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La mutilación genital femenina supone graves complicaciones y riesgos vitales para las niñas.
Unas 600 niñas menores de 15 años sufren riesgo de ablación en Euskadi

Unas 600 niñas menores de 15 años sufren riesgo de ablación en Euskadi

Médicos del Mundo reclama un "protocolo integral de actuación" para paliar el "desconocimiento" de los sanitarios ante esta práctica

María José Tomé

Sábado, 22 de agosto 2015, 00:07

En demasiadas ocasiones cometemos el error de creer que se trata de una aberración circunscrita a remotas tribus ubicadas a miles de kilómetros de distancia pero también es una realidad que se puede esconder en nuestra comunidad de vecinos. En el País Vasco hay en la actualidad alrededor de 600 niñas y adolescentes menores de 15 años en riesgo de sufrir la mutilación de sus genitales, según un reciente estudio elaborado por Médicos del Mundo en el País Vasco, que alerta ante la necesidad urgente de "proteger" a este colectivo. La ONG denuncia las "grandes lagunas de desconocimiento" de las que adolece el personal sanitario de Osakidetza cuando se encuentra con un caso de este tipo y considera "totalmente imprescindible" la creación de un "protocolo exhaustivo a nivel autonómico" que integre tanto a hospitales como centros de salud primaria y colegios para detectar y prevenir situaciones de riesgo.

La ablación del clítoris, una ancestral y abominable tradición que aún se perpetúa en algunos países africanos por razones supuestamente culturales y religiosas y que llega hasta nuestra sociedad a través de la inmigración, cobró ayer actualidad a raíz de la difusión del drama de cuatro hermanas alavesas menores de edad que en 2013 fueron sometidas a esta práctica durante unas vacaciones en el país de origen de sus padres, Mali. La Fiscalía de Menores se hizo cargo del caso, que ya fue publicado por El CORREO en octubre de 2014, después de que la mayor, de 14 años, contara lo sucedido a una trabajadora social y sus sospechas de que sus tres hermanas pequeñas habían pasado por el mismo calvario, lo que ratificó el posterior reconocimiento forense.

"Las madres se ven entre la espada y la pared para mutilar a sus hijas"

  • Aunque la mayoría de los casos documentados en el País Vasco son de mujeres que sufrieron la mutilación en sus países de origen cuando eran niñas, el drama de las hermanas alavesas no es único. El informe de Médicos del Mundo reporta el caso de una niña de tres años de Gipuzkoa, hija de un matrimonio mixto. La pequeña fue de vacaciones hace tres años al país de origen del marido y allí fue mutilada sin el conocimiento de la madre.

  • También cuando la progenitora es de origen africano la ablación supone un dilema difícil de afrontar. Lo sabe bien Fátima Djarra Sane, mediadora de Médicos del Mundo en Navarra, que fue mutilada con cuatro años en Guinea Bissau. Después supo que su madre se opuso, pero la familia del padre impuso su criterio. "En sexto de primaria me di cuenta de que yo era diferente de algunas compañeras que no estaban mutiladas, pero no podía hablar de ello ni preguntar, es un tabú", explica.

  • Su compañera Djamila Mamuodou, en cambio, no fue mutilada por la férrea oposición de su madre y cuenta que le pasó factura durante su infancia en Mali. "En el colegio las niñas me insultaban, decían que estaba impura", recuerda.

  • En su trabajo en la ONG, ambas se han tenido que enfrentar al caso de una familia con una hija que viajó de vacaciones a su país de origen y volvió con la niña mutilada. "La mujer no paraba de llorar. Es verdad que ella no lo decidió, su familia dijo que había que hacerlo, se dejó. Las madres se ven entre la espada y la pared, su hija o su familia. No hay ninguna libertad individual, cuando tu hija sale de tu vientre ya no es tuya, sino de todos". Tuvo dos hijas más, pero con ellas fue firme. "Dijo que las niñas no se tocaban. Su familia ha tardado años en volver a hablarle".

Ayer, el fiscal superior del País Vasco, Juan Calparsoro, confirmó que se han tomado medidas de protección de las menores porque, al tener residencia en Euskadi, la justicia española es la competente para actuar en un caso que podría acabar con la retirada de la custodia a los padres. Esta práctica está castigada en España con penas de entre 6 a 12 años de cárcel según la modificación de la Ley Orgánica 11/2003 con la que la legislación española se adaptó a las recomendaciones de la UE. Un posterior cambio legislativo, además, también permite la persecución extraterritorial de esta práctica cuando se lleve a cabo en el extranjero para cubrir legalmente los casos en los que se práctica aprovechando las vacaciones o estancias en sus países de origen, como ha ocurrido con las niñas alavesas. Al parecer, fueron los abuelos los que decidieron someter a las menores a la ablación.

Médicos del Mundo denuncia que en el País Vasco "no existe ningún protocolo de actuación para la prevención de estas prácticas y la protección de las niñas". Según su estudio, en Euskadi residen en la actualidad 602 niñas y adolescentes de entre 0 y 15 años que proceden de los 19 países africanos en los que aún se realiza la mutilación genital femenina, por lo que para ellas está práctica es un riesgo más que real. Teniendo en cuenta el porcentaje de prevalencia en sus comunidades de origen, el peligro es más acuciante para 187 de ellas (53 originarias de Mauritania, 31 de Senegal, 29 de Mali, 22 de Nigeria y 13 de Guinea, entre otros países). La mitad residen en Bizkaia, el 40% en Álava y el 10% restante en Gipuzkoa.

15 casos en Basurto

La ONG completa su estudio demográfico con una encuesta a profesionales del ámbito sanitario vasco que revela las "lagunas" que tienen sobre este tema. Solo el 57% de los encuestados acertaron a definir correctamente esta práctica, mientras que un 3,3% reconocía no tener ningún conocimiento al respecto. Sobre su actuación ante un caso de este tipo, el 14% confesaron no saber qué hacer: tres de ellos, incluso, aseguraron que no intervendrían "por respeto". El 34% se limitaría a realizar un parte de lesiones y un 40% lo acompañaría de información sobre las consecuencias de la ablación.

Además, la ONG realizó 43 entrevistas personales a profesionales que trabajan en centros de salud de atención primaria ubicados en áreas con más población de riesgo. El 44% afirmó haber reconocido a mujeres mutiladas en sus consultas. Se han dado casos en los tres territorios: en los hospitales de Basurto, Txagorritxu y Donostia, así como en los centros de atención primaria bilbaínos de La Peña, La Merced y Saralegui y en el Aranbizkarra II en Vitoria. "En el caso del hospital bilbaíno, desde que un grupo de profesionales introdujeron la mutilación en su labor profesional hace un año se han detectado alrededor de 15 casos de mujeres que iban a ser madres. Antes de esa fecha, no existe ningún caso registrado", señala el informe.

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