«Las dos señoras se dejaron las uñas para liberar mi brazo de las puertas del metro»
Una vecina de Getxo agradece al conductor y a los pasajeros la ayuda recibida en Moyúa al quedar atrapada por «un error garrafal» que ella mismo cometió
Josu García
Sábado, 16 de febrero 2019, 00:30
La de Gema Gómez es una historia de agradecimiento. «Siempre vemos lo malo, lo negativo de la sociedad, pero creo que hay que poner en ... valor a los ciudadanos que actúan de manera cívica y valerosa», afirma. El pasado miércoles, sobre las 20.00 horas, esta mujer vio con estupor cómo las puertas del metro atrapaban su brazo derecho en la estación de Moyúa. Sintió «miedo». Por momentos pensó que podría perder la extremidad. Pero el relato tiene un final feliz gracias a varios de los pasajeros y al maquinista. «No tengo palabras para mostrarles mi gratitud».
Todo sucedió cuando Gema, una madrileña de nacimiento que vino a Bizkaia hace casi dos décadas por amor, vio en Moyúa como la unidad que la tenía que devolver a casa estaba a punto de salir. «Le dije a mi hija de 12 años:'Corre Sofía, que nos da tiempo'», recuerda. Bajaron las escaleras a la carrera y la madre logró introducirse en el vagón. Cuando las señales acústicas de advertencia estaban ya sonando, la getxotarra sacó el brazo. Las puertas entonces se cerraron y su extremidad quedó atrapada. «Fue una imprudencia, un error garrafal. Lo hice por instinto, sin pensar. Fue culpa mía».
Dos pasajeras empujaron la puerta, mientras varios viajeros más corrían a avisar al maquinista
El incidente duró un suspiro, pero Gema confiesa que pasaron muchas cosas por su cabeza en esos instantes. Me acordé de algunos casos de niños que habían perdido su brazo en ascensores cuando yo era pequeña. También estaba preocupada por mi hija, que se quedó en el andén, sin poder entrar...».
En ese estado de temor y nerviosismo, la reacción de los pasajeros fue inmejorable. «Todo el mundo colaboró. Dentro del tren, dos señoras que estaban a mi lado se apresuraron a intentar abrir la puerta. Se dejaron las uñas empujando... Luego varias personas echaron a correr por el andén hacia el conductor», cuenta. «El maquinista actuó con gran profesionalidad. Yo creo que se percató desde el primer momento por el retrovisor y por eso no arrancó».
Metro Bilbao recuerda que, por seguridad, el tren no arranca si las puertas no están del todo cerradas
Whatsapp tranquilizador
Finalmente, la mujer vio cómo su brazo resultaba liberado gracias al empuje y empeño de sus rescatadoras. Ya sin obstáculos, la puerta se cerró totalmente y el metro siguió su camino con normalidad. En la siguiente estación, la getxotarra se apeó, no sin antes pedir perdón y agradecer a los viajeros su actuación. «Les di las gracias a voz en grito y desde aquí quiero volver a mostrarles mi gratitud», añade. «También corrí para hablar con el maquinista, pero no me dio tiempo, así que aprovecho para decirle gracias».
El brazo no sufrió daños, sólo una leve hinchazón. Ya sólo le quedaba reunirse con Sofía. Ylo hizo después de recibir un mensaje tranquilizador vía whatsapp. «A mi hija también le ayudó un señor mayor, que se ofreció a dejarle un teléfono móvil». Desde Metro Bilbao recuerdan que es peligroso entrar al tren cuando las señales acústicas están ya sonando. Aún así, apuntan que, por seguridad, los convoyes no arrancan si las puertas no están del todo cerradas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión