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Jueves, 17 de octubre 2019, 16:43
Nuestro frenético ritmo de consumo tiene un impacto directo y negativo en el medio ambiente. Cada vez generamos más basura y contaminación, lo que acelera el cambio climático. Bajo el lema '3, 2, 1, 0 residuos', la Diputación Foral de Bizkaia pretende concienciar a la ciudadanía de la necesidad de prevenir y reducir la producción de residuos en nuestro territorio. Para ello es fundamental un cambio de actitudes y comportamientos, que transforme nuestros hábitos y pequeñas decisiones del día a día.
En este sentido, es necesario hacer un esfuerzo para disminuir la cantidad de residuos que generamos. Una cantidad que, en el caso de Bizkaia, sumó 676.574 toneladas el año pasado, lo que representa un 1,39% más que en 2017.
Por ello, a la conocida regla de las tres erres de la ecología (reducir, reutilizar y reciclar), que pretende disminuir la cantidad de residuos generados y su impacto, la Diputación Foral de Bizkaia añade una cuarta: reflexionar, que es previa y sobre la que quieren poner el acento. Se trata de atajar el problema desde la raíz evitando producir desechos innecesarios partiendo de esa reflexión. Antes de comprar, hay que preguntarse si realmente necesitamos ese producto, si está hecho con materiales reutilizables y reciclables... Hacer esa reflexión contribuye a tirar menos basura, ahorrar dinero y hacer un consumo más responsable para alcanzar la sostenibilidad y cuidar el planeta.
El actual modelo de producción y gestión de bienes y servicios, que busca potenciar un consumo a corto plazo, está llevando al planeta a una situación insostenible. Este sistema lineal de nuestra economía (extracción, fabricación, utilización y eliminación) ha alcanzado su límite y su lugar está siendo ocupado por la economía circular, que supone una sustancial mejora tanto para las empresas como para los consumidores. Este sistema de aprovechamiento de recursos se preocupa por los aspectos ambientales, económicos y sociales y consigue convertir nuestros residuos en materias primas. Las empresas que han puesto en práctica este modelo están comprobando que reutilizar los recursos resulta mucho más rentable que crearlos desde cero. Como consecuencia, disminuyen las emisiones de CO2 y el vertido de aguas residuales y los costes de producción se reducen, de manera que el precio de venta también se ve rebajado, beneficiando así al consumidor.
La economía circular propone, en muchos casos, sustituir la venta de productos por un sistema de alquiler de bienes y privilegia el uso frente a la posesión y la venta de un servicio o un bien.
Todo son ventajas. Además de los beneficios ambientales, esta actividad emergente es creadora de riqueza y empleo local y no deslocalizable. Según los últimos datos ofrecidos por el Gobierno Vasco, en Euskadi más de 18.000 puestos de trabajo están relacionados con la economía circular, lo que supone actualmente el 1,12% del PIB, con unos ingresos anuales de 764 millones de euros.
En Bizkaia no faltan ejemplos de buenas prácticas para avanzar hacia una sociedad más sostenible. Como Zamudio, cuyo ayuntamiento está implantando un proyecto pionero para que los vecinos y las empresas paguen en función de los desechos que generen, penalizando a quien menos recicle. Para ello, los contenedores solamente pueden abrirse con una tarjeta ciudadana, por lo que el consistorio puede llevar el control de lo que tira cada familia, como ya hacen de forma similar en Oslo y Bergen (Noruega) o Seveso (Italia).
Reflexionar: Antes de comprar un producto, piensa si de verdad lo necesitas, si puedes prescindir de él o puedes optar por compartirlo con otra persona o alquilarlo.
Reducir: Todo aquello que compres tarde o temprano terminará generando un residuo. Para minimizar su impacto medioambiental, lleva siempre bolsas reutilizables, compra frutas y verduras sin envasar, rechaza las facturas en papel, opta por los tamaños familiares...
Reutilizar: Consiste en dar una nueva oportunidad a los objetos. Dona aquello que no necesites pero pueda ser útil para otras personas, acude a tiendas de segunda mano y aprovecha envases como latas de aluminio como portalápices.
Reciclar: De lo que ya no te sirve se pueden obtener materias primas. Aprovechar los materiales que se encuentran en los residuos se traduce en menos consumo de recursos naturales y menos emisión de CO2.
Caminamos hacia una Bizkaia más verde. La sociedad ha demostrado su firme compromiso con el reciclaje. Los datos de 2018 arrojan resultados positivos: se ha reducido la recogida en masa (basura sin clasificar), que suma 352.729 toneladas (2.634 menos que en 2017), porque la ciudadanía cada vez separa más sus residuos. Por fracciones/contenedores, el mayor incremento en la cantidad recogida se ha producido en el de papel-cartón, con 90.238 toneladas (5.292 más que el año anterior). Por detrás se sitúan el vidrio, con 26.484 toneladas (frente a las 25.655 de 2017) y los envases ligeros, con 18.100 toneladas (1.187 toneladas más que en 2017). Además, ha aumentado la recogida selectiva de residuo orgánico, que suma 10.729 toneladas (un 1,77% frente al 1,35% de 2017), gracias a que el quinto contenedor ya está presente en 92 municipios vizcaínos. Con todo ello, la tasa de recogida selectiva para reciclaje alcanza el 49,81%, lo que supone situarse en el umbral de cumplimiento del 50% marcado por los objetivos del Gobierno Vasco y la Unión Europea para 2020. El porcentaje de los residuos que llegan sin tratar al vertedero ha pasado del 1,88% en 2017 al 0,67% del pasado ejercicio.
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