Las residencias de Bizkaia piden «prudencia» en su desescalada
Trabajadores y familiares reclaman mayores mejoras en los centros, que ven con recelo las salidas de los internos
Las residencias ya no son lo que eran. Básicamente, porque el Covid-19 las ha privado de muchas de sus almas. 20.000 en España, ... donde el virus ha vuelto a hacerse fuerte en cuanto se ha abierto un poco la mano. Casi 300 en Bizkaia. Pero ni siquiera el drama parece haber cambiado en esencia el funcionamiento de unos centros acostumbrados a tener el foco siempre encima. «Todo sigue igual, con muchas carencias, que no se han tenido en cuenta ni antes del coronavirus ni ahora». Lo dicen sus trabajadores. También los familiares de los internos, principales sufridores de una tragedia con consecuencias que costará olvidar. Y lo que es peor, subrayan ambos colectivos, «cada centro va por libre», aunque existe un protocolo común dictado por la Diputación al que deben acogerse los 155 que componen la red, hasta sumar 10.748 plazas en total.
Las residencias vizcaínas avanzan ahora hacia la normalidad amparadas precisamente en una reciente orden foral que autoriza la salida de los usuarios de las instalaciones. Semanas atrás, la Administración también había dado luz verde a las visitas bajo férreos controles que todavía se mantienen, con un familiar por interno, durante una hora, con cita previa y un circuito de entrada a una zona concreta. Algo que puede resultar contradictorio y «no tiene mucho sentido», a juicio de Alberto García Santiuste, director del centro Domusvi Miraflores de Bilbao y miembro de la junta de Gesca, la principal patronal de las residencias en Bizkaia, que aglutina a 28 geriátricos y otros tantos equipamientos de día, con 4.190 plazas.
Aunque admite que la situación que soporta el sector pasa en estos momentos por «un punto de tranquilidad» en el territorio -no hay ningún interno enfermo por Covid-19 y sólo un anciano está hospitalizado-, García Santiuste no olvida la vulnerabilidad del colectivo al que atiende, especialmente expuesto a contagios y rebrotes. Por eso considera que las medidas que se están adoptando para intentar recuperar algo de lo que nos arrebató la pandemia quizá estén yendo «un poco demasiado rápido» en el ámbito de la asistencia a los mayores.
Ante esta situación, los asociados de Gesca se han dirigido por carta al Departamento de Acción Social de la Diputación para que resuelva todas las dudas surgidas en torno a los llamados paseos terapéuticos, autorizados a los residentes desde el 19 de junio, solos o acompañados de profesionales o allegados, con todas las medidas de prevención e higiene, evitando espacios concurridos o cerrados. «Queremos que se nos aclare lo de terapéuticos. Las familias están cumpliendo, pero hay que andar con mucho cuidado, ya lo estamos viendo», apunta García Santiuste.
Controles
«No podemos dejar que un interno salga del centro y regrese horas después sin ningún control», advierte. De hecho, la normativa foral solo contempla la cuarentena para aquellos mayores que retornen a la residencia después de pasar la noche fuera de sus instalaciones, al ser considerados como nuevos ingresos a efectos epidemiológicos.
Ana -nombre ficticio de una gerocultora que trabaja en una conocida residencia de la capital vizcaína- entiende la necesidad que tienen los mayores de salir y estar con sus familiares «después de pasar tanto tiempo confinados», pero tiene muy presentes los riesgos. Conoce de primera mano lo que duele el coronavirus y no quiere revivir las situaciones pasadas «de caos, desprotección y abandono» que siguieron al primer positivo confirmado en su centro, donde han fallecido unos 40 de sus 180 residentes.
«Poco a poco nos fuimos contagiando, trabajadores y ancianos. No estábamos preparados para algo así», confiesa Ana. El modelo de atención «no ha funcionado», lamenta. Y, aunque cree que la experiencia acumulada en los últimos tres meses y el acopio de material en el que ahora están inmersas las residencias puede ayudar a plantar cara al virus si las cosas otra vez se ponen feas, reclama cambios urgentes. «Hace falta más personal, más medios. No queremos volver a pasar miedo a infectarnos y poder contagiar a los nuestros», insiste.
