Un camarero sirve vino a los comensales en un restaurante. rafa gutiérrez

«Recomendar que el alcohol se retire del menú del día es una ocurrencia»

Hosteleros y clientes se oponen a la medida y creen que se trata de un ataque del Gobierno a la «libertad personal y de empresa»

Jueves, 28 de abril 2022, 00:43

El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, en el que están representadas todas las comunidades autónomas, aprobó ayer la nueva Estrategia en Salud Cardiovascular, que pretende, en resumen, promover los hábitos de vida saludables para reducir las muertes por enfermedades del corazón, la principal causa de deceso en España. Y entre las iniciativas para conseguirlo está reducir el consumo de alcohol, para lo que las comunidades se comprometieron a «colaborar» con los establecimientos de restauración a fin de promover la dieta saludable sin alcohol. En otras palabras, la idea es recomendar a los hosteleros que retiren el vino y la cerveza de los menús para que la población que quiera acompañar los platos con una caña o una copa tenga que pagarlas aparte y así se reduzca el consumo.

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Hosteleros

Opinan que no se reduciría la ingesta entre la clientela porque la mayoría lo pediría aparte

El ministerio aclaró que la estrategia no contempla ninguna prohibición, pero aun así la propuesta no cuajó entre los hosteleros. Y menos aún entre la clientela. Ambos la tildaron de «otra ocurrencia» y de «un nuevo ataque a la libertad individual y de empresa» por parte del Gobierno. En las barras no se hablaba ayer de otra cosa. En el Baden Baden de la Gran Vía de Bilbao, el menú incluye agua, vino, una caña o un refresco, y Alberto Carmona, uno de los trabajadores, apuntó que varios locales solo ofrecen agua y ya cobran hasta la gaseosa aparte. Pero cree que, de implantarse, la medida no reduciría el consumo de alcohol. «Quien quiera beber vino con la comida, lo pediría aparte. La mayoría lo seguirían tomando», dijo.

Juan Carlos Gómez Leibar, de 65 años, lleva casi cuatro décadas al mando del restaurante Farketa 56 de Rodríguez Arias, donde ofrecen también un menú diario en el que se incluye vino de reserva. Opina que la recomendación «es otra bobada. Quien quiera beber lo hará esté o no dentro del menú». Sostuvo, además, que se está perpetuando el perjuicio a la hostelería, que no termina de recuperar a toda la clientela por el miedo que aún tienen muchas personas, sobre todo los más veteranos, en un momento en el que se acaban otros apoyos. «El día 1 de mayo tengo que tener quitada la terraza que puse hace un año, justo cuando empieza el buen tiempo», dijo.

Clientes

Creen que se «criminaliza» el consumo de alcohol y que no se pone el foco en las «drogas de farmacia»

«Coacción social»

La clientela, por su parte, denuncia una criminalización del consumo del alcohol y que no se ponga tanto el foco «en las drogas de farmacia». «Dicen que el alcohol es cancerígeno, pero evitar mi posible cáncer es solo mi problema. Como si bebo aguarrás. Entra dentro de la libertad humana», apuntó Luis Ignacio Sarmiento, un bilbaíno de 67 años.

«Yo llego a casa después de trabajar todo el día en una zanja, me ducho, me bebo una cerveza y duermo como un lirón. Es mucho más sano que los psicofármacos que ahora toma tanta gente para el insomnio o la depresión, y que los conservantes y otras sustancias que tienen los alimentos. Lo que tenían que hacer es ponernos cosechero en el menú, que tenemos La Rioja al lado», apuntaba Mikel Abascal.

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En María Díaz de Haro, tres comensales criticaban que se trata de una «medida de coacción social, fruto de una política de lavado de imagen», decía Ignacio, uno de ellos. «Se meten con el alcohol, pero la mitad de la gente toma metralla de farmacia. Y en Francia y Alemania beben mucho más que nosotros».

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