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El servicio de atención a la infancia y adolescencia Zeuk Esan, del Gobierno vasco, recibió 2.197 consultas en 2024, el máximo en los últimos ... doce años y 572 más que en el ejercicio anterior. La mayoría de usuarios son menores (de ellos, el 60% son chicas) aunque también acuden adultos (padres, madres, profesores, tutores...). «Todos podemos detectar situaciones de desprotección en los menores que nos rodean», ha señalado este martes la consejera de Bienestar, Reto Demográfico y Juventud, Nerea Melgosa, en la presentación del informe de actividad de 2024.
En el fondo, Zeuk Esan es un gabinete de atención psicoeducativa. Cuenta con un teléfono gratuito (el número es el 116111) y también se puede contactar por redes sociales, correo electrónico... siempre de forma anónima. Se puso en marcha en 2010 y desde hace un año funciona las 24 horas del día todos los días del año. Sus responsables han relacionado el aumento en el número de consultas con una mayor difusión del servicio. El Gobierno vasco ha realizado charlas en centros educativos y ha realizado campañas de difusión.
Zeuk Esan cuenta con siete trabajadores que son, sobre todo, psicólogos y educadores con experiencia en servicios presenciales de atención psicológica o pedagógica. Cuando un menor llama, lo primero que hacen los profesionales es intentar calmar su ansiedad. Luego se le escucha y atiende y, en caso de que sea necesario, se le deriva a un servicio de atención psicológica presencial.
Según ha explicado Kepa Torrealdea, técnico de Agintzari, que da servicio a Zeuk Esan, existe un amplio abanico de motivos por los que los menores recurren al servicio. Sin embargo, «una de las temáticas más poderosas la necesidad que tienen de hablar», ha señalado el experto. Muchos adolescentes «tienen pocas personas en su entorno cercano con quien compartir sus vivencias». En otras ocasiones «no saben lo que sucede en su cabeza y necesitan que alguien le ponga palabras», ha incidido Melgosa.
De hecho, cuatro de cada diez consultas realizadas por menores estaban relacionadas con malestar psicológico (ansiedad, depresión, soledad, tristeza...). Otro 14% tienen que ver con acoso por parte de compañeros (insultos, violencia física, aislamiento...) y el resto tienen su origen en las relaciones familiares (por ejemplo, «poco amor» por parte de los padres), en dudas o preocupaciones sobre la sexualidad o denuncias por violencia de género.
«La violencia contra menores y adolescentes es una violencia contra los derechos humanos. Es un ataque directo a uno de los colectivos más desprotegidos de nuestra sociedad: los niños y las niñas. Este tipo de violencia además erosiona, mitiga y rompe proyectos de vida de personas inocentes», ha subrayado Melgosa.
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