En realidad, desde que se difundió la noticia de la muerte de Edurne, todas las noches y todos los días han sido de homenaje en ... Las Ruedas. Se trataba de una de las figuras más emblemáticas de la Iturribide heavy, uno de esos personajes que sirven de nexo de unión para todos los miembros de la escena, y los metaleros se han abrazado a su recuerdo con la pasión que caracteriza a su cultura: «Ha aparecido gente que hacía años que no venía, ¡alguno hasta treinta!, y me han llamado por teléfono de todas partes. Ayer se presentó un heavy de los de antes con flores en una bolsa y todos los días aparece algo en la puerta. La reacción de cariño ha sido preciosa, abrumadora, ¡me ha reconciliado con el género humano!», explica Gonzalo Etxebarria, que durante muchos años fue su pareja y durante más años aún ha sido su socio al frente del bar, hasta que Edurne se jubiló a finales del año pasado.
Pero el homenaje 'de verdad' llega este miércoles. A partir de las siete, Las Ruedas acogerá una velada para celebrar la vida de Edurne Simón. No hay un programa especial porque no hace falta: allí se hará lo que se ha hecho siempre, la eterna liturgia de tomar unas cervezas y escuchar buena música, solo que esta vez las conversaciones derivarán aún más de lo habitual hacia ese pasado compartido, esa cadena de vivencias y canciones que dan sustancia a la vida. «Esto siempre ha sido un punto de encuentro: aquí se han hecho amigos, parejas... ¡Es una parroquia de la hostia! Y mañana nos juntaremos muchos que no nos vemos hace bastante tiempo. Hay gente que quiere traer tortillas, sándwiches, hasta morcillas», detalla Gonzalo.
'Shadow Play', su favorita de su admirado Rory Gallagher.
«Todos te querían, por algo será»
No les faltarán historias que evocar, porque la biografía de Edurne está ligada estrechamente a la hostelería de Iturribide: para empezar, a partir de los primeros 80, en Los Cencerros; después, en la segunda mitad de la década, en Los Molinos, y ya a partir de 1992 en Las Ruedas, referente del rock duro en esta calle a la vez castiza, canalla y metalera. El propio Gonzalo perfilaba perfectamente a Edurne hace unos días, en conversación con este periódico: «Era una tía muy dura, había que serlo para llevar un bar de Iturribide en los 80 siendo una chavala de metro y medio: al que se pasaba, le arreaba un puñetazo. Siempre ha ido con su verdad por delante: crio a su hijo, se buscó la vida y tiró para adelante. ¡Era una gran mujer!».
Su fallecimiento, a los 67 años, ha conmovido el ánimo de muchísima gente. En internet se han multiplicado estos días los testimonios de afecto por esa mujer que derrochaba carácter, fuerza en estado puro. «Todos te querían, por algo sería», resumía una lectora de EL CORREO. «Para algunos era como una madre, la recuerdo desde mi adolescencia», se dolía otro. «Lo pequeña que era y... ¡qué grande!», añadía un tercero. «Eterna Edurne», sintetizaba uno más. Hasta el escritor Félix G. Modroño compartió que aparece citada en su novela 'La ciudad de la piel de plata'. Este miércoles por la noche, se agolparán los recuerdos y su adorado Rory Gallagher sonará más emocionante que nunca.
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