unos meses desde que me enteré de que sería madre. Es un tema que me apasiona y sobre el que hay mucha literatura, aunque esté escondida o infravalorada.

¿Cómo son sus poemas en la forma?

Como un diario. Son temblorosos. No riman. Pueden ser feos. Pero eso no me importa.

¿De qué vive?

Vivo de escribir. Escribo periodismo, que para mí también es literatura, y muchas veces, también es poesía.

¿Cómo se trata (o maltrata) en la actualidad a la poesía?

Creo que Internet ha conseguido que muchos jóvenes vuelvan a llegar a este género y me parece maravilloso. No creo que la poesía se maltrate hoy. Al contrario, está abriendo sus puertas.

¿Qué opina de la poesía acual y quién le gusta?

Hay voces de mi generación a las que admiro. Elena Medel, Tao Lin, Natalia Litvinova, David Meza, Berta García Faet, Katja Perat, Sam Riviere, Rita Chirian, Dorothea Lasky, Kevin Castro... Creo que sería imposible definir qué o cómo es la poesía que se hace hoy. Eso sería algo parecido a intentar definir qué es o cómo es la música que se hace hoy. ¡Hay tantos estilos! ¡Tantas maneras! ¡Tantos sentimientos y estéticas diferentes!

Este poema pertenece a su último libro, 'Los estómagos' (La Bella Varsovia, 2015):'Cerdo'

Me pregunto cómo ha llegado esta cabeza de conejo hasta mis manos.Cómo ha rodado, escalera arriba, hasta el corazón del Raval,arrastrándose, escalera arriba,girando, escalera arriba hasta mis manos.Me pregunto quién mutiló al animal. Me pregunto cuántos estómagoshacen falta para vencer el hambre.Me pregunto: hay cuartos oscurosy humedades en venta,hay insectos de alquiler y trasteros que huelen a ceniza.Todos los días una mariposa muere encerrada entre los calefactores.Pero no hay peligro porque el invierno ya se acaba,y con él los poetas que hablan del fríoy con él los suicidios y las mariposasy con él los conejos domésticos,comestibles.Me pregunto cómo ha llegado mi lengua hasta el techo de los muertos.Con la ciudad encendida.Con su cabeza bien sujeta entre los dedos.

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Malditos poetas, peligrosos revolucionarios...