¿Cómo encontrar empleo a partir de los 45 con ERTEs, cierres y despidos por el virus?

«Hice la formación donde te explican los productos y el material adecuado para limpiar cada superficie. Hay una parte teórica y lo bueno es que el programa tenía prácticas aseguradas, que fueron en el Palacio Euskalduna. Allí estaban contentos conmigo. En el Arriaga empecé el 18 de agosto, un martes. Se estrenaba el musical de Mecano, andaba todo el mundo a la carrera», recuerda.

Durante 19 años Iñaki Arrizabalaga trabajó colocando pladur. «El negocio fue bajando hasta que me di cuenta que no había futuro. Yo era autónomo y no tenía paro así que, cuando me hablaron de este programa, como había un tiempo remunerado, me atreví a dejarlo». Nadie podía prever lo que sucedería pocas semanas después. «Llega el 14 de marzo y se para todo. Pensaba que serían un par de semanas pero, al alargarse el confinamiento, me entró un agobio enorme. No me puede pasar esto, decía. Estaba viviendo en casa de mis padres. Necesitaba el certificado para trabajar». En el área foral de Empleo, Inclusión Social e Igualdad se dieron cuenta de la situación y adaptaron los itinerarios, modificaron varios decretos y viraron a una modalidad online para mantener los cursos. Fue un salvavidas para Arrizabalaga, y muchos como él, que corrían el riesgo de quedarse en el limbo. 144 personas han terminado ya su itinerario y serán 849 cuando acabe el programa, dotado con 2,3 millones de euros por el área de Teresa Laespada.

«Me encargo del hall, los despachos y el patio de butacas que se pasa también con aspiradora. Tengo un contrato de tres meses y me han dicho que, mientras haya trabajo, tienen intención de contar conmigo. Estoy muy contento aquí», cuenta Arrizabalaga una vez superado el susto. «He estado toda la vida trabajando y lo que quiero es seguir. De joven estuve dos años en una imprenta en Bruselas», cuenta.

Susana del Río trabaja en Bombardier gracias al mismo plan foral Lanberri. Si el caso anterior lo gestionó la Fundación Integrando, en el suyo fue el Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales. Del Río, de 46 años, es perito y estaba en paro desde diciembre. «Claro que impresiona quedarse en paro y claro que la edad importa. Las cosas están muy difíciles para todos. El mercado está muy mal», reconoce. Haber logrado un puesto similar al que ocupaba en su empresa anterior «es una gran noticia». «Me encargo de comprar el material necesario para las piezas de los trenes, que luego se fabrican en Bombardier», explica. Empezó el 17 de agosto con un contrato temporal y «la verdad es que estoy muy contenta. Es una gran oportunidad».

En su caso, la formación no se detuvo ni unas horas. «Los profesores del curso, como trabajan en empresas del sector, nos trasladaron que en breve tendríamos que parar la parte presencial. Lo fueron preparando. Un viernes acabamos la formación presencial -el sábado fue el estado de alarma- y el lunes ya estábamos con las clases online», celebra. En el Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales «había mas candidatos que plazas para el curso» y ella agradece una oportunidad que no ha desaprovechado. Los dos son la prueba de que se puede encontrar empleo en medio de la pandemia.