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Más de 34.000 personas participaron en la clásica vasca.
«La primera carrera no puede ser una Behobia-San Sebastián»

«La primera carrera no puede ser una Behobia-San Sebastián»

Un vaso de agua cada veinte minutos, un desayuno ligero dos horas antes, una gorra mojada si hace mucho calor, y meses de entrenamiento corriendo tres veces a la semana. Es el manual básico del corredor

Yolanda Veiga

Lunes, 9 de noviembre 2015, 18:20

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La Behobia-San Sebastián es más que una carrera de hora y media. El ambiente es como el de un Tour, con la bullanga de la gente empujando a los corredores, agolpada y atronando en los picos más altos del trazado (Gaintxurizketa, en el kilómetro 7, y el Alto de Miracruz, en el 17). La sensación es esa, que te llevan casi en volandas. «Es impresionante, pero tiene un riesgo, te vienes tan arriba que a veces corres por encima de tus posibilidades». A Imanol Loizaga (Algorta, 45 años), campeón de España de maratón en la modalidad de veteranos (2 horas 31 minutos en Barcelona en 2006), le falta la clásica vasca (20 kilómetros) y también la maratón de Nueva York (42 kilómetros y 195 metros), dos carreras que no están tan lejos como esos 5.779 kilómetros que separan ambas ciudades. «A la Behobia-San Sebastián se apuntan 34.000 personas, una cifra como las de las grandes citas internacionales de Berlín, que es donde se suelen batir los récords mundiales, o Nueva York, que reunió hace una semana a 50.000 corredores. En España el maratón de Barcelona no llega a los 20.000 participantes».

El domingo se celebró la 51 edición de una cita imprescindible en el calendario de los corredores, icónica para los guipuzcoanos y exigente para cualquiera. Solo el calor extremo la puede hacer más dura, y ayer se superaron los 25 grados (había casi 20 a las diez de la mañana, cuando comenzó la prueba). Diecinueve personas fueron ingresadas, la mayoría por golpes de calor (cuatro continuaban en la Unidad de Cuidados Intensivos ayer por la tarde). Además, dos personas fallecieron, el atleta navarro de 31 años José Javier Suescun, que sufrió una parada cardiaca al finalizar el recorrido, y un espectador. «A partir de 16 o 18 grados el calor afecta mucho. Por eso hay que salir ya hidratado, beber mucha agua antes de empezar». Advierte Loizaga. Y Alberto Cebollada, profesor del Ciclo de F.P. del Gobierno de Navarra de Técnicos deportivos, nos orienta sobre las cantidades: «Un vaso cada 15 ó 20 minutos durante la actividad, y entre 250 y 500 mililitros las cuatro horas anteriores a la competición». Este es el manual básico, pero en circunstancias hostiles como las del domingo, con temperaturas propias del agosto mediterráneo, hay que hidratarse más.

¿Cuánto?

Un exceso de hidratación también es peligroso. Se debe beber suficiente líquido como para orinar un color claro y abundante. Ese es el mejor indicativo. Si orinas poco y el tono es oscuro te está avisando que no te estás hidratando bien.

Agua no solo contra el calor. «La temperatura no es lo único importante, la humedad y la ausencia del viento influyen también negativamente. Más a alguien del interior, de Zamora o de Palencia por ejemplo, que está acostumbrado a un clima seco». La humedad se da por hecho en esta cita, pero el calor ha pillado con el pie cambiado a casi todos. «El cuerpo no está entrenado para responder a 25 grados. Menos en noviembre, que el cuerpo se ha 'desadaptado' ya a las condiciones de verano».

¿Peor el sofoco que las lluvias intensas de otros años?

Sí, es más peligroso. En circunstancias así hay que beber más, no solo agua, también bebidas con sales minerales. Un truco puede ser salar un poco más las comidas los días antes. Durante la carrera es importante mojarse la cabeza, que es el termostato principal del cuerpo, y la capacidad de eliminar calor del agua es veinte veces mayor que la del aire. Una gorra mojada te ayuda a mantener la temperatura del cuerpo y ayuda a prevenir los golpes de calor, que elevan la temperatura a 38 grados.

¿Qué hace saltar la alerta?

