

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
JOSÉ V. MERINO
Miércoles, 3 de junio 2015, 17:58
"Felices los que saben reírse de sí mismos porque nunca terminarán de divertirse". Es de Tomás Moro, allá por el siglo XV. Lo decapitaron y llegó a santo, y es el primer católico entronizado también por la Iglesia anglicana.
Los vascos somos gente seria. O no tanto. Un puñado de ellos, con responsabilidades de mucho fuste, nos cuentan un chiste para rebajar tanta crispación y enfado. Uno que se saben, que recuerdan, que cuentan en la intimidad...
Y allá van.
Estos son dos vascos que salen de un examen de Matemáticas.
Oye, Iñaki, ¿a ti qué te ha dado el segundo problema?
¿A mí? Infinito.
¿Sólo?
Este era un vasco que estaba en un bar y le dice a un amigo que entra:
Hola, Iñaki, ¿qué, te compraste un 600?
Sí, pero hace poco. Y tú, ¿cómo lo sabes?
Porque lo llevas de mochila
¡¡¡Aivá la hostia, otra vez el cinturón de seguridad!!!
Oye, Patxi, ¿sabes qué le falta al coche fantástico?
No, ¿qué le falta, pues?
¡Pues qué va a ser! ¡¡¡La matrícula de Bilbao!!!
¿Cuánto dura la batería del móvil?
Depende de la autonomía
No sé... Pongamos Galicia, por ejemplo.
¿Por qué los alaveses no se entienden entre ellos?
Porque hablan todos a-la-vés.
Dos bilbaínos:
¡Patxi, me han contao que te han tocao cien millones a la lotería!
Nada, dinero atrás, lo que jugaba...
Oye, Iñaki, ¿sabes que se ha muerto Julen?
¡Me cago en la leche! ¿Y de qué ha muerto?
De cirrosis
¡¿Joer?! ¿Tanto bebía?
¡Me cagüen! Lo incineraron hace dos semanas ¡¡¡ y todavía sigue ardiendo!!!
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.