La revisión del tramo Matiko-Moyua diseñado hace 9 años relanza el proyecto de la Línea 4
El trazado y su coste se actualizarán mientras el Gobierno vasco y la Diputación buscan un pacto para cofinanciar la obra
El trazado de la futura Línea 4 de metro, la que conectará el centro de Bilbao con Rekalde y, en una segunda fase, con Alonsotegi, ... sigue perfilándose a la espera del acuerdo institucional que garantice que el proyecto contará con la financiación necesaria. La idea es que cuando llegue ese momento, si el Gobierno vasco y la Diputación son capaces de solventar las diferencias que mantienen sus representantes sentados en la mesa negociadora desde hace más de un año, los trámites burocráticos previos a la obra se encuentren encauzados. En una fase muy avanzada. Tener el diseño rematado dejaría vía libre para iniciar la construcción del nuevo ramal del metro en cuanto se considere oportuno.
Ese camino es el que ha empezado a recorrer Euskal Trenbide Sarea (ETS). La sociedad pública dependiente de la Consejería de Movilidad Sostenible que se ocupa de ejecutar las infraestructuras ferroviarias del territorio, entre ellas las ampliaciones del metro, acaba de adjudicar a Sener la revisión del tramo Matiko-Moyua de la Línea 4. Es la parte del futuro recorrido más antigua, la que esta misma ingeniería definió entre los años 2016 y 2019. Un lustro después se considera que aquel estudio inicial ha quedado desfasado.
La actualización afecta al propio diseño del recorrido, que partirá desde la estación de Matiko e incluirá paradas en Deusto y el Parque de Doña Casilda antes de llegar a la Plaza Moyua. Debe amoldarse a la nueva situación urbanística de las zonas por las que debe pasar, que algo han variado en este periodo. Tiene que revisarse además el coste estimado de los trabajos, porque los 350 millones previstos por aquel entonces se han quedado cortos con absoluta seguridad, y también hay que ajustar ciertas cuestiones legales.
Toca adaptar el proyecto también a los requerimientos de al menos tres leyes y varios decretos aprobados en la pospandemia por el Parlamento vasco, el Congreso y la Europa relativos a la eficiencia energética, el medio ambiente y la ordenación del sector ferroviario y sus condiciones de seguridad. Las labores de «adecuación» técnica durarán seis meses y requerirán una inversión de 714.000 euros, según la resolución del concurso público a la que la mesa de contratación de ETS dio el visto bueno definitivo el pasado jueves.
La revisión del recorrido Matiko-Moyua no es la primera a la que se somete el proyecto de la Línea 4 durante los últimos meses. En mayo, tal y como desveló también este periódico, el Gobierno vasco inició los trámites para redibujar otro tramo de la futura ruta del suburbano hacia los barrios del sur de Bilbao, el que irá desde Moyua hasta Zabalburu. Está siendo ese un ajuste más o menos sencillo desde el punto de vista técnico pero de hondo calado político: ha supuesto aparcar definitivamente la posibilidad de que la L-4 tuviese su punto de partida en la estación de Abando, planteamiento con el que las instituciones venían trabajando desde comienzos de esta década, para volver al proyecto primigenio de Matiko, que tiene más paradas, es más largo y, obviamente, más caro. Son 60 millones más... a la espera de la actualización de precios relatada anteriormente.
La línea de Feve y Madrid
El aumento de la inversión necesaria, que el Ejecutivo autonómico y el vizcaíno deberían asumir a partes iguales si se mantiene el sistema con el que han sufragado la red de metro, ha sido uno de los puntos de fricción entre ambas administraciones desde que empezaron a debatir sobre el asunto en julio del año pasado. Pero no el principal. A la Diputación le costó aceptar la alternativa de Matiko porque considera que partiendo de Abando la Línea 4 tendría el mismo impacto en la movilidad y la conexión con otros transportes públicos quedaría garantizada. El Gobierno vasco defiende en cambio que en el proyecto para soterrar Abando no se ha dejado espacio suficiente para la L-4 y que las obras del metro no podrían empezar hasta que la nueva terminal esté lista, previsiblemente dentro de unos diez años.
Con todo, el gran escollo para que haya pacto en torno a la financiación de la Línea 4 no es el coste ni su punto de partida, sino por dónde deben empezar las obras y su extensión hacia Alonsotegi. La Diputación está exigiendo en las conversaciones que se garantice que el trazado llegará hasta la puerta de Las Encartaciones, algo que parece no tener claro a tenor de las declaraciones que vienen realizando durante los últimos meses sus principales representantes. La propia diputada general Elixabete Etxanobe expresó sus dudas en una entrevista concedida a EL CORREO en junio.
La cosa es que el Gobierno vasco apuesta por empezar por Matiko e ir poco a poco avanzando hacia Zabalburu, Irala y Rekalde. Después la conexión con Basurto es sencilla porque se utilizaría la actual línea ferroviaria, pero luego empiezan los problemas. Para llegar a Zorroza el Ayuntamiento y el Ministerio de Transportes deben ejecutar primero el soterramiento pactado, y luego está lo de la línea hasta Irauregi, la estación de Alonsotegi.
La ruta que opera Feve está declarada de interés general porque llega hasta Galicia por Asturias, y por eso no fue transferida cuando el Gobierno central traspasó las Cercanías a Euskadi. Puede hacerse, pero Lakua debe presentar antes el proyecto y luego esperar a que en Madrid se autorice el traspaso. Mientras se espera, el Ejecutivo autonómico apuesta por ir desarrollando la parte de la Línea 4 en la que el camino está expedito y no se depende de nadie. La Diputación en cambio cree que la necesidad de 'subirse' al metro «no la tiene el centro de Bilbao» sino los barrios del sur y Las Encartaciones.
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