«Salgo a la calle y mi mente no para de leer matrículas»

En 2019 le dieron hasta un premio la Asociación Española de la Carretera (AEC) y un reconocimiento en la academia de Arkaute, a manos del lehendakari Urkullu. Entonces, llevaba recuperados 60 coches en algo más de dos años. «Continué picado y cogí carrerilla». En una misma mañana, siguiendo una «corazonada» en un día libre, llegó a encontrar cuatro coches robados en dos calles de un mismo punto en un barrio de Bilbao, donde vivía un conocido delincuente.

Su fama se ha extendido por la Ertzaintza y muchos compañeros le llaman cuando le roban el turismo a algún familiar o conocido. Recientemente, un ertzaina que estaba de noche le envió un whatsapp a las siete de la mañana informándole de que a un amigo suyo policía local le habían sustraído el coche. «Para las diez de la mañana, antes de que se despertara, ya lo había encontrado. Estaba aún con el motor caliente. Esto no pasa siempre, no suele haber tanta suerte», advierte. «Me dio las gracias».

Jesús utiliza un «método», que ha transmitido en charlas en la comisaría y a los agentes en prácticas que le acompañan. «Uno de las últimas promociones ya ha encontrado dos por su cuenta», se felicita. Consiste en memorizar la serie de letras de la matrícula, aunque no los números, y algún otro detalle como el modelo del coche, color o detalles como «si tiene las llantas negras o cristales tintados». Se fija también en la fecha y el lugar donde fue robado. Cada día, revisa las denuncias y fichas por sustracción de vehículos y lleva en el bolsillo del pantalón del uniforme un «listadito» con todas las matrículas que figuran como desaparecidas, en la actualidad una treintena.

Cuando encuentra uno, si es fuera de su demarcación y no está trabajando, llama a la comisaría que corresponda e informa para que se desplace hasta allí una patrulla y se haga cargo. «Ahí termina mi trabajo». Como la última vez. Hace unos quince días estaba de vacaciones y fue a hacer unos recados en Leioa cuando se cruzó con un 'Volkswagen T-Roc' blanco que le sonaba. «¿Será o no será? No me puedo quedar con el runrún toda la tarde». Dio la vuelta y le siguió y al ver la matrícula, confirmó su sospecha. «Iba con gente dentro». El coche se metió en una lonja en Trapagaran y él se mantuvo delante hasta que llegaron sus compañeros del turno. El ladrón, que se había llevado el coche con las llaves puestas de un concesionario de Leioa, fue detenido y se le ocupó una pistola. Es de las pocas veces que ha visto al caco dentro del coche, normalmente da con ellos cuando están ya aparcados.

«Y eso que no me dedico plenamente a ello porque en Protección Ciudadana tenemos que asistir a accidentes de tráfico, peleas, violencia de género... Sólo cuando patrullamos, mareo a los compañeros y hacemos kilómetros y damos vueltas y más vueltas. A veces, salimos tarde por eso». Teme que algún día le llamen «pesado», pero «hasta ahora sólo he recibido felicitaciones». Por su experiencia, Jesús conoce varios sitios donde se suelen dejar abandonados los coches.

«Hay ciudadanos que, en su inocencia, siguen dejando las llaves en el contacto en el garaje», advierte. Lo del «cristal roto y el puente hecho de la época del 'Torete' va a menos. Ahora se puede comprar por internet un aparato electrónico que te abre los coches sin dejar marca». Un 'BMW' de alta gama se le escapó una vez delante de unos chalés, pero dos meses después lo volvió a ver en una localidad de la Margen Izquierda. «Llamó a la comisaría y confirmó que seguía robado».

Lo mejor es ver la cara de los dueños. «Me han regalado una botella de vino y me han llegado a ofrecer dinero, pero lo tengo que rechazar. No puedo aceptar prebendas». A él nunca le han robado el coche, y eso que tiene uno de los modelos más golosos para los delincuentes, un 'Seat León' «y lo dejo en la calle». «No descarto que un día tenga que buscar mi propio coche, pero no es la versión potente».