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«Se procurará que la ropa no deje al descubierto ningún tatuaje». La instrucción 70 de la normativa sobre imagen corporativa de la Ertzaintza aprobada en 2011, no puede ser más clara. Recomienda que los grabados en la piel no sean visibles bajo el uniforme. ... Respecto a los 'piercings', resulta aún más taxativa. «No se llevarán» porque «pueden constituir un riesgo físico» tanto para la ciudadanía como para los propios agentes. Sin embargo, esta norma no se cumple, pese a lo cual no se ha llegado a expedientar a nadie por no respetarla. Todos hemos visto a ertzainas con 'tatoos', pendientes, rastas y pins en el uniforme.
Este tipo de estética, además, cada vez es más habitual en las últimas promociones, un reflejo de la propia sociedad vasca. La instrucción también aconseja esmerar el cuidado personal» como representantes de la Ley y agentes de autoridad, usar maquillaje «discreto», llevar el cabello «limpio y recogido», y a los hombres, que vayan afeitados o con la barba o bigote «recortados».
Pues bien, el consejero de Seguridad, Bingen Zupiria, en una respuesta parlamentaria a Bildu, anuncia que «se está estudiando» la «viabilidad jurídica» de controlar los tatuajes que llevan los policías, tal como ya han hecho, por ejemplo, los Mossos d'Esquadra, en Cataluña, o el Ejército, que llegó a expulsar a dos aspirantes por llevar motivos ultras de los skinhead y de grupos radicales del fútbol.
Julen Arzuaga le había preguntado a Zupiria si dado que no se respeta, el Departamento de Seguridad se plantea modificar la instrucción. «¿Existe en la Academia de Arkaute o en el propio cuerpo algún filtro para excluir del proceso selectivo a los candidatos con tatuajes con simbología de extrema derecha?», cuestionó el entonces parlamentario, Ycitó esos cuerpos mencionados, donde se considera «una causa de descarte inmediato». El representante de Bildu quiere saber si «están obligados a declarar las imágenes (en su piel) y el significado de las mismas».
Para los sindicatos consultados por este periódico, sería «crear un problema donde no lo hay» y se plantean «quién determinaría que un tatuaje es político. ¿Una cruz gamada o una esvástica no se puede llevar y la arrano beltza, sí?». «Mi cuerpo es mío y no pueden meterse en cómo lo lleve. Vivimos en un país democrático y tenemos derecho a ponernos lo que nos dé la gana, siempre que no vayamos desaliñados. El problema de seguridad puede ser mío porque tatuado soy más fácil de identificar», sentencia un representante. Además, tradicionalmente, «los agentes camuflados han utilizado este tipo de estética para pasar desapercibidos en determinados ámbitos delincuenciales».
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