Un robo ficticio en el Itsasmuseum pone a prueba a alumnos vascos

Diez estudiantes de secundaria investigan la desaparición del Libro de Ordenanzas en una actividad organizada por la Ertzaintza y el Departamento de Educación para acercar la ciencia a las aulas

Lunes, 20 de octubre 2025, 14:24

Los robos de piezas de museo no se limitan al Louvre. Un golpe de similares características ha ocurrido mucho más cerca, en el Itsasmuseum. El ... museo bilbaíno ha amanecido este lunes con un vigilante de seguridad visiblemente desorientado y el histórico Libro de Ordenanzas –una de las piezas más valiosas de su colección–, desaparecido. Así comienza el caso ficticio que están investigando diez alumnos de secundaria de distintos centros de Euskadi. Por un día, estos estudiantes se han puesto en la piel de los especialistas de la Policía Científica de la Ertzaintza. Enfundados en un EPI, con guantes y calzas para no contaminar la escena, han pasado la mañana peinando el museo y sus alrededores en busca de pistas que les ayuden a esclarecer este peculiar robo.

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«Durante unas horas aprenden a preservar una escena del crimen, a recoger evidencias y a documentar todo el proceso de forma rigurosa, metódica y científica», explicaba Patricia Martínez de Musitu, jefa de la Unidad de Policía Científica de la Ertzaintza, antes de comenzar la actividad. Se trata de una iniciativa formativa organizada por la policía en colaboración con el Departamento de Educación, cuyo objetivo es acercar la ciencia y la investigación policial a las aulas.

A la emoción de poder investigar un robo, además, se le han sumado los caprichos de la actualidad. Lo del Louvre parece de película», reflexionaba Martínez de Musitu. La responsable ha aclarado que, como Policía Científica, su labor se limita a la recogida de pruebas. «Es la Unidad de Investigación Criminal la que debe encargarse de resolver el crimen e identificar a los autores», ha precisado. Buscar evidencias fue precisamente el cometido de los alumnos.

El caso comenzaba con pocos detalles y una llamada a la Ertzaintza. La vigilante de seguridad que entraba en el turno de mañana era la que daba la voz de alarma. Su compañero, todavía aturdido, solo recordaba haber salido a buscar un café para llevar antes de perder la memoria. Con aquellos datos en mente los estudiantes han comenzado formular hipótesis y reconstruir los hechos. «Su trabajo consiste en imaginar qué pudo ocurrir a partir de los indicios disponibles», explica uno de los agentes que les ha acompañado en la recogida de muestras.

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Consejos de los veteranos

«Vamos a empezar recorriendo el museo desde la entrada, en línea, buscando cualquier prueba», detallaba Ane, alumna de cuarto de la ESO en Aldapeta María Ikastetxea (Donostia), que hoy ejerce de coordinadora del grupo. Su función es dirigir al equipo y decidir qué evidencias son relevantes y cuáles deben descartarse. Para la investigación, los alumnos han contado con material real de la Policía Científica: linternas, sistemas de recogida de huellas, reactivos para rastrear sangre… «Mientras unos toman la muestra de una huella, otros fotografían su ubicación para poder reconstruir la escena después», explicaba Joane, encargada de la cartografía criminológica.

Durante la mañana, los agentes han ofrecido consejos y orientaciones a los jóvenes investigadores. Una de las recomendaciones más repetidas ha sido seguir el «recorrido natural» que podrían haber seguido los autores del robo, evitando distraerse con huellas situadas en zonas de paso. «El trabajo debe ser meticuloso, especialmente al acercarse a la sala del robo», insistían.

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«Participar en este tipo de proyectos nos permite acercar nuestra labor a la sociedad, despertar vocaciones científicas y poner en valor la importancia de la investigación criminal», destacaban desde la Ertzaintza. «Esperamos que la jornada sea estimulante, interesante y motivadora para todos los participantes. Quién sabe, quizá entre ellos se encuentre algún futuro miembro de la Policía Científica», añadía Martínez de Musitu.

La recogida de pruebas se ha prolongado durante toda la mañana, pero la investigación no termina aquí. En los próximos meses, los alumnos continuarán trabajando el caso en sus centros escolares, compartiendo conclusiones y elaborando hipótesis. El desenlace llegará en junio de 2026, cuando las cinco mejores investigaciones escolares se presenten en la sede de la Policía Científica, donde finalmente se resolverá el misterio del robo del Libro de Ordenanzas.

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