Si resoplas, sientes mucho calor, taquicardia... hay que parar. El problema de estas carreras es que la presión mediática es tremenda, todos queremos hacer mejor marca que el vecino, se impone hacer un buen resultado. Pero ayer no era momento de mejorar la marca, lo avisaron desde la organización.

El récord de Imanol Loizaga son 2 horas 30 minutos. Lo batió en 2009, mejorando en un minuto su anterior marca. Es entrenador de atletas populares y hace unos días anunció que exigirá a todos sus pupilos una prueba de esfuerzo antes de empezar los entrenamientos. Consiste en un entrenamiento, corriendo o en bicicleta, que aumenta en intensidad cada dos o tres minutos y que señala al deportista dónde está su límite, además de detectar problemas si los hubiera. Cuesta entre 70 y 100 euros. En la Behobia-San Sebastián no se exige certificado médico ni marca mínima en carreras anteriores, solo el abono de 45 euros (52 el dorsal solidario) y la retirada obligatoria si se llega al kilómetro diez con una marca peor a la hora y media o al kilómetro quince con dos horas y cinco minutos. «Es la prueba más dura del calendario. No es la San Silvestre vallecana, que es también muy popular pero son 10 kilómetros. Esta no llega a una media maratón de 21 kilómetros y 98 metros pero es muy exigente porque el trazado es sinuoso (tiene un desnivel de 192 metros)». Loizaga sabe que va a «levantar ampollas» con este comentario pero no se calla: «Hay mucha gente que la corre y no está preparada. La primera carrera de tu vida no puede ser una Behobia-San Sebastián. Es una temeridad».

Loizaga calcula que a un aficionado le puede llevar un año de entrenamiento: correr tres veces por semana y completar el ejercicio con bicicleta, natación... Eso, como hábito, además de atenciones extra los días antes. «La semana anterior hay que comer más hidratos de carbono, con lo que mantendremos a tope los depósitos de glucógeno, que va a ser la fuente de energía que vamos a usar».

La Behobia-San Sebastián empieza a las diez de la mañana. ¿Qué tenemos que desayunar?

La mañana de la carrera no es momento de experimentos. Hay que desayunar lo que se desayuna siempre. Lo ideal es una pieza de fruta, mejor plátano o manzana, cereales y un café o una infusión. No ha de ser un desayuno copioso y debe hacerse mínimo dos horas antes de empezar a correr.

A este desayuno hay que darle continuidad durante la carrera. «Mucha gente tiene el estómago cerrado y lleva geles, que contienen carbohidratos cafeína... La Behobia-San Sebastián tiene muchos puntos de avituallamiento, el primero antes del tercer kilómetro y el último en el 19, no es lo habitual. Es bueno hidratarse cada veinte minutos y los plátanos también son un alimento interesante porque tienen concentración de azúcares y potasio y entran fácilmente».

Entrenamiento, aclimatación, alimentación... y disfrute. «La gente va a estas carreras con una presión que no es normal. No tiene sentido si no se disfruta. No hay que demostrar nada a nadie».

El manual del corredor:

- Aclimatarse: realizar un periodo progresivo de adaptación del organismo al calor y a las condiciones en las que se va a realizar la prueba (humedad y ausencia de viento) de entre 7 y 10 días, explica el triatleta Alberto Cebollada.

- El agua: es preferible que esté fresquita entre 15 y 20 grados. Las últimas afirmaciones científicas cuestionan ue tomar bebidas isotónicas mejoren el rendimiento pero para actividades de larga duración realizadas en condiciones extremas sí son aconsejadas.

- ¿Cuánta?: Según las recomendaciones del Colegio Americano de Medicina del Deporte, hay que beber lentamente de 250 a 500 mililitros en las 4 horas anteriores a iniciar el ejercicio. Si la orina es oscura debe aumentar la ingesta en las últimas 2 horas en torno a 200 ml (un vaso de agua) inmediatamente antes del evento

- La ducha: Durante los entrenamientos y las competiciones con calor es conveniente mojar la piel y en especial la cabeza. Hay estudios que afirman que llevar una gorra helada mejora el rendimiento y tras el entrenamiento, un baño con agua fría.

- Ojo con la cafeína: Cuidado con las bebidas que contienen complementos vitamínicos o sustancias estimulantes como la cafeína, que pueden producir irritación en el estómago e incluso favorecer la deshidratación.

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