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Piazza Maggiore de Bolonia.
El 'cuore' de Bolonia

El 'cuore' de Bolonia

La capital italiana late en su Piazza Maggiore. A su alrededor se erige un ramillete de palacios y uno de los símbolos locales, la basílica de San Petronio, que el turista puede admirar en un giro de 360 grados

María Rego

Sábado, 14 de marzo 2015, 16:04

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Los viajes piden calma y tiempo. Para admirar los monumentos que se levantan en el destino elegido, para perderse por sus calles, para disfrutar de las costumbres locales... Pero no siempre se puede salir de casa sin hora de regreso. Bolonia, la capital de la región de Emilia-Romaña, al norte de Italia, cuenta con su propia versión para viajeros a contrarreloj. Su Piazza Maggiore concentra algunos de los edificios y símbolos más representativos de la ciudad que el turista puede ver y fotografiar con sólo girar sobre sí mismo. Historia arquitectónica por sus cuatro costados. Esta vuelta de 360 grados tal vez le sepa a poco al visitante, pero muestra un buen pedazo de la belleza de la urbe donde nació el Nobel 'radiofónico' Guglielmo Marconi.

En esta plaza, agitada a lo largo del día y luminosa durante la noche, confluyen varias calles de pasado medieval. Al final de una de las arterias principales de la ciudad, Via dell'Indipendenza, se puede ver ya uno de los símbolos locales que se levanta sobre este epicentro de la vida boloñesa: la fontana del Nettuno. En realidad, se ubica en la plaza contigua Nettuno cuyo empedrado suelo continúa por la Piazza Maggiore. A la figura en bronce del rey de los mares -rematada a mediados del siglo XVI por el escultor Juan de Bolonia- se la conoce por sus dimensiones como 'Il gigante' y la leyenda cuenta que los estudiantes que buscan fortuna deben dar dos vueltas en torno a la estatua en el sentido contrario a las agujas del reloj.

A un lado de Neptuno se asoma el palazzo Re Enzo, bautizado así por el monarca homónimo que residió y falleció en el edificio poco después de su construcción en el siglo XIII. Al otro, se encuentra la biblioteca pública Salaborsa, inaugurada en 2001 y frecuentada por lectores de todas las edades. Los autóctonos entran por sus fondos bibliográficos y sus múltiples actividades -desde exposiciones a conferencias y visitas guiadas- y los foráneos llegan atraídos por su aspecto de fortaleza. En su interior descubren el antiguo lucernario sobre un amplio patio, de casi 400 metros cuadrados en torno al que se distribuyen los diferentes pisos, cuyo suelo acristalado deja ver los restos encontrados en las excavaciones que muestran el pasado de una ciudad de origen etrusco.

Susurros en el 'voltone'

Esta joya, tanto por el contenido como por el continente, que sirvió de jardín botánico, espacio para combates de boxeo u oficina de correos, se halla anexa al palazzo d'Accursio. Allí se asienta el Ayuntamiento de Bolonia (Comunale), se conservan exquisitas pinturas en sus pasillos y se abren salas cargadas de historia. El edificio construido en la Piazza Maggiore hace casi siete siglos y coronado por el reloj de la torre d'Accursio -el apellido del jurista que lo convirtió inicialmente en su hogar- es el resultado de una suma de varios inmuebles ejecutada con el paso del tiempo para albergar diferentes servicios. En diagonal desde la entrada a la sede municipal aparece el palazzo del Podestà cuya fachada románica, que tomó forma en torno a 1200, fue renovada 200 años después fiel a un espíritu renacentista. Su parte inferior permanece decorada por centenares de azulejos con motivos florales. Y hay que mirar uno por uno porque todos son diferentes. El arco (el 'voltone') que lo separa del palazzo del Capitano del Popolo esconde uno de los secretos de la ciudad: un curioso efecto acústico permite a los transeúntes comunicarse entre sí en voz baja, entre susurros, desde los ángulos opuestos de esta pieza.

La majestuosidad de la Piazza Maggiore, que en verano se transforma en cine al aire libre, se completa con otro par de palacios: Dei Banchi y Dei Notai. El primero fue ocupado por banqueros entre los siglos XV y XVI y hoy alberga en su galería -de aquí parte uno de los pórticos de mayor fama en la urbe, 'Il Pavaglione'- tiendas de las marcas más lujosas. El segundo funcionó como sociedad de los notarios. Pero si hay una protagonista en esta plaza es la basílica de San Petronio, patrón de los boloñeses, que comenzó a levantarse en 1390 -la decoración de la nave central terminó 300 años más tarde- con la frustrada intención de que el templo sobrepasara en tamaño a la romana San Pedro. Aun así, este templo (132 metros de largo por 60 de ancho y una altura de 45 metros para la cúpula que imponen) fue referencia durante siglos al ser escogido, por ejemplo, para la coronación de Carlos V o acoger los restos de Elisa Bonaparte, hermana de Napoleón.

Bolonia continúa más allá de las 'fronteras' de esta céntrica plaza, pero la panorámica acaba aquí. El viajero a contrarreloj puede seguir con su 'tour'.

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