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Guisado de carne con salsa de chocolate.

Chocolate con carne

El alimento que más pasiones desata es también un ingrediente perfecto para platos salados y da un excelente resultado en las salsas de los guisos de carne

Javier Reino

Sábado, 16 de mayo 2015, 00:22

No es la primera vez, y no será la última, que hablamos aquí del chocolate. Es sin duda uno de los alimentos que más pasión desata. Poca gente es indiferente a él: lo adora o lo odia, aunque es mucho más frecuente lo primero. Y en todo el mundo. Dicen que esta pasta, amasada con las semillas y la manteca del cacao, tiene facultades antidepresivas. Puede ser, pero es fácil suponer que basta para conseguir tal efecto la íntima satisfacción que produce el saborear algo que nos encanta; y, 'sensu contrario', resulta depresivo, o al menos deprimente, privarse de un placer así durante un tiempo prolongado. Al menos eso me pasa a mí con el jamón, y nunca he conocido a nadie a quien le hayan recetado paleta de bellota en lugar de Prozac. ¡Ese sí que sería un gran avance de la sanidad pública!

Una terraza para tomar algo muy alternativa

Terraza Antic teatre

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El local cuenta con una terraza interior fantástica, resguardada del calor bajo un enorme árbol, repleta de mesas y bancos y situada justo al lado del Palacio de la Música. El café no es solo eso, sino que también ofrece toda una programación de ciclos audiovisuales, teatro alternativo y espectáculos para los más pequeños.

Un rincón para la calma

Claustro de la Concepción

Entre el bullicio de la calle Aragón y la de Roger de Llúria se esconde un remanso de silencio y sosiego: el Claustro de la Parroquia de la Purísima Concepción. Pero, ¿qué hace una basílica y un claustro góticos en medio del barrio del Eixample? Todo tiene una explicación. Con la expansión de Barcelona a finales del siglo XIX, el templo fue trasladado piedra por piedra hasta su ubicación actual para evitar que fuera derribado. Hoy presenta ligeros cambios al original y algunos desperfectos fruto de la Guerra Civil, pero al menos sigue en pie. Para los que necesiten descansar del tráfico y el estruendo de la ciudad.

El caso es que -y vuelvo al chocolate- suele ser adictivo para los golosos por ser la base, o la capa, de una amplísima gama de postres y dulces.

Pero no tiene por qué ser así necesariamente. De México, de donde nos llegó (al igual que su nombre, 'xocolatl' en lengua nahuatl) nos vinieron también las recetas para consumirlo de las formas más variadas. Y no todas eran dulces. Es imposible eludir en este momento el recuerdo de la inolvidable 'Como agua para chocolate', la novela de Laura Esquivel que luego llevó al cine Alfonso Arau. Deliciosos los dos, libro y filme; auténtico despliegue de sensualidad y sentimientos. Y un homenaje a la mejor cocina mexicana, fuente de las más dulces pasiones.

Allí se componían platos de muy diferente factura que llevaban chocolate como ingrediente principal o como elegante acompañamiento. Y es este último uso del chocolate el que hoy nos va a ocupar.

Como ingrediente de platos salados, el chocolate da muy buenos resultados con guisos de carne. Puede espesar y reforzar el gusto de algunas salsas o puede suavizar o dulcificar el sabor excesivamente agreste, especialmente en el caso de la caza. Todo depende de que empleemos chocolates con más o menos proporción de azúcar. En general, debe valer como regla que sea de la mejor calidad y una alta proporción de cacao; lo que conocemos como chocolate 'negro', aunque hay recetas que emplean variedades con más leche e incluso chocolate 'blanco'.

Pollo al chocolate

- Fieles a nuestra costumbre de cocinillas atrevidos pero prudentes vamos a ensayar nuestra salsa al chocolate con una carne 'manejable'. "Los experimentos, con gaseosa", dice el proverbio culinario; "y con pollo", añado yo. Pero haremos una salsa que bien puede acompañar a carnes de caza, rabo de buey, carrilleras de cerdo o ternera, conejo...

- Empecemos por dorar el pollo -un par de picantones sería lo ideal, para hacernos la idea de que estamos cocinando algo de 'caza menor'- en una cazuela con aceite y después de haberlo pasado por harina. Lo sacamos y en ese mismo aceite rehogamos una cebolla, un puerro, un par de zanahorias y varios dientes de ajo. Podíamos haber macerado la carne con esas mismas verduras, algunas hierbas aromáticas (tomillo, romero...) y cubierto todo con vino. En ese caso haremos la salsa con la marinada.

- Una vez rehogada la verdura añadimos un poco de tomate triturado y (si no se ha utilizado la marinada) un vaso de vino tinto.

- Reducido el vino, vertemos caldo de ave (hecho con una carcasa de pollo y verduras o con media pastilla, para qué nos vamos a liar. Volvemos a meter los picantones en la cazuela, sazonamos y dejamos que se guise todo a medio fuego.

- Cuando la carne esté ya hecha, sacamos los picantones y los colocamos en una fuente.

-Trituramos la salsa (sin las hierbas), la colamos y la vertemos de nuevo en la cazuela, a la que añadiremos dos onzas de chocolate negro troceadas o ralladas. Se cocina durante tres o cuatro minutos para que se disuelva el chocolate y el resultado se vierte sobre los picantones en la fuente.

- Puede acompañarse con un puré de verduras o de zanahoria. Y rematar la comida con un buen postre... que no lleve chocolate. ¿O sí? Depende de lo deprimidos que estemos.

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