La isla de Pitcairn.

La isla de Pitcairn

Los amotinados encontraron refugio en una recóndita isla, pero no pudieron huir de la violencia

Pascual Perea

Martes, 22 de septiembre 2015, 01:22

Cuando los sediciosos del 'Bounty' dejaron a su capitán y a un puñado de leales abandonados en un bote en mitad del océano, su cabecilla, Christian Fletcher, sabía que su destino estaba marcado: huir tan lejos como pudieran del alcance de Inglaterra, el imperio que dominaba los siete mares, para evitar la suerte que les esperaba a piratas y sediciosos: ser colgados del cuello alto y corto hasta morir. Fletcher decidió regresar a Tahití, donde se detuvieron el tiempo justo para cargar provisiones y desembarcar a los marinos que no habían participado en el motín. Junto a estos abandonaron el barco varios de los amotinados, que prefirieron arrostrar los riesgos de ser condenados antes que vagar por los océanos como proscritos de por vida. Finalmente, partieron en el 'Bounty' Fletcher y ocho incondicionales, pero antes subieron a bordo con engaños a once mujeres nativas, una de ellas con su bebé, y seis hombres tahitianos, y se los llevaron secuestrados.

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El 15 de enero de 1790 vieron una tierra desconocida emerger del horizonte. Era la isla de Pitcairn, una roca perdida en mitad del Pacífico Sur. En realidad, la isla ya constaba en las cartas náuticas, pero en ellas aparecía marcada muy lejos de su situación real, por lo que solo podía ser encontrada por casualidad. Los polinesios se habían instalado en ella durante varios siglos, pero hacia el año 1.500 quedó deshabitada. Con sus apenas cuatro kilómetros cuadrados de superficie y a más de cuatrocientos kilómetros de la tierra más cercana -las también remotas islas Gambier-, era el lugar ideal para esconderse. Así lo convinieron los amotinados, que desembarcaron con todas sus pertenencias y después quemaron el 'Bounty' para impedir que pudiera delatar su presencia a cualquier barco que se acercara.

A salvo de sus perseguidores, los proscritos podían haber vivido plácidamente el resto de sus días dedicándose a la pesca y a la agricultura, pero llevaban con ellos la ponzoña de la violencia. La escasez de mujeres para tantos hombres -dos de ellas murieron al poco de su llegada, lo que agravó el problema- y la negativa de algunos de los ingleses a que los tahitianos pudieran trabajar sus propias tierras alimentó el rencor de estos. Un día, uno de los tahitianos mató a dos de sus compatriotas por encargo de los ingleses. Los otros se hicieron con armas y mataron a cinco de los ingleses, entre ellos el propio Christian Fletcher, antes de ajustar cuentas entre ellos. El traidor murió a manos de sus compatriotas, otro fue apuñalado por una de las mujeres y los otros dos cayeron asesinados por los blancos supervivientes. De los cuatro ingleses que quedaban, uno se suicidó alcoholizado y otro quiso acabar con sus compañeros en un rapto de locura y fue muerto por estos. Aquella orgía de sangre empachó a los últimos supervivientes, Ned Young y John Adams, que se volcaron en su pequeña comunidad y en el estudio de la biblia.

En 1808, un barco norteamericano, el 'Topaz', llegó a la isla. Cuando sus tripulantes desembarcaron para hacer acopio de cocos descubrieron una comunidad de mujeres tahitianas y sus descendientes mulatos, dirigida por el único inglés superviviente, John Adams, al que todos llamaban 'padre'. Seis años después, tras llegar a Inglaterra noticias del sorprendente hallazgo, la Armada británica envió un barco a la zona, donde encontró al último de los amotinados transformado en un anciano respetado y piadoso, al que indultó de sus antiguos delitos y permitieron pasar sus últimos días en su isla.

En la actualidad viven en Pitcairn apenas unas 50 personas, descendientes de aquellos primeros colonos. Su principal fuente de recursos son los cruceros de turistas que, de vez en cuando, recalan en su orilla. En 2004 la isla volvió a ponerse de actualidad, cuando siete hombres, entre ellos su propio gobernador, Steve Christian, descendiente del cabecilla del famoso motín, fueron acusados de abusos sexuales a menores. En el proceso se destapó una larga tradición de tolerancia con las prácticas pedófilas y de promiscuidad; finalmente, seis de los acusados fueron condenados a cárcel, y hubo que construir una prisión para alojarles.

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¿Y qué fue del resto de la tripulación, la que fue desembarcada del 'Bounty' en Tahití tras el motín? Cuando llegó a Inglaterra el capitán Bligh, y con él el relato de la revuelta, el Almirantazgo envió una expedición de castigo en busca de los rebeldes dirigida por el capitán Edwards al mando del 'Pandora'. Los 14 tripulantes del 'Bounty' que encontró en Tahití fueron cargados de cadenas y embarcados en la sentina del buque. De regreso a Inglaterra, el 'Pandora' encalló en la Gran Barrera de Coral y se fue a pique, y con él cuatro de los prisioneros y gran parte de la tripulación. Los diez restantes llegaron finalmente a Inglaterra. Cuatro fueron absueltos al testimoniar el capitán Bligh que le habían sido leales pero los amotinados les retuvieron a bordo por la fuerza; otros dos, declarados culpables por no haberse decantado por ninguno de los bandos, fueron posteriormente indultados; uno más quedó exculpado por un defecto de forma, y los tres restantes fueron condenados a la horca.

Y una última curiosidad. La maldición del 'Bounty' y su tripulación envolvió recientemente a una réplica exacta de aquel barco, la nave en la que se rodaron 'Rebelión a bordo' y 'Piratas del Caribe', bautizada con el mismo nombre. Hace tres años, cuando navegaba por el Atlántico, sus 16 tripulantes lanzaron una llamada de emergencia: su barco se encontraba a merced del huracán 'Sandy' y era azotado por olas de más de seis metros y fortísimos vientos. El 29 de octubre de 2012 se hundió frente a las costas de Carolina del Norte. Catorce tripulantes pudieron evacuarlo en una balsa salvavidas y fueron rescatados con vida, pero otros dos murieron. Una de ellos, Claudene Christian, aseguraba ser descendiente de Christian Fletcher, el jefe de los amotinados; el otro era el capitán, Robin Walbridge. Su cuerpo nunca apareció.

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Anteriores entregas: 'Rebelión a bordo' y 'La odisea del capitán Bligh'

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