Peligroso cuarto de baño
El caso del heredero millonario que confesó su crimen al ir al baño olvidando que llevaba un micrófono demuestra que los retretes son lugares altamente peligrosos
jon uriarte
Sábado, 21 de marzo 2015, 00:09
"Las cámaras y los micrófonos, graban hasta cuando están apagados". Es una máxima en la televisión y la radio que, con frecuencia, se olvida. Y resulta de lo más revelador aquello que se cuenta cuando crees que no te oyen. Lo que nadie imaginaba era que un asesino confesaría sin pretenderlo. Es el caso de Robert Durst, el millonario que desveló ser culpable de varios crímenes. Como sabrán, todo comenzó durante el parón de una entrevista para un documental sobre su vida. Advertiré, aquí y ahora, que estas líneas quieren dejar claro que la clave no está en el micrófono abierto, o no solo, sino en el cuarto de baño. Un lugar más enigmático que los monolitos de Stonehenge o el Triángulo de las Bermudas. Dicho lo cual, regresemos un instante a este caso.
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Durst era el heredero de una de las familias más poderosas de EEUU. Le llamaban 'El gafe', porque moría demasiada gente de su entorno y de manera extraña. Hablamos de su mujer, de una amiga y de un vecino. Había sospechas sobre su implicación, pero ninguna prueba. Hasta que decidió ir al baño y se olvidó de que llevaba un micrófono encima."Ya está. ¿Qué demonios hice? Los maté a todos, por supuesto". Eso es lo que cascó mientras hacía sus necesidades. Y de esta forma tan tonta y escatológica, el secreto guardado durante años, fue desvelado. Era el asesino de tres personas. Tiene 71 años y las asesinó entre 1982 y 2001. Además quiso matar a su hermano porque se quedó con el negocio familiar. Un angelito. Su confesión se produjo en un parón de un documental de la cadena HBO llamado 'La Maldición: La vida y muertes de Robert Durst'. Pero lo que nadie cuenta es que la clave está en el baño.
La prueba de fuego para una pareja es el momento en que lo compartes. Ver a tu pareja con la ropa interior en los tobillos y sentada en el trono es una prueba que solo pasan los elegidos. Y no es la última. Que levante el dedo el hombre que no haya mantenido una grave discusión por salpicaduras o el subir y bajar de la tapa. De hecho, y no miro a nadie, muchos han optado por la micción sentada. Todo sea por la paz. Porque el baño, no pregunten la razón, genera peligrosos arrebatos de sinceridad. En Eyes Wide Shut, Nicole Kidman vacía vejiga mientras Tom Cruise se acicala. Pero, poco a poco, arranca una discusión que desencadenará una crisis entre ambos y los posteriores acontecimientos. Añadamos a esto la 'relatividad del tiempo'. No es el mismo para el que está dentro, que para el de fuera. El Hotel Timberline, situado en las montañas de Oregon. escenario de 'El Resplandor' cuenta hasta con laberinto. Pero debe tener un solo baño. Porque Nicholson lo tira a hachazos para entrar en él. Cosas de la próstata. En 'Arma Letal 2' una bomba, con contador de tiempo y sensor de movimiento, es colocada en el retrete. El más leve movimiento y Danny Glover acabará por los aires. Mientras, Mel Gibson le intenta salvar. Nunca ha sido mejor utilizada la expresión tirar de la bomba. Lo que nos recuerda que resulta peligroso pasar mucho tiempo en este lugar.
Jeff Bridges es El Nota en 'El Gran Lebowsky'. Y tiene algún problema con el WC. Si se baña le atacan y, si no, le meten la cabeza en el retrete. En Pulp Fiction cada vez que Travolta, es decir Vincent, va a aliviarse pasa algo malo. Thurman sufre una sobredosis, atracan la cafetería en la que desayuna o aparece Willis con una pistola y le da el pasaporte al otro barrio. Es como si cruzar su umbral implique un peligro letal. Que se lo pregunten a Hitchcock. Todos recordamos la escena de la ducha. Pero si 'Psicosis' estuvo a punto de no ser estrenada fue porque incluía una escena en la que Tipi Hedren arroja unos papeles al retrete. 'Psicosis' ofreció la primera tirada de la cadena en una película de Hollywood. Ya habían aparecido inodoros en otras películas, pero ninguno se había descargado. Se montó tal escándalo que pasaron 10 años para que se pudiera ver a un hombre sentado en el váter. Fue en 'Trampa 22' y en 1970. Algo que chocará a quienes convierten el sanitario, que dicen en México, en una sala de lectura con su acumulación de revistas en el bidé o colocan un revistero de lo más completo. Pero pocos contarán con los extras del que aparece en 'El Padrino'. Un revólver tras el depósito de agua del retrete. Aunque no se necesitan balas para que resulte peligroso. En 'Algo pasa con Mary' no hay hombre en planeta que no se vea identificado con Ben Stiller cuando vacía líquidos. En el instante en que se pilla con la cremallera, y acaban 'los platillos encima de la flauta', un escalofrío recorre al espectador. Lo que se confirma que el baño exije concentración.
Lo que le ha sucedido a Robert Durts es que ha visto poco cine. Si existen tantos momentos de tensión rodados en un cuarto de baño por algo será. Visto lo que podría haberle pasado, que le hayan pillado comentando, en voz alta y para sí, que había asesinado a tres personas resulta una minucia. En fin, les dejo que tengo que afeitarme y eso también se hace en el baño. Y con una cuchilla por medio. Lo dicho, no es lugar para cobardes.
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