El Papa en el Fiat 500 que le recogió en la base militar Andrews.

Un Papa en Fiat 500

En plena crisis de Volkswagen, Bergoglio promociona la escudería italiana en su histórico viaje por EE UU

PEDRO BRIONGOS

Domingo, 27 de septiembre 2015, 01:27

En un país donde hay ciudadanos que sitúan a España en México, no es de extrañar que algunos cronistas estadounidenses confundieran un Fiat 500 con un Mini cuando trataban de describir el autómovil al que se subió Francisco en la base militar Andrews, nada más aterrizar en EE UU. Si acaso, soprende el error porque el modelo elegido por el Pontífice dista mucho del pequeño icono de la escudería italiana de apenas 3,6 metros. Para esta ocasión, el Vaticano ha optado por un 500 L, monovolumen compacto de 4,15 metros de largo con cinco puertas y una considerable altura de 1,66 metros. Y parece improbable que el despiste se deba a la convulsión creada por el escándalo del trucaje en los motores diésel de Volkswagen destapado a ese lado del Atlántico.

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Desde que en 2007 decidió reeditar el mítico vehículo ideado cincuenta años antes para callejear por las angostas vías de las ciudades italianas, la compañia de Turín ha visto engordar su cuenta de resultados gracias al Fiat 500, un modelo reconocido en 2008 como Coche del Año en Europa y el primero de su segmento en obtener cinco estrellas en las pruebas de choque europeas. Ahora parece que le ha llegado la hora a su hermano mayor. Comparado con el pequeño de la casa, el 500 L (de 'lungo', largo en italiano) presenta unas respetables dimensiones que le permiten, según el fabricante, transportar en el maletero hasta cinco 'trolleys'. Pero los norteamericanos no están acostumbrados a los utilitarios, y menos aún a verlos desfilar en las comitivas que transportan a las autoridades de visita en un país donde el automóvil es objeto de veneración casi tanto como la bandera. Adoran los coches, sí, pero sobre todo los grandes y potentes. Y ciertamente, el 'piccolo' turismo con matrícula del Vaticano SCV 1 que trasladó al Santo Padre desde la base aérea hasta la Casa Blanca parecía un tacatá en constrate con las descomunales limusinas y los 4x4 blindados del servicio de seguridad norteamericano que protegían el recorrido oficial.

"Es la última vez que veremos un Fiat aparcado delante del Capitolio", ha dejado escrito en su cuenta de Twitter John Bresnahan, corresponal de 'Político' en el Congreso de EE UU. El acreditado reportero no ha tenido en cuenta el último informe del reconocido Índice de Calidad Total (TQI), que en la relación de premios correspondientes a 2015 ha colocado en primer lugar al grupo Fiat Chrysler Automóviles USA. En total, seis modelos del grupo ganaron en sus respectivos segmentos, aunque los dos que obtuvieron mejor resultado fueron el Fiat 500, en la categoría de urbanos, y el Jeep Wrangler Unlimited, líder entre los SUV por segundo año consecutivo. El valor añadido de este premio radica en que se basa en la opinión no de los especialistas del motor sino en la de los propietarios (46.000 consultas en la vigésima edición celebrada en Michigan).

Quienes analizan los pasos de Bergoglio dicen que no da puntada sin hilo. No será casualidad, pues, que para desplazarse en EE UU haya elegido dos modelos de la firma italiana. Qué mejor publicidad que un acontecimiento seguido por millones de personas en todo el mundo para promocionar una marca y, en definitiva, a todo un país. Porque si el Papa se ha servido del 500 en los viajes rápidos, para los recorridos más pausados por las calles de Washington y Nueva York ha elegido un Jeep Wrangler que el Servicio Secreto estadounidense ha estado preparando durante más de un mes. Desde 2009, con la toma de control de Fiat sobre la americana Chrysler-Jeep, esta última se ha convertido en una filial del grupo italiano, aunque mantiene las esencias del espirítu con el que nació en Ohio en los años 40. De ahí que los mismos medios de comunicación locales que fruncieron el ceño al ver al Papa subirse a un Fiat 500, aplaudieron sin pudor la elección de un Jeep Wrangler con sabor genuinamente americano adaptado como papamovil.

Salvando las distancias, Bergoglio no es el único personaje público al que se ha visto últimamente a bordo de un 500 L, cuyo precio ronda los 18.000 euros. En las recientes apariciones de Isabel Pantoja a las puertas de la cárcel, la sevillana posaba junto a un 500 L conducido por su hermano. El modelo de la cantante es similar al de Francisco, salvo en el color: rojo vivo frente al gris oscuro casi negro del transporte vaticano. No ha trascendido si alguno de los dos incorpora la cafetera Lavazza que el fabricante ofrece entre sus múltiples extras. En tal caso, Papa y tonadillera habrán tenido que renunciar al portabotes que el coche lleva de serie entre los dos asientos delanteros.

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