

La Ría inunda de música Bilbao
Histórico. Una multitud vibra con los conciertos que la BBK organizó en las aguas del Nervión, convertidas por un día en el epicentro de la actividad de la ciudad
Le está cogiendo gusto Bilbao a eso de acoger eventos históricos. ¿Y por qué no? La ciudad ha demostrado en innumerables ocasiones estar más que ... preparada para recibir grandes multitudes. Sucedió hace apenas un mes con la final de la Europa League y el desembarco de más de 50.000 ingleses y lo volvió a repetir ayer. Los tres conciertos gratuitos que la Fundación BBK organizó en una plataforma flotante en mitad de la mismísima Ría para celebrar su décimo aniversario consiguieron atraer a cerca de 15.000 personas, según datos del Ayuntamiento. Son 5.000 menos de los que en un primer momento tenía previsto la organización, pero en cualquier caso, una cifra nada desdeñable para los 37 grados que asfixiaban la capital a primera hora de la tarde.
Además, lo que hizo verdaderamente histórico este singular evento no es tanto la cantidad de gente que lo disfrutó, que también, sino que Bilbao volvió a ponerse de cara a la Ría. Bailó y cantó en torno a ella. Porque sí, la dinamización de las aguas del Nervión es una asignatura que aún tiene pendiente Bilbao. Ha habido ideas para convertir la columna vertebral de la ciudad en un eje social y económico. Se ha hablado mucho de implantar negocios hosteleros, crear piscinas naturales, potenciar las actividades deportivas o instalar plataformas flotantes como ya se hace en otras ciudades europeas, pero hasta ahora todo se resumía en ideas y buenas intenciones.
Lo que demostró ayer el evento que propulsó la BBK es que la Ría puede, y debe, ser algo más que las aguas que parten en dos Bilbao. Los conciertos flotantes convirtieron en realidad un anhelo histórico, aunque solo fuera de forma temporal. Y se hizo a lo grande. Como no podía ser de otra manera. Una «bendita bilbainada», como resumió el cantante de Arde Bogotá, uno de los tres grupos invitados a la cita. Las otras dos grandes estrellas protagonistas eran Iñigo Etxezarreta, vocalista de ETS, el grupo euskaldun de moda, y Amaia Romero, la que fuera ganadora de Operación Triunfo en 2017.
Abanicos y cremas de sol

