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Recepción de San Ignacio en la Diputación foral de Bizkaia

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Recepción de San Ignacio en la Diputación foral de Bizkaia Luis Ángel Gómez

Una recepción de San Ignacio para reconectar con Bizkaia

Medio millar de invitados han asistido al primer acto público de Elixabete Etxanobe como diputada general

Jueves, 27 de julio 2023, 17:26

Bizkaia es una tierra de costumbres. Ya pueden pasar los años y cambiar los gobiernos, que la tradición de San Ignacio sigue fiel a sí misma. Inmutable con el paso de los años, uno entra al Palacio foral y comienza a escuchar los txistus que acompasan la llegada del medio millar de invitados relacionados con el mundo político, empresarial y cultural vizcaíno.

A la música tradicional le acompañan unos ujieres con vestimentas de antaño, que haciendo guardia en la escalinata que retrotraen al siglo XVIII en el que fue construido el palacio. El primer invitado en llegar ha sido Juan Otermin, portavoz socialista en las Juntas durante la pasada legislatura. Después, el resto ha ido llegando en un goteo que aumentaba su intensidad conforme se acercaba el discurso de la nueva diptuada general (13.00). Y, conforme los invitados desafiaban las leyes de la física para entrar en la sala, llegaba el calor que siempre acompaña a esta cita.

Con el abanico foral corporativo en mano, cada uno ha aguantado el bochorno como ha podido. Los expresidentes del Athletic, Fernando García Macua, José Julián Lertxundi y Fernando Lamikiz, acompañados del empresario José María Vázquez Eguskiza, aguardaban en la entrada del salón en un corrillo. «Nos invitan todos los años y tenemos la costumbre de venir. No lo tomamos como una rendición de cuentas, sino como un momento en el que tomar el pulso a Bizkaia», explicaba este último.

Mientras, el salón se llenaba de personalidades tan dispares que en otras circunstancias sería imposible imaginarlas compartiendo espacio. Desde Andoni Ortuzar hasta Oscar Seoane, presidente de la asociación vizcaína de Síndrome de Down, o Jone Magdaleno, medalla de oro de taekwondo abarrotaban un espacio en el que era difícil imaginar que entrara alguien más. Hasta que ha llegado Unai Rementeria, el diputado general saliente, quien se ha fundido en un abrazo con Elixabete Etxanobe, que aguardaba en una esquina, a la espera de hacer su entrada triunfal.

Cuando Etxanobe ha aparecido junto al lehendakari Iñigo Urkullu, todos los asistentes han tomado conciencia de que el acto comenzaba de verdad. Y, con el amontonamiento, no quedaba otra que pasar calor. «Este año veo más gente que nunca, será porque la diputada es nueva y la gente quiere conocerla», comentaba Virginia Berasategui, campeona mundial de triatlón, que esperaba junto a Susana Andrés, directora comercial de Laboral Kutxa.

En el momento en el que Etxanobe ha subido al escenario junto a Urkullu y el resto del equipo de Gobierno, el silencio del Palacio foral solo lo ha interrumpido el sonido de los abanicos y un aurresku. Rementeria, José Luis Bilbao y José Alberto Pradera en primera fila, predecesores de Etxanobe en el cargo, simbolizaban el relevo generacional en este primer acto de la diputada general desde la sesión de investidura. Y la corporaciones del Gobierno vasco y el Ayuntamiento de Bilbao el apoyo institucional.

Corrillos dispares

Después del discurso de Etxanobe, para los políticos ha llegado el momento de las fotos. Para el resto, en cambio, el de los vinos y los canapés. Entonces se podían distinguir dos tipos de corrillos. Unos son los homogéneos, los que guardan cierta coherencia temática. Por ejemplo, Kirmen Uribe, que charlaba animadamente con la exdiputada de Cultura y Euskera, Lorea Bilbao. «Vivo en Nueva York todo el año, venir a esta recepción para mi es especial. Es el momento en el que me reencuentro con muchas caras conocidas relacionadas con el mundo de la cultura», cuenta.

En otros de los corrillos, por ejemplo, coincidían la peluquera bilbaína Yolanda Aberasturi con el pintor Jesús Mari Lazkano. «Hablamos de todo, es un día importante para hacer lazos con personas que no conocemos», contaba Aberasturi. Al fondo de la casa, en cambio, estaban Andoni Agirrebeitia, exalcalde de Amorebieta, y Humberto Perea, miembro del Euskadi Buru Batzar.

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