La pandemia ha devuelto a la actualidad un debate antiguo que ahora se ha intensificando precisamente por el miedo. Incide en que el modelo asistencial de cuidados para nuestros mayores ya no sirve, mientras los expertos abogan por estrechar esa colaboración entre los servicios sociales y los sanitarios que tanto se ha echado de menos durante la crisis. «El modelo actual ha caducado», afirma Ander Akarregi, portavoz de ELA en un sector que se ve a sí mismo como «el hermano pobre» del ámbito sanitario, «por las carencias que soporta, que son muchas, y a las que no se ha dado respuesta ni antes ni ahora».
Al rescate de lo privado
El sindicato recuerda que el 95% de las residencias que abren sus puertas en Bizkaia son privadas, y considera que «la gestión de la vida de las personas no puede estar en manos de empresas con intereses mercantiles, que buscan el beneficio y obvian la inversión». Akarregi lamenta que, en el curso de la pandemia, «lo público haya tenido que salir al rescate de lo privado», y que el dinero «pagado religiosamente» por la Diputación por las plazas que tiene concertadas no se haya traducido «en un mejor servicio». «Y el control público, ¿dónde ha estado?», se preguntan desde ELA, que reclama «una reflexión seria para pasar a un modelo más social», con un ratio mínimo de dos horas de atención diaria a cada residente y unas condiciones de trabajo dignas para el personal de los geriátricos. «Sin más recursos humanos, el Covid nos volverá a pasar la misma factura», alertan.
«¿Que cómo están las cosas? ¿Cómo lo ves? Igual o peor. Ahora casi no hay contagios, pero muchos de nuestros mayores ya no están aquí». Iraide Urriz, portavoz de la asociación de familiares Babestu, avisa de que no hay que bajar la guardia, «porque el problema sigue aquí».
Y no aprecia que la angustia desatada por el patógeno haya provocado reacciones. Porque sigue sin ver más personal trabajando en los centros «para que los internos estén mejor cuidados», nuevas medidas de seguridad, como arcos desinfectantes, para blindar su salud y un mayor control por parte de la Administración, que ha dado «manga ancha a las empresas y no hace caso a nuestras reclamaciones», se duele.
Que el sistema «no ha funcionado», dice, es un hecho. Que ya «nadie se acuerda de lo que ha pasado», también. Pero los mayores, subraya, «después de tres meses encerrados», necesitan respirar. Por eso Urriz no ve con malos ojos que puedan volver a pisar la calle. «¿Tú crees que un hijo no va a tener cuidado para que su padre o su madre no se contagie?», lanza.
Protagonistas
Alberto García Santiuste | Gesca
«No tiene sentido autorizar los paseos mientras se mantienen las visitas estrictas»
Ana | Gerocultora
«Hace falta más personal en los centros, más medios. No queremos volver a pasar miedo»
Iraide Urriz | Asociación Babestu
«Las cosas están igual o peor. No hay contagios, pero muchos de nuestros mayores ya no están aquí»
Un centro de Bilbao, el primero en validar su plan contra el virus
Iratxe Landeta quiere poner en valor a los trabajadores del centro que dirige, la residencia Olimpia, que atiende en el bilbaíno barrio de Indautxu a un centenar de internos. Lo hace por el «máster acelerado» que han tenido que cursar en los tres meses de pandemia para plantar cara a un virus que, pese a todo, se coló en el geriátrico. Y porque, «aunque el miedo es libre, nadie ha abandonado».
Lo aprendido «sobre la marcha» ha quedado plasmado en un protocolo de prevención ante el Covid-19 que acaba de recibir el visto bueno de SGS, principal empresa a nivel internacional en el campo de la inspección, certificación y ensayos. El primero que lo logra en España. Así queda confirmada su capacidad para contener al máximo la transmisión y para actuar de forma planificada si se produce. «Nos da tranquilidad a nosotros, a los residentes y a sus familias», destaca Landeta. El protocolo recoge, entre otros aspectos, un análisis de los riesgos asociados al coronavirus y su plan de acción, las medidas para proteger la salud de la plantilla y cómo preservar a los internos.
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