Nadie duda que eran artistas de primer nivel. De esos que llenan conciertos en un abrir y cerrar de ojos. De los que tienes que estar enganchado a las plataformas de compra online para hacerte con una entrada. Pero pese a ello, había cierta expectación sobre cómo se iba a desarrollar una cita que por primera vez iba a subir a tres cantantes a un escenario acuático.
El Ayuntamiento apenas se limitó a comunicar los cortes de las calles. No se organizó ningún dispositivo de seguridad especial, o al menos no se hizo público. La BBK solo aseguró que en el agua habría embarcaciones de la Policía Municipal, la Ertzaintza, bomberos, Salvamento Marítimo y Cruz Roja, entre otros agentes. Tampoco se elaboró una guía de recomendaciones básicas, como suele ocurrir en eventos multitudinarios. De lo único que advirtió el Consistorio fue del sofocante calor que derritió la ciudad. Pidió a la gente que se hidratara y que se resguardara del calor, algo que resultó complicado para quienes querían ver los conciertos desde primera fila. En cualquier caso, es cierto que el bochorno desplazó a cientos de personas, sobre todo familias, hacia El Arenal. Allí las pantallas gigantes colocadas por la entidad bancaria permitieron disfrutar de los conciertos a la sombra. El calor también arrastró a miles de personas a las playas y a los centros comerciales. Era el primer sábado de rebajas y eso también pudo reducir el número de personas que podían haber acudido a ver las actuaciones.
Pero la cita cumplió y con muy buena nota. Un auténtico éxito. Una fiesta por todo lo alto. Pese al sol abrasador, ambas riberas de la Ría terminaron completamente abarrotadas. Los accesos se abrieron pasadas las cinco de la tarde después de realizar los controles policiales necesarios, una hora y cuarto antes de que arrancará la música. Aunque antes ya se podían apreciar largas colas para coger el mejor hueco posible. Había mucha gente joven, adolescentes, pero también familias con hijos, cuadrillas de adultos e incluso jubilados. Es lo que tiene la música. Que no entiende de edades. No faltaron los abanicos, ni las cremas de sol. Tampoco las pistolas de agua. Había que refrescarse, del modo que fuera. Además, la organización colocó varias de fuentes en ambas riberas del Nervión para aliviar las altas temperaturas.
Llegada en barco
Todo transcurrió en perfecto orden de revista y con un buen rollo digno de resaltar. La complejidad no era menor. La plataforma flotante sobre la que actuaron los músicos estaba montada en dos pontonas interconectadas mediante una pasarela con acceso al muelle de Ripa. Un puente que permitió alimentar el sistema de electricidad sin riesgos y sin la utilización de cables submarinos. Los accesos estaban reforzados con doble valla para evitar caídas y los dos puentes, el de El Arenal y El Ayuntamiento, estaban blindados con pantallas para evitar caídas en plena aglomeración. Durante el montaje equipos de amarre y de buceo profesional controlaron la estabilidad de la plataforma, que subió y bajó en función de las mareas. A la complejidad técnica que supone calcular a la perfección la lámina de agua para garantizar una buena visibilidad, se sumó que los conciertos coincidieron con la decimocuarta edición del Bilbao Triatlón, que echó a 700 nadadores a las aguas de la Ría.
Los conciertos arrancaron a las 18.15 horas con la música de Iñigo Etxezarreta, tal y como estaba previsto. Fue en ese momento cuando ambos muelles se abarrotaron de gente, que esperó en zonas de sombra a que la música comenzara. La fiesta se desató con la llegada del cantante de ETS a la plataforma flotante. Lo hizo en barco, al igual que minutos después repetirían Amaia y Arde Bogotá.
Los que mejor pudieron ver los conciertos fueron aquellos que ganaron las cien entradas dobles sorteadas por la BBK. La entidad bancaria les permitió subirse a una de las doce embarcaciones situadas frente a la plataforma flotante. Un lugar privilegiado. También cerca de cincuenta personas subidas a tablas de paddle surf vivieron el concierto a escasos metros de los cantantes. El resto, lo mencionado. A ambos lados del Nervión.
La experiencia fue inigualable. Las pantallas gigantes colocadas en ambos extremos permitieron ver cada movimiento de los artistas y el sistema de sonido diseñado, con seis grupos de delay a ambas orillas, garantizaron que las actuaciones se escucharan con buena calidad desde cualquier punto. De hecho, muchos de los asistentes vivieron los conciertos a través de ellas.

Los tres artistas llegaron al escenario en barco, dando más protagonismo si cabe a la Ría. Los conciertos, de menos de una hora cada uno, navegaron entre el pop y el indie. Los más jóvenes esperaban desde primera hora de la tarde la llegada de Amaia, al igual que otras tantas cuadrillas, que pese a haber visto a ETS en otras fiestas locales no quisieron perdérselo. Fueron quienes colonizaron las primeras filas. Los artistas se limitaron a tocar los temas más populares. Arde Bogotá desató la locura con su canción 'Los perros', mientras que Amaia consiguió ablandar el corazón con su 'Tengo un pensamiento'. También Iñigo Etxezarreta consiguió, como suele ser habitual, que toda una masa corease al unísono su 'Aukera Berriak'.
Además de la escenografía, los accesos y la seguridad, también se tuvo en cuenta la seguridad. Se colocaron dos barreras flotantes, tanto en el puente de El Arenal como en el Ayuntamiento para retener la posible caída de residuos al mar. Para hoy se ha organizado una batida con más de 200 personas, que se encargarán de retirar del agua toda basura que se haya derramado.
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